Capítulo 34.

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Bautista.

Habíamos llegado a semana doce de embarazo, mi mano estaba apoyada sobre el vientre de Bianca acariciando ese zona que ya comenzaba a notarse. Ambos estamos ansiosos de poder contarle a la familia de la llegada de nuestro bebé, un nuevo o nueva De Luca llegaría para unirse a la locura de sus demás primos, deseaba que sea un niño pero ella aseguraba que es una niña lo que significaba que iba a comerme todas las bromas que les hice a mis primos sobre su absurdo grupo de WhatsApp que tenían para organizar como cuidar a las princesas de la familia y debería ser parte de eso.

- No quiero levantarme - murmura acomodándose más a mi lado.

- Debemos ir al cumpleaños de tu papá - digo dejando besos en su mejillas.

Hoy es el cumpleaños de mi suegro, estaba por hacer una gran fiesta para la familia Meitzner y sus amigos, sería la primera vez que iba a estar con ellos así siendo el novio de Bianca, ya habiamos tenido una cena de presentación dónde al hombre no le caí para nada bien y después que le demos la noticia del embarazo de seguro va querer matarme, debía estar preparado para todo.

- Lo sé - musita al abrazarme más fuerte.

Sonrío porque hace mucho no era tan feliz como lo soy ahora, no tenía preocupaciones más que mi trabajo, sabía que la Sirena cada día mejoraba más y me daba más alivio por saber que de a poco iba resurgiendo esa hermosa ave fénix.

Todo se iba alineando para nuestra felicidad.

Mientras Bianca seguía haciendo fiaca en la cama, luego de pasar por el baño voy a la cocina a preparar el desayuno frunzo mi ceño cuando escucho suaves pisadas a la puerta que me hacen mover para saber que sucedía, Ariel estaba saliendo despacio del departamento tratando de no hacer ruido.

- ¿A dónde vas Sirena? - pregunto al cruzarme de brazos.

Ella se sorprende de verme despierto. - Iré a desayunar con Adler - responde mordiendo su labio inferior.

- Te parece salir así como si te estuvieras escapando - niega su cabeza. - Siempre debes decirme dónde estarás o mínimo dejar una nota - le pido.

- Lo siento Bau, no quería despertarlos - acota suspirando.

- Que sea la última vez - digo

- Creo que ya estar practicando conmigo como serás con tu hija - bromea escondiendo su sonrisa.

- Ve con Adler - niego mi cabeza divertido.

- Nos vemos en la fiesta del papá de Bianca - me grita antes de cerrar la puerta del departamento.

Niego mi cabeza sin poder borrar la sonrisa de mi rostro, que la sirena vuelva a vivir como lo está haciendo no tiene precio porque después de todo lo que vivió solo se merece la felicidad absoluta en su vida además Adler ayudaba mucho en su recuperación.

- A papá oso se le escapó su niña - escucho la voz de mi novia cargada de diversión.

- Se iba sin decirme dónde - me justifico al girarme para mirarla.

- Pobre de nuestra hija - bromea al abrazarme.

- Seré un padre muy celoso y sobreprotector - aseguro suspirando.

Todavía no sabíamos que sería el bebé pero Bianca decía que sería una niña, lo cual me ponía en un poco de alerta.

- Nuestra hija va amarte como yo te amo a ti - afirma robándome un beso.

Sus palabras me reconfortan, no quería ser como mi padre, mis tíos o mis primos pero en el simple hecho de pensar que podría ser padre de una niña generaba una sensación de alerta de pura protección hacia ella y definitivamente tendría que formar parte de ese grupo del que tanto me había burlado meses atrás.

Mi Maldita Perdición (13° SAI) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora