Capítulo IV "Batalla Campal"

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El despertador muggle de Sophie tronó en la habitación, pero, por una vez, me daba igual.

***

-Hoy se te ve muy fresca. -me picó James, mientras devoraba unos huevos fritos con beacon.

-Va, no es para tanto. -sonreí para mí.

-¿Vuelves con Sirius y no es para tanto? -Remus alzó las cejas.

-¿Cómo lo sabeis?

-Tenemos una rata mensajera -Peter se sonrojó. De verdad que a veces no entendía a ese chico.

-Chicos, chicos, silencio. -mandó callar MacGonagall. Cuando todos nos callamos Dumbledore subió al estrado. Tenía una expresión extraña, melancólica, tal vez preocupada.

-Cómo sabeis ayer sufrimos un pequeño ataque en la representación de Estudios Muggles. Cuatro de vuestros compañeros fueron heridos de gravedad, y muchos más sufrieron diversas heridas y quemaduras -un murmullo recorrió el Gran Comedor-. Pero, a menos que os encontrárais allí, lo que no sabeis fue el motivo. Pues bien, ahí va la respuesta a vuestra pregunta: la pureza de la sangre. Cómo medida anti-terrorista (por llamarlo de alguna manera) hemos decidido que cualquier comportamiento que pueda ser considerado de odio, ya sean agresiones, hechizos o, incluso, insultos, será castigado. Los castigos se aplicarán según el grado de su ofensa. Espero que los problemas no se vuelvan a repetir. Y no piensen que los culpables van a salir airosos, oh no, los buscaremos, los encontraremos y podrán expulsados de Hogwarts o, incluso, exiliados del mundo mágico.

-¡Seguro que ha sido un Slytherin! -gritó Nina desde la mesa de Hufflepuff.

-¡Seguro! -le respondió James. Y, de repente, se pusó de pie. -¡Eh, tú, Quejicus! ¿Fuiste tú? -se pusó la manos a modo de bocina-. Seguro que sí

-Para, James, sabes que eso es mentira. -murmuró Lily tirando de su túnica.

-¡Pero si te llamó Sangre Sucia! ¿Cómo puedes perdonarle? Si fuera por mí ya tendría ambos ojos morados. -y, de repente un rayo morado lo alcanzó, y sus orejas se convirtieron en grandes ciruelas maduras. -Maldito cabrón, me las pagarás. -y de un movimiento de varita lo puso boca abajo. Pero justo cuando iba a lanzarle un Mocomurciélago Lucius Malfoy alzó su varita y una ramas oscuras se enrollaron alrededor de James. Nina no perdió tiempo y le lanzó un rayo rosa a Bellatrix Black, y sin saber cómo, el Gran Comedor se había convertido en una batalla campal. Lancé Protegos a diestro y siniestro, pero nada terminó hasta que MacGonagall chilló:

-¡BASTA! ¡Todos a clase! Y pobre del que llegué tarde.

Todos nos apresuramos a salir, pero de pronto nos paró.

-Potter, Evans, Malfoy, Snape, Black, Rivers y Stoner. Ustedes no, esperen aquí. -nos miramos entre nosotros, no sabíamos que iba a ser aquello, pero nos hacíamos una idea.

*****

-No sé en que estaríais pensando al incumplir una de las principales reglas de Hogwarts, pero os puedo asegurar que sereis castigados. Cómo perteneceis a distintas casas pasareis un día de castigo con cada jefe de cada casa. -MacGonnagall cogió una lista. -El lunes, con la señora Sprout, el martes con Flitwick, el miércoles conmigo y el jueves con Slughorn. Esta tarde os esperan en los invernaderos, nos os retraseis.

Abría la boca de par en par, ¿castigados? ¿Con Black, Malfoy y Snape? Tenía que ser una broma. Cómo aguantaríamos cuatro días de castigo con tres anti-muggles, iba a ser horrible. Además, seguro que, después de esto me echaban del Club de las Eminencias, pero claro a Lucius no, porque como es prefecto y, según Slughorn, Severus es un "genio" ellos segurían iendo. Estúpidos Slytherins.

******

-Básicamente, lo que teneis que hacer es traspasar estas plantas a estos tiestos -anunció Sprout-. Ahora me tengo que ir, pero me pasaré de vez en cuando para controlar que tal vais. -y desapareció por la puerta.

-Puaj, esto echa un líquido raro -la cara de Malfoy era un poema.

-Se llama pus, inculto, y si lo sujetaras por la parte inferior, cómo pone en el libro, no saldría. -respondió Nina con tono enfadado.

-Va, cállate, que porque seas una Hufflepuff no suignifica que sepas más que nosotros.

-Ah, ¿así que ahora eres un genio de la Herbología? Seguro que te convertirás en un gran botánico.... -Nina alzó una ceja. Parecía, incluso, divertida.

-¿Y tú que sabes? Tengo mejores planes. Cambiaré el mundo. Quien podría decir que en la cabeza de una sangre limpia cabrían tantas gilipolleces...

-Cómo no te calles te voy a partir la cara al estilo muggle, imbécil. -Nina se remangó-. Cómo vuelvas a hablar de sangres limpias o puras en mi presencia te juro qué...

-Por Merlín, ni que fueras una estúpida sangre sucia, cómo la Evans esa, tú eres superior a todos ellos. -dijo Bellatrix con una enorme sonrisa-. No sé cómo puedes traicionar al mundo mágico de esa manera, defendiendo a esas criaturas asquerosas... -y entonces Nina saltó sobre él. Por suerte James y yo pudimos sujetarla mientras que Bellatrix le susurraba al oido 'Traidora, estúpida y sucia traidora'. Me giré al oir unos sollozos, detrás nuestro las lágrimas caían por la mejillas de Lily.

-Oh, ¿que pasa?, ¿te da pena tener la sangre tan llena de mierda? -Bellatrix sonrió con satisfación.

-Cállate, arpía -y la escupió. En la cara.

-¿¡Cómo te atreves, estúpida?!

-¿Qué pasa, Bellatrix? ¿Te da pena tener la cara tan llena de mierda? -le sonreí. Esa zorra, no dejaré que nadie se meta con mis amigos, nunca.

-¡Crucio! -Lily calló al suelo y comenzó a retorcerse cómo un animal. James saltó sobre Bellatrix y le profirió un gigantesco puñetazo en la nariz, que comenzó a sangrar.

-Haré que te expulsen, Potter. -dijo la última palabra con asco, cómo si fuera un insulto.

-Hazlo y acabarás en Azkaban. -le respondió mientras ayudaba a Lily a levantarse. Me vengaría de ella, lo juro.

Until the very endDonde viven las historias. Descúbrelo ahora