Todas(7): La fiesta de Navidad.

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Os contaré que en boxing day. Ese día se celebra después del de Navidad y se dedica a darse regalos entre los amigos, familia, etc. Bueno, pues feliz Boxing day, aquí os dejo mi regalo. Espero lo disfrutéis.

Un besote!^^

Feliz navidad!

Olivia

En vísperas de Navidad, alguien en la planta del hospital había pensado que era una buena idea ponerles un gorro de Papa Noel a todos los enfermos, incluso a los comatosos. Olivia cuando lo vio se quedó sin palabras. Le pareció de mal gusto. Como intentar recordarle que aunque su padre estaba estancado, el tiempo seguía corriendo.

Le quitó el gorro y lo tiró al pasillo. Después se acomodó en el sillón, acercó la mesita auxiliar y puso encima la bolsa que había llevado. Sacó varias cajas con comida japonesa. Verduras en tempura, sushi y sopa. Nada ni remotamente navideño. Sacó los cubiertos y después depositó lo que quedaba en la bolsa en el suelo. Entre ellas el regalo de Jeremy. Que no pudiera abrirlo no significaba que no pudiera llevarlo con ella a todos lados. Era como un talismán, le hacía recordar que no estarían tan solos.

-Papá te he traído un regalo. Son unos calcetines de lana. Aquí se te quedan los pies congelados. -Sacó un par de gruesos calcetines de lana marrón y se los puso, frotándole un poco la puntera de cada pie-. Mucho mejor así. Ahora voy a cenar y me quedaré aquí a dormir. Así despertaremos juntos el día de Navidad.

Olivia se sentó a cenar y volvió a coger el regalo de Jeremy, lo había cogido cien veces. Lo agitaba, lo balanceaba... Era pesado y sonaba como un sonajero escacharrado. Esperaba que no fuera algo frágil, porque si lo era es que estaba roto.

Cuando terminó de cenar puso la televisión, se tapó con una manta y cogida de la mano de su padre se durmió apenas a un par de horas de la media noche.

***

A la mañana siguiente, Olivia acicaló a su padre. Ayudó a los celadores a asearlo y después le peinó, le echó colonia y le quitó un mascarón de la mejilla con un poco de saliva. Ella también se arregló. Tenía esa cena con las coleccionistas y por primera vez estaba nerviosa. Imaginaba que también estarían Jules y Annabel, aunque no lo sabía seguro. No les había preguntado y en el último segundo le surgió las dudas. Tal vez solo era una invitación para ella, que era la única sin plan navideño. Hasta donde ella sabía, Jules debía atender un favor adquirido recientemente y Annabel tenía trabajo preparando una macro cena para un grupo de gente que la detestaba, de la cual había tomado la decisión sin contar con ellas. Olivia no sabía hasta que punto sabrían las coleccionistas sobre ese tema, pero llevaban mucho tiempo sin meter mano en ninguno de sus temas y Olivia ya las extrañaba.

Después de desayunar en condiciones, con beicon, judías, tostadas, café y fruta, ya no aguantó más. Quería abrir el dichoso regalo. Debía abrirlo o explotaría de la necesidad. Quería ver lo que ocultaba la caja.

Su caja.

Su regalo.

Su tesoro.

Lo abrió, antes de que su complejo de Gollum fuera a mayores. Deshizo el lazo de terciopelo rojo. Había varios paquetes independientes. Abrió el primero.

Carretes de fotos.

¿Le regalaba carretes? ¿Para qué quería ella carretes? Pensó que tal vez eran viejos y debía llevarlos a revelar, pero al abrirlos vio que estaban sin estrenar, listos para usar. Desconcertada, lo dejó sobre la mesa auxiliar y sacó un segundo paquete.

Una tira de cuero y nailon para colgar al cuello.

Olivia cada vez entendía menos de los regalos de su jefe. Sin duda debía proponerse conocerlo más a conciencia por si había futuros regalos. Desechando la idea de que podría haber futuros regalos, abrió el siguiente paquete.

Las coleccionistas de romancesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora