Capítulo 18.

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Ariel.

Sonreía mientras miraba con atención los vídeos que Helena grabo para mí del desfile, nunca fuí a uno y muchos menos había viste alguno, todo parecía nuevo y en verdad me hubiera gustado estar ahí pero todavía no era el momento para eso, me faltaba mucho antes de sentirme cómoda con muchas personas alrededor
Bautista se veía tan seguro en la pasarela, imposible de creer que lo esté haciendo de forma amateur, desde que salió caminando con tanta confianza hasta cuándo llego al final de la pasarela y posó para que los flashes capturen su belleza natural.

La verdad me había cautivado.

- ¿Quién te pasó eso Sirena? - inquiere al ver curioso mi celular.

- Helena - sonrío. - Mira esto es muy dulce - asegura mostrándole cuando uno de sus sobrinos sale a la pasarela sin ninguna vergüenza.

- Matheo es todo un De Luca, niño sinvergüenza - acota riendo mientas vemos el vídeo.

- Tu pasada es muy linda - comento riendo.

- Estaba muy nervioso e incómodo, ese no es mi mundo - comenta suspirando.

- No se notaba nada de lo que dijiste - afirmo repitiendo el vídeo donde él salia a la pasarela.

- Bueno el arte de ser un buen mentiroso - bromea.

El vídeo se sigue reproduciendo y aparece Bianca vestía un hermoso vestido blanco, definitivamente era la novia de en sueño, de reojo veo como Bautista también mira y suspira, ella parecía tan natural que sin dudas no parecía que lo hacía por primera vez.

- Está hermosa - digo mirándolo su cara.

- Es un ángel - murmura obnubilado con la imagen.

- Tu ángel - aseguro con media sonrisa.

Él me observa, niega su cabeza para luego ir a la cafetera y servirse un café, se apoya en la mesada pensativo provocando que frunza el ceño pensé que después de verse anoche podían arreglar sus problemas, se notaban que ellos se querían pero había algo más detrás de todo.

- ¿Estás bien Bau? - pregunto al verlo tan enfrascado en sus pensamientos.

- Si Sirena, ¿estás lista para que nos vayamos? - me consulta soltando un largo suspiro.

- Tomo mis cosas y estoy - contesto guardando mis cosas en mi bolsa.

- Está noche te quedarás con Helena - habla y me giro para mirarlo confundida. - Ella me dijo que Stefano no deja de preguntar por la Sirena y te invitaron a pasar unos días con ellos - agrega pasando su mano por su nuca.

- Me encanta estar con ellos pero me siento incómoda - comento mordiendo mi labio inferior.

- Solo esta noche te pido que te quedes con ellos, mañana volverás conmigo y daremos muchas vueltas por el parque - acota con una tímida sonrisa.

- ¿Y tú qué harás está noche? - consulto confundida.

- Tengo un asunto que resolver, no quiero dejarte toda la noche sola y no me pareció mala idea la de Helena, ella te quiere mucho - dice con seguridad.

- Está noche sola me quedaré con ellos - declaro molesta.

- Sirena - me llama pero hago como que no lo escucho.

Era la primera vez que me enojaba con Bautista, lo quiero mucho siempre digo que es mi ángel guardián pero lo que había hecho sin consultarme me molestaba bastante, no soy una bebé a la cuál ellos pueden decidir dónde llevar o con quien dejar, me sentía muy bien para cuidarme sola pero se ve que ellos en si no confían ni un segundo en mi y eso es lo que más dolía.

Al subirme a su auto, me quedé en silencio no quería hablar con él porque creo que iba a explotar por completo y toda la culpa no es suya en si, gran parte de sus desconfíanza se debe a qué en verdad no tuve el coraje de ir enfrentar cada uno de mis problemas, fingir que todo está bien se está volviendo mi mejor actuación.

- ¿Será que no me hablaras por todo el día? - su pregunta me saca de mis pensamientos.

- No tengo ganas de hablar - me limito a contestar.

- Sirena no quiero que estés enojada conmigo - acota suspirando.

- ¿Por qué no confías en mí? - pregunto centrando mis ojos en su perfil.

- Confío en tí Ariel solo que no confío en las personas que están detrás tuyo buscando lastimarte de nuevo, puedo dejarte sola pero no me perdonaría nunca que algo malo vuelva a sucederte - suspira. - Quiero lo mejor para ti, quiero volver a ver a esa Ariel que se subió a mi auto vestida de blanco, quiero ver a esa que me dijo que odiaba que le diga sirena, la que me contó con tanto amor su carrera, quiero que vuelvas a vivir - se queda en silencio y aparca en auto en la fundación. - No estás muerta, eres una sobreviviente y debes luchar cada día para salir adelante, se que eres fuerte pero necesito que pongas más de tí para recuperarte, no basta con venir a clases y sabes muy bien a lo que me refiero - agrega otra vez suspirando.

- Basta Bautista - le pido que se calle y rápidamente bajo de su auto.

Sentía que cada palabra que me dijo dolía el triple, yo también quería volver a ser esa Ariel pero mi alma estaba tan corrompida, sucia y asquerosa que sentía que no valía más la pena nada, me sentía tan egoísta conmigo mismo.

- ¿Oye, estás bien? - me detiene una voz.

Mis ojos se conectan con unos grises que me miran preocupados.

- Si - digo queriendo seguir mi camino.

- Estás llorando - me tapa mi camino.

- No es tu problema - gruño empujándolo.

- Primero me golpeas la nariz ahora me empujas, ¡Vaya carácter pelirroja! - exclama corriendose de mi camino.

Avergonzada de mi comportamiento, lo miro nerviosa. - Lo siento, tengo un mal día y no tienes la culpa - digo mirando al piso.

- Todos los tenemos solo hay que aprender a lidiar con ellos - comenta. - Sabes no hay peor cosa que odie que ver a una mujer llorando, no llores pelirroja, creo que debes ser mucho más linda sonriendo - agrega regalandome una sonrisa tímida.

- ¿Sabes dónde está el consultorio de la psicóloga? - le consulto secando mis lágrimas.

- Al final del pasillo y doblas a tu derecha, es el primer consultorio. ¿Quieres que te acompañe? -

- No, puedo sola - aseguro.

- Entonces ve pelirroja - acota marcando mi camino.

- Mi nombre es Ariel - refuto.

- El mío Adler - dice volviendo a sonreír.

Lo miro a los ojos, en verdad tenía unos preciosos ojos grises que se veían tan raros pero a la vez tan cautivadores.

- Adiós oficial - mascullo para alejarme de él.

- Puedes decirme Adler - escucho que dice pero lo ignoro.

Mis pasos son seguros hasta que llegó al final del pasillo y doblo a la derecha, mis manos tiemblan cuando levanto para golpear, siento que mi corazón se va salir de mi pecho pero ya es demasiado tarde porque una voz femenina me contesta del otro lado.

Si quería que confíen en mí primero debía confiar en mí misma y esto es la prueba de fuego.
























*Las actualizaciones apartir de hoy son jueves y viernes, nos vemos mañana ❤️

Mi Maldita Perdición (13° SAI) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora