Buenas noches! Aquí vengo con otro nuevo cap. Ya sé que dije que el próximo sería de la cena de Navidad, pero al final se ha quedado en no Navidad. Y es que he empezado a escribir sobre Olivia y de repente me he visto con ocho páginas y, sinceramente, no he querido acortarlo. Creo que ha quedado bien y que merece la pena añadirlo aunque tenga que retrasaros la cena de navidad para la semana que viene.
Me habéis comentado que haga maratón. De momento me es imposible, trabajo de sabado a jueves y la cosa está difícil. Pero en cuanto tenga más tiempo intentaré escribir una maratón o un cap doble, mientras intento haceros caps medianamente largos en recompensa.
Muchas gracias por vuestro apoyo. Espero disfrutéis con el nuevo cap. Un besote ^^3.
Cuando les habían informado de que debían entrar a la sala y ni Jules ni Seth aparecían. El abogado de ella se preocupó, preguntándole a las amigas de su cliente si sabían donde estaba. Olivia y Annabel negaron, igual de despistadas que él. Dónde podían estar era un misterio, incluido para la jueza, cuya paciencia ya colmaba el límite.
Olivia, como buena amiga, llamó a Jules. Pero el teléfono sonó sobre la mesa del juzgado. Entonces vio como el abogado marcaba un teléfono, ausente de miradas indiscretas, y comenzaba a hablar. Intentó estar atenta a la conversación pero fue difícil al oír como tanto su móvil como el de Annabel comenzaban a sonar.
A veces hay que forzar las reconciliaciones. L C R.
Olivia miró a Annabel, la cual estaba igual de perdida por aquel mensaje de las coleccionistas. Tenía claro que no era ajeno a la situación actual y que tenía que ver con Jules, pero eso no les aclaraba ni dónde estaban ni el motivo.
-Señoría, mi defendida y el abogado demandante están atrapados en el ascensor entre la planta cuarta y tercera desde hace más de cincuenta minutos -dijo el abogado Carter tapando el teléfono y sacando de dudas a todos en la sala.
-Alguacil, avise a los técnicos para que arreglen la avería y podamos continuar este juicio de una bendita vez.
La gente que esperaba por su propio caso salió protestando, mientras Olivia y Annabel seguían los pasos del abogado colgado del móvil.
-¿Estáis bien? Y yo que creía que os estabais reconciliando en algún rincón del edificio, amigo. -Oyó Olivia con nitidez.
Reconciliaciones...
Reconciliaciones...
-¿Con quién habla? -preguntó Olivia interrumpiendo, acelerando el paso para ponerse a la misma altura.
-Esto es una conversación privada, señorita Orwell.
Ya, claro que sí. En otra situación era posible, en ese momento no.
Todo había sido tan raro esos días atrás. La inesperada llamada del abogado para pedir sus testimonios, el que Jules no lo supiera hasta ese día, el ver al insoportable vecino de Jules espiando desde la puerta de la sala. Todo. Olivia lo había compartido con la inocente Annabel que, por supuesto, no había notado nada extraño, y lo asociaba a la buena suerte y el destino. Y nada más lejos de la realidad. Olivia sabía que el destino lo fabricaba cada cual el suyo , y ahí alguien estaba fabricando el de Jules. Solo debía encajar las piezas como era debido.
-Sé con quién habla y lo pienso confirmar.
Corrió para bajar las escaleras, dejando al abogado y a Annabel atrás, quería llegar cuando los técnicos abrieran las puerta del ascensor, ser la primera en ver la escena sin adulterar. Bajó las escaleras de tres en tres, chocando con la gente que ya se había percatado de la avería del ascensor. Para cuando llegó a la tercera planta iba sudada y fatigada, pero no se paró, siguió adelante hasta que dio con un hombre con traje de trabajo junto a la puerta del ascensor. Miraba el panel de llamada y después la puerta, en la que había un sobre negro pegado. Olivia lo arrancó del frío metal de las puertas sin importarle mucho lo que pensara el técnico de ella.
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Las coleccionistas de romances
Romance¿Si te dieran la posibilidad de ahorrarte decisiones complicadas lo harías? Ellas aceptarán ese juego, que pondrá sobre la mesa todas sus malas decisiones.