Julio 18, 2019.
Seattle, Washington.
María José Garzón.Mis nervios estaban a flor de piel, el vuelo de Colombia a la ciudad de Seattle fue cansado, había intercambiado un par de mensajes con Johanna y su madre.
El reloj marcaba las cinco y veinte de la tarde, y luego de un vuelo de doce horas, ya estaba esperando mis maletas. Eran cuatro, había traído un par de regalos a la familia, y toda mi ropa. En verdad no entendía que hacer, tan sólo seguía las instrucciones que me daba Mafe, la madre de Johanna.
Seguí mi camino empujando el carrito con mis maletas y buscando entre las personas a la que sería mi familia durante un año. Con un cartel que tenía escrito mi nombre, me encontre con cuatro personas. Mostré una pequeña sonrisa mientras me acercaba.
-¿María José?- preguntó Mafe, la madre. Asentí con lentitud. -Soy María Fernanda Soto, él es mi esposo Germán Calle y ellos son nuestros hijos Johanna y Alexander Calle.
-Hola, soy María José Garzón Guzmán.- me límite a decir mientras extendía mi mano para saludarles a todos.
-Salgamos de aquí...- el señor Calle dijo tomando el carrito para empujarlo, Johanna se acercó a mí con una sonrisa mientras los seguía hasta la salida.
-Tenía muchas ganas de conocerte en persona.- dijo ella manteniendo su sonrisa. -Aunque el más emocionado era Alex, quien no dejaba de hablar de ti...
-¿Te gustan los carritos?- preguntó el niño acercándose a mí.
-No la agobien, mejor esperemos a llegar a casa para hacer todas las preguntas.- la señora Calle habló.
El resto del camino a casa de la familia Calle Soto, se resumió en hablar de mí, lo que me gustaba en comida, películas y música; gracias al cielo tenía gustos similares con Johanna y hasta con sus padres, quienes eran amantes de rock. Yo podía escucharlo, pero no era mi género favorito. Johanna también mencionó las reglas que había en su casa y que todos seguían a la perfección, menos Daniela, su hermana mayor.
A ella no la conocería hasta el lunes, puesto que estaba en un campamento de verano de softball. Aún así, la familia se mostró cariñosa y alegre de tener una visita paisana. Germán y Mafe eran colombianos, como yo, así que ellos iban a entender cuando yo hablara en español, quienes no lo harían serían sus hijos. Quienes hablaban casi nada el idioma.
La casa era enorme y bonita, podía entenderlo, pues ambos eran médicos.
El frente tenía un acabo moderno en piedra gris y paredes blancas; dentro de la cochera había dos autos y una motocicleta cubiertos con una funda, en la calle estaba otro auto rojo, justo enfrente del que nos habíamos bajado.
-Es muy bonita.- dije mirando alrededor, en el vecindario, cada casa tenía un diseño moderno y todas eran de diferentes tamaños.
-Esperamos que en tu tiempo aquí sea lleno de alegría y buenos momentos.- Mafe apretó mi hombro antes de hacer una seña para que siguiera a sus hijos y esposo.
-¡Sorpresa!- gritaron los cuatro al unisono, estaban a un costado de las escaleras sosteniendo un cartel con las manos.
Miré hacia Mafe quien sonreía y abría sus brazos para mí. Jamás me hubiese imaginado que serían tan buenos conmigo.
Minutos después, donde me ofrecieron pastel y pizza, les entregué unos pequeños regalos que había elegido con mis padres. Los cuatro quedaron encantados, y aunque quise entregarles el regalo de la hija mayor, María Fernanda se negó diciendo que lo mejor era que yo se lo entregara.
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Un año; Caché
Fanfiction"Algunos sueños se cumplen, otros se mantienen como deseos lejanos." Cuando decidí entrar al proceso de intercambio escolar fue para cumplir uno de mis sueños. Había leído mucho de las experiencias de chicos universitarios, jamás de chicos que está...