Capítulo XXVII "¿Guerra Mundial Mágica?"

58 7 0
                                    

No me permití el lujo de lamentarme por lo que había hecho o de enfadarme con Sirius. Salí corriendo del pasadizo hasta practicamente chocarme con Sirius. Él me miró con una expresión triste y abatida, que nada tenía que ver con la radiante sonrisa de antes del desayuno. Al haber comenzado ya las clases el pasillo a nuestro alrededor permanecía vacío, como invitándonos a hablar.

-Yo no quería esto -susurré.
Y era cierto, quería a Sirius y en ningún momento había tenido la intención de separarme de él.

-Yo tampoco, Charlotte.

Cada vez que decía ese nombre era como una puñalada.

-No me hagas esto.

-Es lo mejor. Si te pasara algo, yo... -Sirius esbozó una expresión dolorida-. Haré todo lo que esté en mi mano por protegerte.

-Pues protégeme, pero no te separes de mí.

Me estaba poniendo cursi, lo sabía, pero no me importaba. En ese momento solo pensaba en no perder para siempre a Sirius.

-Por favor... -murmuré en un último intento-. Sabes que te quiero.

Sirius fijó sus ojos en los míos, con duda. Abrió la boca para decir algo, pero, en vez de eso, me abrazó con fuerza. Respondí a su abrazo con lágrimas en los ojos y una sonrisa en los labios.

-¿Por qué somos así, Charlie? -me preguntó, sin soltarme-. ¿Por qué nos peleamos tanto? Yo solo quiero lo mejor para ti.

-Y yo para ti. Tal vez ese sea el problema.

-Tal vez... Prométeme que nunca volverás a insinuar que debemos dejarlo.

-Prométeme que nunca volverás a impedirme ayudarte.

Sirius se separó de mí.

-Te juro que nunca te volverás a acercar a Remus en una noche de luna llena si yo puedo evitarlo.

Me dispuse a discutir, pero estaba demasiado cansada, de manera que asentí no sin antes murmurar para mí misma un "pues no podrás evitarlo".

  * * * * *

Nos llevamos una pequeña bronca de la profesora McGonagall por haber entrado un cuarto de hora tarde a Transformaciones, pero poco más ocurrió aquel día. Lo realmente importante ocurrió al día siguiente, durante el desayuno. Yo charlaba animadamente con Alice, Frank, James, Lily, Peter y Sirius, mientras que junto a nosotros Remus leía El Profeta. Lily y yo tratabamos de describir un radiocasete, ante la atenta mirada de nuestros compañeros nacidos de magos. En ese momento Remus escupió el zumo de naranja que estaba bebiendo. Silena, que estaba sentada junto a él, se acercó a preguntar. Él se limitó a señalar algo en el periódico. Silena lo leyó por encima y profirió un grito ahogado, empalideciendo rápidamente.

-¿Qué pone ahí, Lunático? -inquirió James.

Alice le arrancó el periódico de las manos. Todos nos asomamos a ver lo que en él ponía, aunque, sinceramente, creo que los únicos aparte de Alice que leíamos algo éramos Frank y yo, ambos situados a sus lados.

Atentado purista resulta en una matanza de muggles.

La tarde del pasado día jueves 4 de marzo de 1978 ha ocurrido una desagracia. Según los testihos, cuatro individuos, seguramente magos, atraviados con túnicas y capas negras y extrañas máscaras plateadas, se situaron con las varitas desenfundadas en un parque del pueblo de Barking. Allí, al grito de "Sucios muggles, los magos no seguirán escondiéndose", lanzaron varias Avadas Kedabras, matando a seis transeuntes. Dos de ellos eran menores de edad. Trabajadores del Ministerio se dirijieron allí a recaudar información y luego desmemorizar a todos los muggles que habían presenciado la trajedia. No se han logrado identificar a los agresores, aunque la Agencia de Aurores trabaja ya con varias hipotesis. Mantendremos informando de cualquier avance en la investigación.

-¡Por Merlín! -gritó Alice al acabar de leerlo.

-Dame -ordenó James, quitándole El Profeta.

Lily, Peter y James leyeron rápidamente el artículo, con una expresión de horror formandose en sus rostros.

-Dios mío, es horrible -murmuró Lily.

-¿Quienes creeis que eran esos enmascarados? -preguntó Peter.

-Anti muggles, seguramente puristas -supuso Alice.

-Qué horror -expresó Lily-. ¿Cómo puede existir alguien así? Matar muggles inocentes que no saben siquiera que es un mago.

-¿Es qué acaso no comprendeis lo qué está pasando? -dijo una voz a nuestras espaldas.

Nos giramos y nos encontramos con una chica rubia, de aspecto angelical. Rápidamente la identifiqué como Marlene McKinnon, una gryffindor de sexto curso.

-Ahí fuera se está cerniendo una guerra -continuó Marlene-, y pronto habrá que escoger un bando.

-Entonces yo pienso estar a los muggles -dijo una chica de largo y sedoso cabello oscuro.

Reconocí a esa chica como Hestia Jones. Iba conmigo a Astronomía, Tierra Mágica, Runas Antiguas y algunas clases más, pero no solíamos hablar mucho, ya que ella prefería permanecer con los demás ravenclaws.

-Yo también, siempre hay que ayudar a los inocentes.

Sirius y yo nos miramos, comunicándonos sin palabras. Estaba claro que no iba a haber una guerra. Muchas veces se habían producido atentados como este, pero nunca se ha desatado algo así como la "Guerra Mundial Mágica" o algo por el estilo. O, al menos, eso era lo que afirmaban nuestros libros de Historia de la Magia.

-No creo que haya una guerra -comenzó Sirius, con precaución-. Pero si la hubiera me parece que estaríamos todos en el mismo bando, ¿no creeis?

Todos asentimos. Marlene sonrió ampliamente, mientras que Hestia frunció ligeramente el ceño. Estaba claro que ella si creía en aquella guerra. Se giró hacia Marlene y le susurró algo que no pudimos oir. Esta le contestó al oído y salieron del Gran Comedor entre cuchicheos.

-¿Os creeis eso de la "Guerra Mágica"? -pregunté, creando comillas con mis dedos.

-¿Sinceramente? No -respondió rotundamente Sirius.

-Bueno, tienes que reconocer que algo sí está pasando... -dijo Lily.

-Eso es verdad -reconocí-, pero, ¿tanto como una guerra? No creo.

-Lo que más me asusta es que antes solo eran unos slytherins con ganas de reirse un rato. Eran solo amenazas vacías. -Lily se estremeció-. Y ahora hay seis muertos que ni siquiera fueron capaces de defenderse.

-Por eso quiero ser aurora.

Todos nos giramos hacia Alice, que nos miraba enchida de orgullo. Nunca nos había dicho que quisiera dedicarse a tal profesión y habíamos acabado dando por hecho que quería ser botánica o herbóloga. Aunque, si os digo la verdad, nunca había afirmado tal cosa, tal como no lo había negado.

-¿Estás segura? -pregunté, con cuidado-. Es una profesión muy dura. Y la Academia no tiene fama de fácil.

-Lo sé, pero tendré a Frank a mi lado.

Ambos se miraron con una sonrisa que mezclaba dulzura y determinación.

-Sí, iremos juntos a la Academia -dijo Frank asintiendo.

-Nosotros también, ¿verdad Canuto?

-Desde luego Cornamenta. Vamos a acabar con todos los magos oscuros del mundo mágico. Y con los del mundo muggle, también.

James y Sirius chocaron los puños. Remus, en cambio, puso los ojos sn blanco y susurró en un tono apenas inaudible un "Están todos locos" para después volver a concentrarse en el periódico.

Until the very endDonde viven las historias. Descúbrelo ahora