Capítulo 5.

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Llevaba semanas sin salir de fiesta y vaya que el cuerpo te pasaba facturas, no se porque me dejé arrastrar por Eric a ese bar a los dos minutos de entrar estaba solo ya que el señor había encontrado a su conquista de la noche y no tardó nada en meterse en un baño a follar con esa chica así después de eso decidí volver a mi casa, llegué a mi departamento pasando la medianoche. Revisé el cuarto de Ariel ella dormía muy tranquilamente lo que me obligó a suspirar aliviado de que esté todo bien así que fuí a mi cuarto a darme un baño para luego meterme en la cama donde no tardé nada en quedarme dormido.

Si no fuera por la sirena me hubiera quedado dormido, así que salte de la cama, tomé lo primero que encontré y salí de casa volando porque debía estar en los tribunales a las ocho de la mañana y solo faltaba un minuto para encontrarme con mis clientes.

¡Qué día me esperaba!

Después de una larga mañana por fin llegaba al bufete, estaba cansado y necesitaba un buen café.

- Señor De Luca - dice la secretaria al verme entrar.

- Buenas tardes - saludo pasando directo a mi despacho.

- Tiene ... - la chica quiere decirme algo pero justo entro al despacho que estaba invadido por un ruso que estaba revisando mi reserva de alcohol.

- No soy fan del vodka - acoto.

- ¡Americanos! - exclama rodando sus ojos.

- ¿Gauss o Gavriel? - inquiero porque no era muy bueno diferenciando a quien era quién.

- Me ofende - dice molesto.

- No reconozco cuál es cuál de mis sobrinos así que no es mi culpa que tú y tú hermano sean exactamente iguales - comento al sentarme en mi sillón.

- Soy Gavriel así que más vale que lo tu llamada para que esté aquí sea importante porque deje a mi esposa embarazada de seis meses en Rusia - declara al tomar asiento enfrente mío mientras se sirve un vaso de whisky.

- ¿Serás padre o abuelo? - bromeo porque sé que su esposa tiene la misma edad que la mía mientras que él casi supera los cuarenta.

- ¡Que idiota! - exclama.

- Lo siento Gavriel pero en verdad necesito tu ayuda - saco los papeles que tenía en mi cajón y se los entrego para que los lea.

- ¿A quién lastimaron? - inquiere sin sacar sus ojos de su las hojas.

- A una amiga mía, la atacaron en la calle porque se negó a casarse con ese individuo - comento apretando mi quijada molesto

- ¿Ataque de que tipo? -

- Violación y agresión física - contesto cabreado porque todavía recordaba ese momento que llegué al hospital y mi prima me contaba lo que había sucedido.

- Conozco a los Tanner, son narcotraficantes de poco calaña, será fácil atacarlos. ¿Lo quieres ver o solo me encargo del problema? - pregunta al observarme.

- Quiero justicia - afirmo.

- Te entendí - declara con una sonrisa malvada.

Gavriel se despide dejando en claro que le dé unos días de reconocimiento del campo y así podía traer a su torturadores para desangrar a esos desgraciados que arruinaron la vida de mi Sirena.

- Bautista - dicen entrando a mi oficina.

- ¿Helena? - digo confundido.

- Tenemos que hablar - sentencia cabreada.

- ¿Qué hice? - pregunto directamente porque si ella estaba acá y con esa cara solo significaba que estaba metido en problemas.

- ¿Qué es eso de hacerte el galán con Bianca Meitzner? - exclama indignada.

Mi Maldita Perdición (13° SAI) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora