Capítulo 2.

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Llevaba más de diez días acompañando a Ariel en el hospital, le había pedido a mi papá unos días de vacaciones las cuales supuestamente inventé  que me fuí a otra ciudad para relajarme del estrés que cargaba normalmente pero todo era mentira para poder cuidarla porque soy lo único que tiene como cercano.
Cada vez que pensaba en lo que había pasado quería destruir todo a mi alrededor menos mal que tengo a Helena a mi lado frenando mis ataques y haciendo que entre en razón porque lo único que necesitaba mi inocente sirena es alguien que sostenga sus manos cuando ocurren sus pesadillas.

¿Tan poco hombre puede ser uno para violar a una mujer?

Había echo una promesa y es que buscaría justicia por ella, hablé con varios colegas especializados en el tema para que me orienten sobre estos casos y como debería seguir en todo lo que vendría luego que Ariel decida hacer la denuncia, iba a cumplir con mi palabra y todos los que la dañaron se van a podrir en la cárcel.

- ¿Cómo está? - la voz de Helena me saca de mi concentración.

- Bien - digo suspirando.

Ariel no estaba bien, todas las noches tenía pesadillas que terminaban en una crisis de ansiedad que obligaban a las enfermeras a tener que darle algo para dormirla, son horribles esos momentos como lo que habíamos vivido está madrugada.

- Bien desde el punto clínico - acota mi prima chasquendo la lengua. - Toma - agrega entregándome un café con una bolsita que contenía unos tostados.

- Gracias por todo Lena - murmuro cansado.

- Hablemos afuera un rato - me pide.

- No quiero dejarla sola - afirmo preocupado.

- Dudo que despierte pronto - comenta mi prima pensativa.

Resignado me levanto del sillón que es mi lugar hace más de diez días porque el único momento que no estoy acá es cuando mi prima me hace el relevo para que vaya a casa a ducharme después estoy a cada hora a su lado.

- ¿Qué quieres hablar? - le consulto al recostarme sobre la pared fuera de la habitación.

- Le darán el alta hoy debe seguir con el tratamiento psicológico y deberá tomar algunos fármacos para estás crisis que tiene - suspira. - se que no me corresponde decirte esto porque no es mi área de trabajo pero estuve averiguando un poco por mi cuenta, quieren ver si tú te vas hacer cargo de ella porque de no hacerlo es preferible que quede internada en el área de psiquiatría del Med por seguridad propia - culmina de forma profesional.

- Yo no tengo problema de llevarla a mi casa - declaro convencido.

- Me imaginé pero tú casa debe cumplir con ciertas medidas preventivas - agrega.

- ¿Cómo cuáles? - consulto confundido.

- Ariel es peligrosa para si misma, no para lo demás porque sus ataques terminan en querer herirse ella misma - habla mi prima.

- ¿Qué debo mejorar de mi departamento? - pregunto preocupado.

- De seguro todo lo que sea corto punzante para ella pero te sugiero que hables con Jaz, ella es psicóloga y podría ayudarte más que yo o si no quieres consultar con tu hermana ve a la fundación de Maddie tiene muy buenos programas y profesionales para estos casos - asegura Lena.

- Creo que iré a la fundación de Maddie - murmuro pensativo.

La esposa de mi primo Owen, Madison había construido junto a su familia una fundación o casa hogar para mujeres que sufrieron violencia de género o casos como los de Ariel, sabía por comentarios de mi hermana y ahora de mi prima que tenía muy buenos profesionales por ahí debía acercarme al lugar para orientarme un poco más sobre cómo debe ser los cuidados para la sirena, no quería que nada malo le pase por mi mal cuidado o supervisión.

Mi Maldita Perdición (13° SAI) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora