LAS PUERTAS DEL AVERNO

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Este trabajo es cada vez más difícil,  una jordana tan extenuante de dieciséis horas diarias o mas, nunca hay tiempo para descansar, el dolor en la plan de mis pies  comienza como un pequeño ardor al principio de la jornada laboral,  pero al pasar ya varias horas comienzo a sentir como si mis huesos y mis músculos se quemarán por completo,  si, me toca caminar horas y horas los únicos momentos que estoy quieto es cuando recogo y entrego la mercancía,  la sed también se hace presente tanto que aveces siento enloquecer, pero no tengo como hidratarme, y cuando bebo de la botella, que llevo en mi mano es tan caliente el líquido que parece ácido bajando por mi garganta, y créamen eso no quita la sed la aumenta mucho más, no es nada agradable así que prefiero no beber nada en absoluto, el dolor de cabeza es difícil de llevar, y los sonidos hacen eco en este camino, hay momentos cuando la mercancía comienza a lamentarse, eso si es duro de oír.

Son más de cientos de personas en cada viaje que hago, y realmente el trabajo es agotador, son muchas las personas que tengo que guiar por estos senderos, he visto desde niños, que lloran,  se quejan, se tropiezan y caen,  pero aún así deben de seguir caminando con sus cuerpitos maltrechos y sangrando, de igual manera hombres y mujeres ancianos, jóvenes,  adictos al alcohol, a las drogas,  pero aveces me sorprendo cuando en mi trayecto puedo divisar sacerdotes, aveces van dos o tres en cada caminata y mucho de los pastores que no para de hablar, estos son los que más se quejan, y gritan, aúllan y lloran cuando piden ayuda a Dios, la verdad no se por que están aquí y no tengo el tiempo ni las ganas de averiguar por sus vidas, solo se que tengo que hacer mi trabajo lo más rápido posible y hacerlo bien.

El sonido de las cadenas se a vuelto música en mis oídos y no por que sea agradable, pero es la única manera de escapar de mi cruel realidad y acallar esa cantidad de gente gritando, no soy una persona mala, mi trabajo no me gusta, pero no tenía mucha opcion, y realmente he sido un poco elitista, pues siempre pondré mi familia sobre cualquier otra cosa, y más aún cuando ellos me prometieron que si aceptaba, a mi familia nos les pasaría nada, que nunca vendrían  a este lugar, y como dije anteriormente,  prefiero que mi familia siempre esté bien sobre cualquier cosa y sobre cualquiera.

Bueno ya hemos llegado después de un camino bastante difícil, un Camino lleno de oscuridad y bastante accidentado, este es mi último viaje el día de hoy, he traído si no estoy mal entre un millar de personas en diferentes viajes y no me acostumbro cuando debo hacer la entrega de estas almas, siempre llego a una puerta totalmente  metálica , de unos diez metros de altura y diez de ancho, cuando las puertas se abren, es hay cuando realmente siente el pánico mi mercancía, y los lamentos se hacen más agudos,  por que en el fondo de aquellas puertas el fuego nunca se apaga, y los seres que habitan en ese lugar son bastantes tenebrosos, su cuerpos y sus rostros son indescriptibles, veo como las almas que acabo de traer  se sumergen lentamente en el infierno mientras gritan y suplican ayuda al creador, gritan a Dios y lo peor es que es este lugar él nunca los va a escuchar. 
Lentamente se cierra la puerta mientras los gritos de las almas que he llevado maldicen el destino eterno que les a tocado vivir.

30 NOCHES DE TERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora