XII

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Brosse sentía el latir de su corazón en los oídos. Iba rápido sin dejarle respirar entre cada latido. La camisa que Sgre le había dado le picaba un poco el cuello. Intentó respirar despacio y tranquilizarse pero no lo lograba. Luna parecía tranquila a lado de él aún que jugueteara con sus dedos nerviosamente. Genre recargó la mano en su hombro para intentar darle animo, le sonrió con tranquilidad.

- Todo estará bien. - Dijo Stella detrás de ellos. La falda que Sgre hizo que se probara era de un azul oscuro que resaltaba. - Solo... Sueltalo.

Brosse asintió, sabía que intentaba animarlo pero Stella jamás había sido buena con las palabras. Sgre les dio las indicaciones para llegar al palacio y las siguieron hasta unas majestuosas escaleras que daban directamente a la entrada. En los costados había flores de romero como si las enmarcaran. Vistas desde abajo, parecía que subirían al cielo. A cada escalón Brosse sentía que el corazón se le saldría de la boca finalmente.

- Nos quedaremos aquí. - Avisó Aria tomando del brazo a Stella y Eri cuando llegaron al descanso. - No queremos interferir con sus asuntos.- Stella asintió después de escucharla y se acercó a Brosse para abrazarlo.

- No tengas miedo. - Le susurró al oído. - Ya llegaste hasta aquí.

Alcanzaba a ver las puertas del palacio que estaban abiertas de par en par, aún faltaba un segmento más de escaleras para entrar y Brosse pensó por un momento en regresar pero sabía que no era una opción. Escuchó en su cabeza el gritar de los rebeldes. - "Luchamos contra el rey" - Decían, el rey al que estaba a punto de confrontar. Un escalofrío lo recorrió al preguntarse que habría ocurrido con todos. Además de ellos había más personas en el descanso disfrutando de la vista que daba la altura. Podía ver la entrada del Adamantio desde ahí. Todo estaba tranquilo, escuchaba como zumbidos las voces. Brosse cayó en cuenta de que por la noche, el Adamantio parecía un lugar diferente.

- Creo que vi a alguien conocido. - Dijo Luna comenzando a alejarse. Brosse notó una expresión extraña en su rostro. - Esperen un momento aquí, vuelvo en seguida. - La perdieron de vista cuando giró al costado del castillo.

- ¿Creen que el rey realmente nos haya abandonado por los rebeldes? - Les preguntó Brosse en voz baja. - ¿Qué pasará si no cree en la leyenda de la alianza?

- Tienes que hacer la crea. - Dijo Aria pasando su brazo por encima de sus hombros, Brosse se tensó cuando se acercó a su oído. - Y hacer que quiera intentarla.

- Aria, este no es el momento. - La regañó Stella. - Déjalo en paz, tiene que concentrarse.

Aria lo atrajó más a su cuerpo pero lo soltó unos segundos después sacándole la lengua a Stella. Eri los llamó desde el extremo del descanso para que vieran la altura a la que estaban. No era mucho, pero los techos de las casas debajo se veían pequeños, tampoco podía distinguir donde estaba la posada de Sgre. Genre se acercó de nuevo a él.

- La leyenda de la alianza fue lo que te trajo aquí pero sabemos que lo más seguro es que no sea más que un mito. - Dijo en voz baja. - Aria tenía razón, debes concentrarte en que lo crea y te apoye pero aún si no lo logras, lo más acertado será negociar un convenio, esta es tú oportunidad. Exige una solución para tu pueblo sea cual sea.

Brosse lo sabía pero justo ahora tenía un mal presentimiento. Algo que no había sentido durante todo el viaje. - No sé lo que pasa en el Adamantio, pero definitivamente, no se arreglará con una conversación.- Había dicho Pauper, aún así no podía volver al noveno reino sin una respuesta justa. Quería las razones de convertirlos en bastardos sin explicación o aviso alguno. El porqué les habían mentido prometiendoles seguridad para luego aplastar sus esperanzas de nuevo. Quería de vuelta todo lo que les habían quitado. Finalmente había llegado el momento de exigir justicia no solo por su pueblo, si no también por Nativis y el quinto reino. Respiró hondo una vez más y un fuego comenzó a encenderse en corazón.








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