Epílogo II.

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Bautista.

Años después.

Estos años han sido sumamente maravillosos, no solo en lo laboral sino en lo personal sobre todo apostando a nuestra familia con Bianca, ahora éramos padres de tres niños, Naomí nuestra primogénita que llegó a nuestra vida hace cinco años y luego teníamos a los gemelos Theo y Tobías nuestros varones de dos años que coronaron nuestra familia con su llegada.

Nunca pensé que iba ser tan lindo ser padre, disfruto tanto mi paternidad que si por mí fuera tendríamos muchos más hijos pero Bian dice que con tres niños es suficiente y respeto su decisión.

- ¿Cómo va todo amor? - dice mi esposa llegando para rodearme con sus brazos.

- Que hermosa que estás - digo halagando su belleza.

- Te amo tonto - acota mientras se para en puntas de pies para besarme.

Amo demasiado a mi mujer.

- ¡Papá! ¡Mamá! - se queja Noami con cara de asco al salir al jardín.

- En unos años amarás dar besos - afirma mi esposa ganando una mirada de mi parte.

- Papá dice que los niños tienen gérmenes - declara nuestros hija con asco.

- Tu papá es un poquito exagerado - bromea mi esposa.

- Los niños tienen gérmenes - declaro sonríendo y observado como mi pequeña asiente a mis palabras.

Los dos torbellinos salen al jardín haciendo mucho ruido como es costumbre y comienzan a tener una pelea con sus espadas de juguetes, los gemelos son todos unos personajes.

- Y son tontos - acota Naomí.

- ¡Naomí! - le regaña mi esposa.

Bianca empieza a explicarle que no debe decir esas cosas sobre los niños y se enfrascan en una larga charla para hacerla entrar en razón.

Observo a cada integrante de mi familia mientras me encontraba preparando la parrilla para hacer un barbacoa, Ariel y Adler venían almorzar según dijeron querían contarnos algo por eso mi linda esposa habia tenido la maravillosa idea de que cocine algunas carnes y vegetales para almorzar juntos en nuestro gran jardín de nuestra casa este día.

- Deben ser ellos - me dice Bianca entrando nuevamente a nuestra casa.

No tardan nada el volver pero en compañía de la Sirena y Adler, ella llevaba un postre en sus manos que no dudo en darle a su esposo para abrazarme.

- Hola Sirena - la saludo feliz.

- ¡Tía sirena! - gritan los gemelos al verla.

- Con cuidado niños - interviene Adler al ver cómo Theo y Tobías querían colgarse de ella.

- Hola Adler - saludo.

- Bautista - dice pero no deja de verla a Ariel con atención.

Ellos se había casado hace tres años atrás, fue hermoso ese momento sobre todo cuando lleve a Ariel al altar para que una su vida a este hombre que la hace tan feliz.

Las mujeres empiezan a organizar la mesa para todos mientras con Adler nos quedamos controlando la parrilla mientras bebemos unas cervezas hablando un poco sobre trabajo.

-  A lavarse las manos - le dice mi esposa a nuestros hijos que rápidamente la siguen para el baño.

Muero mucho de amor cuando veo a Bianca en modo madre, ella es perfecta y es una fortuna tenerla como mi esposa.

- Vayan acomodarse que ya sirvo - les comento

Nos sentamos a almorzar mientras Naomí no paraba de hablar de todos los pasos de ballet que había aprendido en la academia de danzas que iba.

- Bueno digan lo que nos querían contar - les pide Bianca.

Ariel mira a Adler, se toman de las manos y sonríen. - Estoy embarazada - declara la sirena tomandonos por sorpresa.

- Sirena - murmuro emocionado.

No tardamos nada en abrazarlos y felicitarlos, era una gran noticia para ellos, la felicidad de ambos era inexplicables.

Estaba tan orgulloso de ella, mi linda sirena estos años había demostrado que era un jodido y radiante ave fénix que resurgió de sus cenizas para llevarse el mundo por delante.
Cada uno de sus logros me ponía extremadamente feliz.

- ¿Qué tanto piensas? - me pregunta la sirena mientras estamos en el jardín controlando como los niños jugaban alegremente.

- Estoy feliz por tu felicidad, merecías todo esto - digo al mirarla a los ojos.

- Tu también lo merecías, es hermosa tu familia Bau - astuta sonriendo.

- La tuya será hermosa también - afirmo al abrazarla.

- Gracias Bau por insistir en que no debía rendirme - comenta emocionada.

- Siempre supe que serías ese gran ave fénix, estoy orgulloso de tí y de todo lo que lograste - declaro.

La abrazo con fuerza sabiendo que su lucha había tenido un gran fruto, se enamoró, se casó y ahora sería madre, ella siempre mereció mucho más y ahora tendría su propia familia que iba a amarla tanto como todos lo hacemos.

La Sirena cambió mi vida, yo la suya y ambos encontramos a nuestros amores en el momento que menos lo esperábamos.

Ella sería feliz con su familia.

Yo también sería feliz porque a mi lado tenía todo lo que necesitaba, una maravillosa esposa y mis tres amados hijos.

Definitivamente éramos muy afortunados.


Mi Maldita Perdición (13° SAI) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora