El resto de las Navidades pasó sin novedades y pronto llegó el día en que volvían los alumnos que habían pasado las Navidades en casa.
El día tres de enero bajamos al Hall a recibir a nuestros amigos. Enseguida reconocimos a Lily, Nina, Natalie y Sophie entre la multidud. Nos unimos en un abrazo y acompañamos a nuestras compañeras a la habitación. Sophie se tiró sobre su cama.
-Estoy deseando volver a jugar a quidditch -anunció observando sus posters de las Flechas de Appleby. Sophie era una gran fan de este equipo, lo que le costaba muchas disputas con Peter, cuyo equipo favorito eran las Avispas de Wimbourne-. El próximo partido es contra Hufflepuff y seguro que Nina está deseando darme con la bludger...
-Anda, Sophie, no exageres... -le reprendió Natalie.
-¡Tiró a Frank de la escoba!
-Fue sin querer, la bludger dió en la parte de atrás de la escoba.
-Pero ganaron el partido, y no se la veía muy arrepentida...
-¿Quereis dejar ya de discutir? No llevamos juntas ni una hora y ya empezais -les reprendió Lily.
-Vale, vale, ya paramos. -Natalie levantó las manos. Sophie, en cambio, le sacó la lengua.
-Vaya par -suspiré-. Y aún quedan seis meses de clase, no sé si aguantaré...
*****
El día nueve por la mañana dimos los últimos retoques a nuestros equipajes, pues partíamos hacia Noruega ese mediodía. Alice no cabía en si misma de la emoción y se dedicó a empaquetar todos y cada uno de los gorros de su armario.
-Va a ser estupendo. ¿Vais con Escocia o con Noruega?
-La verdad es que no podría escoger -reconoció Lily.
-Yo voy con Escocia -anuncié.
-Pues Nina te va a matar, recuerda cómo se puso cuando hicieron la falta a Mörk en el último partido, y eso que era un amistoso.
Bajamos a los jardines cargando con nuestros baules. Allí nos esperaba Nina junto con Inger y Kaia, sus hermanas. Eran gemelas y tenían el cabello color chocolate, igual que Nina, pero más largo. Nina se sopló el flequillo, como hacía cuando estaba enfadada.
-Ya era hora, ¿no? Llevamos aquí un cuarto de hora.
-Pero ya están aquí -apuntó la señora Sprout-. Ahora agarrense al transladador, por favor.
Agarramos el transladador, que era un sombrero de copa. Noté un tirón en el estomago y cerré los ojos. Unos instantes después tocamos el suelo con fuerza y caí con todo mi peso. Abrí los ojos, nos encontrabamos en un salón decorado de manera acogedora, algo vintage. Unos sillones se encontraban alrededor de una chimenea que ardía en el rincón. Por las ventanas se veía caer la nieve.
-¡Chicas! -exclamó con fuerte acento noruego una señora baja y morena se acercó, limpiandose las manos en un trapo que llevaba en el cinturón-. ¿Qué tal el viaje? Id con Nina, os enseñará vuestra habitación. ¡George, ya han llegado!
-Chicas, bienvenidas al Sonnen Fjord. Esta es mi madre, Anna -Nina sonrió-. Mamma, estas son mis amigas Lily, Charlie y Alice.
-¿Charlie? -preguntó el señor Stoner. Era un hombre de mediana edad, de cabello canoso.
-Sí, Potet, Charlie. -masculló Nina.
-Viene de Charlotte -aclaró Kaia.
-Bueno, subamos.
Seguimos a Nina hasta la buhardilla. Tenía un tragaluz en el techo y una pequeña estufa de leña cómo la de nuestra habitación en Hogwarts. En un lado reposaba un escritorio y tres enormes estanterías a reventar de libros. Había un par de camas con unas colchas de vivos colores. Junto a ellas se encontraba un sofá y dos sillones. Las paredes estaban llenas de posters de un equipo de quidditch llamado Berguen Trolls y de varios grupos de música, tanto noruegos cómo británicos.
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Until the very end
FanfictionEs el año 1977. Charlotte Rivers, una joven maga de 17 años, estudia su séptimo y último curso en Hogwarts. Todo parece ir bien, con los EXTASIS a la vuelta de la esquina y varias toneladas de deberes diarias, o al menos, normal. Pero, mientras que...