Salí disparado del baño y me senté en mi cama, mi boca seca y mis manos temblando. Quería gritar, pero cerré mis ojos y me obligué a respirar. Carol estaba muerta. No estaba en mi baño, y no había nada de qué estar asustado. Mi mente me estaba jugando trucos. Iba ir a una fiesta esta noche, y necesitaba vestirme.
Hice mi camino de vuelta al espejo detrás de la puerta de mi habitación, pero me detuve. No había nada allí. Sólo era el estrés postraumático.
¿Pero por qué arriesgarse?. Saque una camisa blanca de vestir con mangas cortas de mi armario y me la puse lo más rápido que pude.
Anduve por el pasillo de vuelta a la habitación de mis padres. –¿Mamá? –pregunté, metiendo la cabeza en la puerta. Ella estaba sentada en su cama, con las piernas cruzadas, mientras tecleaba en su portátil. Levantó la mirada. –¿ Puedes ayudarme con la corbata? –Le pregunté.
Su sonrisa no podría haber sido más entusiasta. Me hizo pasar y me sentó en una silla frente a la cómoda. Me alejé del espejo, sólo por si acaso.
Cuando terminó, me dijo que me mirara al espejo.
Le sonreí, lo exactamente opuesto a mi reacción interna. –quedó perfecta –dije, y la besé en la mejilla antes de dejar la habitación.
–Te ves muy apuesto. –dijo mi madre detrás de mí.
Le sonreí. –Gracias.
–De nada. Te amo cariño.
Asentí, y volví a mi habitación. Una mirada al reloj me dijo que sólo tenía cinco minutos antes de que Dylan tuviera que irse para encontrar su pequeña nerd. Me deslicé en los zapatos que mi madre me había dado. Eran ligeramente más apretados pero ignoré eso y, balanceándome mayormente sobre la punta de mis pies, caminé hacia el vestíbulo. Me encontré con Meg que se dirigía a su habitación.
–¡Oh, Dios mío!. ¡Dylan!. ¡Tienes que ver a Zhan!.
Sonrojándome furiosamente, la empujé al pasarla y me detuve en la puerta principal, queriendo lanzarme a abrir y esperar en el auto por mi hermano mayor. Pero él tenía las llaves.
Dylan se materializó en el pasillo en un traje de paño con su cabello peinado hacia atrás y de aspecto húmedo, y mi madre apareció poco después. Se pararon allí y me miraron fijamente por mucho más tiempo del que era necesario mientras yo me ponía nervioso, fingiendo aburrimiento para ocultar mi vergüenza.
Finalmente, Dylan habló. –Wow, Zhan. Te ves como… te ves como… –Su cara se arrugó mientras buscaba las palabras.
Una mirada pasó sobre la cara de mi madre, pero se desvaneció antes de que pudiera interpretarla. –Como un modelo –dijo mamá brillantemente.–Uh, iba a decir un Playboy. –Le lancé a Dylan una mirada de veneno puro. –Pero, seguro.
–No es así, Dylan. Déjalo –El chico dorado fue regañado. Sonreí.
–Te ves muy guapo, Zhan. Dylan, –dijo mi madre, y se giró para verlo a los ojos. –Cuídalo. No lo dejes fuera de tu vista.
Él levantó una mano en saludo. –Sí, señora.
Una vez estuvimos en el auto, Dylan puso algo de música coreana. Sabía que no era un fanático.
–¿Puedo cambiarlo? –pregunté.
–No.
Lo miré, pero me ignoró mientras salía de la entrada. No hablamos hasta que alcanzamos la autopista.
–¿Entonces quién se supone que eres, de cualquier manera? –Le pregunté mientras nos alineábamos detrás de la masa de autos, parando y eludiendo el tráfico.
–Bruce Wayne*.
–Ja.
–Lo siento, por cierto. –Se detuvo, todavía observando el camino. –Por no decirte sobre el caso.
No dije nada.
–Mamá me pidió que no lo hiciera.
Miré directo al frente. –Así que naturalmente, escuchaste.
–Ella creyó que estaba haciendo lo correcto.
–Me gustaría que lo dejara.
Dylan se encogió de hombros, y estuvimos en silencio por el resto del viaje. Era realmente cautivador. Las luces de neón iluminaban los edificios, algunos elegantes y algunos llamativos. Drag queens brillaban en las aceras junto a otras personas con poca ropa. Aparcar era imposible, pero eventualmente encontramos un espacio cerca del club y pagamos una cantidad obscena de dinero por el privilegio. Mientras salía del auto, mis pies crujieron sobre el vidrio roto que cubría el pavimento.
Caminé detrás de Dylan lenta y cuidadosamente, sabiendo que un paso en falso me enviaría a toda velocidad hacia el vidrio y cigarrillos que llenaban el concreto, de ese modo arruinando mi excursión adolescente normal.
Nos detuvimos en la línea y esperamos nuestro turno. Cuando alcanzamos el estereotipo de portero musculoso, le entregamos nuestro dinero del precio de la entrada y él estampó nuestras manos sin ceremonia. Dylan yo pasamos la cuerda hacia el club y me di cuenta que su confianza se había adelgazado un poco. En nuestra falta de experiencias en fiestas, al menos, éramos iguales.El salón estaba de pared a pared, palpitante con masa de cuerpos. Se retorcían en sincronía alrededor de nosotros mientras pasábamos hombro a hombro. El nivel de desnudes era verdaderamente impresionante; un puñado de ángeles, diablas y hadas se tambaleaban hacia el bar en tacones, absorbiendo sus torsos y ahuecando sus escotes brillantes. Para mi consternación, divisé a April entre ellas. Se había despojado de su traje usualmente sano por un atuendo de ángel asombrosamente escaso con la aureola y las alas necesarias. Se le fue la mano en el maquillaje, el sostén de realce y los tacones, y se veía bien a su manera. Agarré a mi hermano por el brazo y él camino hasta el otro lado del bar donde se supone que encontraríamos a su amada.
Mientras esperábamos, reconocí la canción que aparecía en el remix que vibraba en los altavoces y sonreí. Dylan me golpeó en el hombro unos minutos después, y seguí sus ojos hasta que él le sonrió a una chica rubia bajita vestida en un mono con maquillaje falso manchado en su cara. Gesticuló o gritó el nombre de mi hermano, era imposible decirlo. La música se tragaba cada otro sonido en el espacio.
Su cabello corto rebotó y se balanceó bajo su barbilla mientras caminaba hasta nosotros. Cuando nos alcanzó, Dylan se inclinó hacia su oreja para presentarnos.
–¡Esta es Sussy! –gritó.
Asentí y le sonreí. Era linda.
–¡Gusto en conocerte! –grité.
–¿Qué? –gritó de vuelta.
–¡Gusto en conocerte!
La mirada en su cara reveló que todavía no podía escucharme.
La música cambió a un ritmo más lento y Sussy empezó a alejar a Dylan de mí y hacia la multitud. Él se giró hacia mí, por aprobación, asumí, y le hice señas. Cuando se fue, sin embargo, empecé a sentirme incómodo. Me apreté hacia la barra que no me serviría, sin un propósito discernible o razón para estar allí. ¿Qué esperaba? Vine a bailar, y vine con mi hermano que iba a encontrarse con alguien más. Debería haberle preguntado a Jhonny. Era estúpido. Ahora no tenía elección sino simplemente sumergirme en la multitud y empezar a girar. Porque eso no sería extraño.
Eché mi cabeza hacia atrás en desesperación y me incliné contra el borde de la barra de metal. Cuando me enderecé, dos chicas, una en un suéter de Miami Heat y la otra en lo que esperaba fuera un retrato irónico de una persona estúpida de la televisión perpetuamente con solo un sostén hicieron contacto visual. Sin gracia, me precipité hacia la multitud y sólo evitando por poco ser codeado en la cara por una chica casi desnuda. Tan mal.
Cuando finalmente alcancé la pared alejada, mis ojos barrieron la multitud, absorbiendo los cuerpos casi-desnudos y los disfraces y tratando de ver si reconocía a alguien no nefasto de la escuela.
Lo hice.Yibo estaba completamente vestido y, por lo que podría decir, sin disfraz. Vestía vaqueros oscuros y una sudadera con capucha, aparentemente, a pesar del calor. Y estaba hablándole a una chica.
Una chica impresionantemente hermosa, toda piernas con un pequeño vestido centelleante y alas de hada. Se veía extrañamente familiar pero no podía ubicarla; probablemente iba a nuestra escuela. Yibo escuchaba extasiado lo que sea que estuviera diciendo, y un semicírculo de chicas disfrazadas la rodeaba; una diabla, una gata, un ángel, y… ¿una zanahoria?. Me gustaba la chica vegetal, pero al resto de ellas las odiaba.
Y en ese preciso momento, la cabeza de Yibo se levantó y me vio mirando. No pude leer su expresión, incluso mientras se inclinaba sobre el hada y le decía algo al oído. Ella se giró y me miró; Yibo se estiró y la detuvo pero no antes de que mis ojos encontraran los de ella. Ella rió y se cubrió la boca antes de girarse de nuevo.
Yibo estaba burlándose de mí. La humillación se extendió desde la boca de mi estómago y se alojó en mi garganta. Me giré y me abrí paso a través de los cuerpos que habían invadido mi burbuja de espacio personal. Tan mal como había querido venir esta noche, ahora quería irme.
Encontré a Dylan y grité en su oído que no me estaba sintiendo bien. Dylan estaba preocupado; insistió en llevarme a casa pero yo lo rechacé. Le dije que sólo necesitaba algo de aire, y eventualmente me entregó las llaves y me dejó ir.
Sussy lo llevaría.
Me tragué la vergüenza y corrí a la salida. Mientras empujaba a través de la multitud, creí escuchar mi nombre detrás de mí. Me detuve, tragué saliva, y contra mi mejor juicio, me giré.
Nadie estaba allí..
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.*Bruce Wayne: conocido en español como Bruno Díaz. Es la identidad "secreta" de Batman.
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DESPERTAR • [YIZHAN | PRIMERA PARTE] (COMPLETA)
FanfictionXiao Zhan cree que la vida no puede hacerse más extraña que despertar en un hospital sin recordar cómo llegó allí. Y esta seguro de que después de todo lo que ha pasado, no podrá enamorarse. Esta equivocado. La historia de un Xiao Zhan adolescente c...