Capítulo 12.

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Ariel.

Una semana hacía que venía casi todos los días a la fundación Meitzner, no puedo explicar cómo me sentía estando ahí en este lugar, todo es maravilloso y en verdad se siente el apoyo que cada uno nos dan, he pasado por los talleres de idiomas dónde ahora estoy aprendiendo francés e italiano también participé de las clases de pintura dadas por la magnífica Megan Mouskouri solo todavía no tuve en la valor de entrar a hablar con la psicóloga, no estaba lista para eso todavía o creo que huía de ese momento porque en verdad no quería recordar lo que pasó esa noche.
Se que en mis sueños los revivo noche a noche pero ahora contárselo a otra persona cada detalle no podía, por lo menos por ahora.

- ¿Lista para irnos? - pregunta Helena.

Bautista se fue unos días a New York por trabajo y me dejó en la casa de Helena, no había nada más lindo que jugar con su pequeño hijo, Stefano se ganó mi corazón con su locura.

- Si, déjame que limpio todo esto - digo tratando de levantar las cosas de la mesa.

- No Ariel, ese es el trabajo de Sasha así que ve a preparar todo que en un rato salimos - acota.

- ¡Déjame de tener como un esclavo! - se queja el adolescente.

- Deja de escaparte de tus clases y dejaras de ser mi esclavo - contraataca la mujer como si nada.

- Malvada - susurra el chico comenzando a levantar cada taza que se usó en el desayuno.

Me había acostumbrado tanto a pasar la mañana con ellos que en verdad no tenía muchas ganas de volver al departamento de Bautista, se que mi estadía con ellos dura pocos días y después debo volver con él pero me encanta la armonía de esta familia.

- ¡Vamos, que llegaré tarde! - grita Helena llamando a los niños.

Sasha y Stefano vienen con sus cosas para seguirla, en verdad ella tenía una gran autoridad tanto con los niños como con su esposo, la última palabra siempre la tenía Helena.

Los cuatro nos subimos a su auto, los niños iban atrás mientras a mí me tocaba ir a delante en el asiento del copiloto, ella al solo subir puso la música alta, no puede empezar su día sin buena música, debía darle la razón en ese tema. Primero dejamos a Stefano en sus clases, le repitió que se porte bien y luego dejamos a Sasha que se quejaba por que debía entrar a sus clases acompañado de su tía.

- Uno no se escapen de sus clases y dos no beses a ninguna chica enfrente de Mackenzie - sentencia dándole una mirada severa.

- Esa niña - acota rodando sus ojos.

- Esa niña en diez años será una hermosa mujer y tú querido sobrino vas andar como loco por ella, espero que te rechace y te haga sufrir - acota con media sonrisa.

- Eres una exagerada tía - contesta el adolescente chasquendo la lengua.

- ¡Entra a clases! - le grita cuando va entrando solo para hacerlo sentir vergüenza.

Nuevamente nos ponemos en marcha, debía llevarme a la fundación, en cierta parte me sentía un poco una carga para ella y su intenso horario de trabajo, en verdad tanto Helena como Dmitri eran admirables porque no se cómo lo hacían pero todo era organizado podían con sus trabajos y los chicos a la misma vez.

- No eres una carga - acota.

- ¿Lo dije en voz alta? - murmuro avergonzada.

- No Ariel, tu cara lo dice eres muy transparente pero saca de tu cabeza que eres una carga porque no lo eres - declara sincera.

- Lo que hacen Bautista y tú no lo haría nadie, soy una desconocida pero me tratan como si estuviera en su familia hace años - comento.

- Eres parte de la familia Ariel, juntos vamos a salir de esto serás un ave fénix y el mundo va tener que prepararse para cuando suceda eso porque todos lo que te hicieron mal pagarán en el infierno - afirma muy convencida.

Mi Maldita Perdición (13° SAI) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora