XI

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Se detuvieron en una gran casa con ventanales enormes lejos del centro donde había mucha gente celebrando. Eri se bajó de Gret para observar las plantas en la entrada deteniéndose detrás de Genre. Tenían muchas flores preciosas que le recordaron a Rubidus.

- ¡Genre! - Una chica abrió finalmente la puerta después de que tocara tres veces. Se veía algunos años mayor que ellos. Parecía una señora en miniatura, llevaba el cabello amarrado y un camisón lila. Se lanzó a abrazar a Grenre unos segundos hundiendo su cara en su cuello. - ¿Qué haces aquí? Estaba a punto de ir a dormir.

- Lamento molestarte, querida. - Dijo Genre educadamente después de alejarse con rapidez. Se acomodó el traje alisandolo con las manos. - Estoy acompañando a estos chicos y no tenemos donde quedarnos, creí que podrías darnos asilo por hoy.

- Seguramente esa bruja brillante te obligó a acompañarlos, ¿cierto? Te dije que vinieras conmigo cuando salí de ahí. - La chica tomó entre sus manos el rostro de Genre nuevamente haciendo que se agachara un poco. Al soltarlo los miró a todos. - ¡Claro que pueden quedarse! Todos los que vengan con Genre son bienvenidos en mi hogar. - Dijo con voz dulce.

- Ella es Sgre. - La presentó nervioso y avergonzado por su cercanía pues ahora se sujetaba con fuerza de su brazo. - Crecimos juntos pero ella vino a vivir al Adamantio hace algunos años. - Se giró hacía ella esta vez. - Sgre ellos son Brosse, Aria, Eri, Stella y Luna. - Señaló a cada uno. Sgre frunció el ceño al final sin disimular siquiera un poco su mueca de desaprobación y jaló del brazo a Genre para que se agachara más.

- ¿Una oscura? - Le susurró lo suficientemente alto para que la escucharan. - ¿Es dócil? - Preguntó con falsa preocupación.

- No, no soy. - Dijo Luna molesta en voz alta recargándose un poco en la cabeza de Rojo pues aún no desmontaba. - Pero no tengo planeado "invocar a las tinieblas y crear una oscuridad eterna". - Habló con voz boba imitando lo que había escuchado desde que entró al Adamantio.

Stella se río detrás de ella y Sgre arqueó la ceja molesta haciéndose ver aún más vieja.

- Pueden dejar a los caballos ahí. - Señaló el lugar y se dio la vuelta para entrar a la casa sin hacerles más caso. - Les enseñaré las habitaciones.

Cuando estuvieron solos de nuevo Genre hizo una reverencia pequeña avergonzado. Ya conocía a Sgre, no sabía ocultar sus emociones y siempre se apresuraba a juzgar pero debajo de eso era buena persona y siempre había sido dulce con él.

- Me disculpo por ella. - Levantó la cabeza después de unos segundos topandose con las miradas apacibles de todos, nadie parecía molesto. - Tal vez no fue buena idea venir aquí. - Insistió.

- Está bien. - Aseguró Luna mientras bajaba de Rojo y ayudaba a Stella a desmontar también ofreciéndole si brazo que ella ignoró. - Debería disculparme yo, me dejé llevar, no debí hablarle así.

-Seguramente estás harta de que digan cosas sin sentido. - Sonrió Genre comprensivo. - Hablaré con ella para que no pase de nuevo.

Luna le devolvió la sonrisa. Genre era un chico bastante simpático y amable, ese tipo de personas que daban calma con tan solo escucharlo. Además en el corto camino que habían recorrido había sido muy atento, preguntaba cada cierto tiempo si estaban bien o si necesitaban algo. Luna creyó que solo en Nativis había personas extremadamente amables pero Genre también lo era y sobre eso, tenía unos modales perfectos. Como un caballero modelo, un príncipe.

- Que denso. - Dijo Aria simplemente.

- ¿Y si puedes invocar a las tinieblas y crear una oscuridad eterna? - Preguntó Eri abrazándose de ella nuevamente, Luna empezaba a acostumbrarse a eso aún que no quería aceptarlo. - No creo que puedas por que eres muy dulce. - Añadió.

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