Capítulo XXVI "Visita a la enfermería"

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Al día siguiente, durante Herbología me senté en mi sitio de siempre, junto a Alice y Nina. Por suerte el ansia de mandrágoras había terminado, de manera que ahora estabamos con las branquialgas. Primero debíamos sacarlas de sus tiestos y luego limpiarlas y cortarlas con mucho cuidado. Era un trabajo algo complicado, especialmente limpiarlas, por lo que había que estar muy atento para no cortarte con la navaja. Eso mismo fue lo que le pasó a Nina.

-¡Au!

Nina llevó su dedo a su boca.

-¿Te has cortado? -preguntó Alice. Nina asintió-. Eso te pasa por no estar pendiente de lo que estas haciendo.

-Es que estos días estoy algo distraída. Es por lo del partido de quidditch.

-Todos lo estamos -dije yo, suspirando-. Pero supongo que tú lo estarás aun más. ¿Te llevabas mucho con Lee?

-Sí, Mikey era un Sol. Iba a clase con Kaia e Inger. Están las dos muy asustadas.

-Normal, y si se conocían aún más. Espero que se recupere pronto.

-Yo también. No merece esto.

-Bueno, es una maldición cruciatus, no es muy grave, ¿no? -la tranquilizó Alice-. Me refiero, no es como si tuviera la viruela de dragón o algo así. Saldrá pronto, no te preocupes.

-Lo malo es que se rompió la pierna en la caída...

-Bah, eso para madam Pomfrey no es nada -bromee.

Nina sonrió con tristeza.

-Bueno, aun así me acercaré esta tarde a verle.

-Te acompaño -me ofrecí.

Nina me miró, agradecida.

-Podemos ir en cuanto se acaben las clasea, provechando que a última hora tenemos Cuidado de Crituras Mágicas juntas -propuso.

-Perfecto.

* * * * *

-Para el lunes que viene quiero un dibujo detallado de un porlock -anunció el profesor Kettleburn-. Y más vale que esta vez lo traiga, señor Potter, o se ganará un castigo. Hasta la semana que viene, chicos.

-Hasta la semana que viene, profesor Kettleburn -respondieron los alumnos, todos a coro.

Metí mi material en mi cartera de cuero y me acerqué adonde Nina se encontraba, acabando de copiar el esquema de la pizarra.

-¿Vamos?

Nina asintió y metió a toda prisa sus cosas en su mochila. Se la colgó al hombro y nos fuimos, camino de la enfermería.

En seguida reconocimos a Michael. Era un chico moreno, de cabello y ojos castaños, bastante fornido. Nos lo encontramos tumbado en la cama, leyendo un libro.

-Mikey, mira quien ha venido a verte.

Al oir las palabras de Nina, Michael cerró el libro. Su cara se iluminó al ver que la visitante era su compañera de equipo.

-¡Nina! Has venido.

-Pues claro, tonto, ¿cómo no iba a hacerlo? -Nina sonrió ampliamente-. Por cierto esta es Charlotte Rivers, una chica de mi curso.

-Hola -dije tímidamente.

Michael me dedicó una radiante sonrisa, claramente encantado de tener visita.

-Encantado -Michael volvió a centrar su atención en Nina-. ¿Cómo va el mundo fuera de la enfermería?

-Bueno, antes de ayer anularon el Estatuto del Secreto y todo el mundo se fue a la calle a volar sobre jardines muggles y a jugar a quidditch en los estadios de fútbol.

Until the very endDonde viven las historias. Descúbrelo ahora