Capítulo X "Descubrimientos inesperados"

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Miré mi libro de Estudios Muggles con indiferencia. El profesor parloteaba sobre la Segunda Guerra Mundial, pero yo ya había aprendido en mi escuela muggle.

-Señorita Rivers, ¿está usted atendiendo? -inquirió el profesor Quirrell.

-Sí, profesor. -respondí con sueño.

-Bien, ¿puede decirme quién fue el Ministro Muggle británico durante la guerra?

-Sí, fue Winston Churchill.

-Correcto, 10 puntos más para Gryffindor.

"¿Pero que me pasa?" me pregunté "Si sólo es segunda hora, y Estudios Muggles me encanta..." No podía concentrarme, millones de palabras rondaban mi mente. Una gigantesca R ocupaba mis pensamientos. Y el calor no hacía más que atontarme aún más. "No puedo más". Levanté la mano.

-¿Sí, señorita Rivers?

-Me encuentro mareada, ¿puedo ir al baño?

-¿En que año comenzó la Segunda Guerra Mundial?

-1939

-Está bien. -concedió el profesor.

Salí del aula con la sangre latiendome en la cabeza, "Por Merlín, ¿es que nadie baja la calefacción aquí o qué?" y me dirijí hacia el baño de la segunda planta. Estaba apunto de girar la esquina cuando oí una voz.

-¿Y dices que fuiste lo suficientemente idiota como para dejar que te vieran? -la voz me era familiar. Estaba claro que era un hombre, de sexto o séptimo curso.

-Yo... Fue sin querer, llevaba una capa invisible... Yo solo quería recoger información sobre Ryddle... -estaba claro que era Crouch. Agudicé el oído.

-¿En un libro de historia? ¡Imbécil! -esa forma de insultar... sabía quien era, estaba segura. Lo tenía en la punta de la lengua- ¡Cuando te dihe que investigaras en la Biblioteca me refería en un anuario! Está claro que eres un incompetente, no se si el Grande te querrá a sus órdenes...

-Por favor... -imploró Crouch- Sabes que valgo para esto, Lucius. -¡Malfoy! Claro, cómo no me había dado cuenta, seré estúpida.

-Luego hablamos, Barty, este pasillo no es adecuado...

Por suerte se fueron por el otro sentido. Entré en el baño y traté de refrescarme, pero el mareo iba a más. "Lucius Malfoy, ese maldito, descubriré lo que tramas..." Noté como me fallaban las piernas y me agarré al lavabo, pero caí de rodillas sobre el suelo encharcado. Me llevé una mano a la frente, ardía. Mi visión comenzó a nublarse y perdí el equilibrio por completo. Mi vista se volvió completamente negra justo cuando mi cabeza tocaba el suelo.

*****

Un paño mojado refrescaba mi frente. Lo siguiente que sentí fue la pesadez de mis párpados y unas sábanas de algodón hasta el pecho. Estaba tumbada. Traté de abrir los ojos, sin éxito. Alguien me había quitado la túnica y el jersey, así como mis zapatos y los calcetines. Tenía sed. "Necesito agua". Y con este pensamiento luché por abrir los ojos.

-Oh, ya estas despierta querida. -Madame Pomfrey me miró con dulzura. Traté de incorporarme-. No, no te levantes. Tendrás sed, toma. -me tendió un vaso de agua.

-¿Qué me ha pasado? -bebí un largo trago. Sentía la cabeza como si hubiera un bombo en mi interior.

-Sufriste un pequeño desmayo. Fue por la fiebre, la tenías muy alta. Pero tranquila ya te ha bajado, pero tendrás que quedarte aquí un rato más. -asentí, ya me lo había temido-. Bébete esto, por favor.

Bebí la poción que me tendía. Sabía amarga, pero me la tragué al completo. Fue en ese momento cuando alguien descorrió la cortina de mi apartado.

Until the very endDonde viven las historias. Descúbrelo ahora