XVII

29 5 0
                                    

- Mi señor no me mataría. - Dijo el joven entre balbuceos intentando acercarse lo más posible a la pared para alejarse de la espada. Stella veía sus manos temblar claramente. - Usted no es como el rey. - Sauter rió despacio y se acercó al oído del chico.

- Intenta probarme. - Le susurró haciéndolo soltar un suspiro asustado. Se alejó de él para ver sus ojos llorosos por el miedo. - Comience a hablar, consejero. - Ordenó.

- No aquí. - Dijo el chico despacio con apenas un hilo de voz mirando hacía los lados. - Los guardias tienen la orden de regresar en una hora desde que el rey entra a la sala. No deben tardar en volver. - Sauter bajó su espada dejándole respirar, el chico se dobló sobre sus rodillas por un momento para recuperarse. - Debemos ir a un lugar seguro, siganme.





- ¿Estás bien, Genre? - Preguntó Brosse. Llevaba observándolo un buen rato, parecía decaído, lo que era raro en él. A pesar de ser serio de vez en cuando soltaba algún chiste o se reía de las tonterías que hacían Eri o Aria. - Te ves mal, ¿pasa algo?

- Todo está perfectamente. - Dijo Genre intentando evitarle la mirada. No era bueno mintiendo, no le gustaban las mentiras así que no había aprendido a decirlas. - No pasa nada.

- ¿La Doncella no ha dicho algo más? - Genre se tensó al escucharlo mencionarla y Brosse lo notó perfectamente pero no insistió en averiguar que pasaba. - Quiero decir...

- No me ha dicho nada más. - Respondió Genre sonriendole falsamente. No había podido dormir después de su conversación con la Doncella, necesitaba escucharla nadar entre sus pensamientos como siempre contándole un tonto suceso o incluso un rumor del palacio. No quería que los demás supieran que la conexión estaba apagada aún, los ojos de Brosse habían brillado un poco cuando le habló sobre ella y no quería quitarle ese rayo de luz. - Cuando diga algo te avisaré.

Brosse asintió y se quedó sentado a su lado esperando el momento en que él quisiera contarle lo que realmente ocurría.






El joven les había guiado a través de los pasillos del palacio hasta uno de los jardines traseros. Había una gran mesa de té cerca de la puerta de salida y un pequeño cuarto donde seguramente se preparaban bebidas. Sauter no recordaba alguna vez que hubiesen usado ese lugar pero sintió cierta sensación familiar en sus huesos.

- El rey no viene aquí desde que su majestad lady Retam falleció. - Dijo el joven mientras pasaba suavemente sus dedos sobre la mesa dejándolos empolvados. Sauter se sorprendió al escuchar el nombre de su madre, usualmente no era mencionada por todo lo que representanba, dolor y agonía en una pérdida. - Está casi abandonado, tampoco hay guardias en esta parte del palacio.

- ¿Ya puedes decirnos qué está sucediendo? - Preguntó esta vez Stella. Lo que ese joven diría sería información muy útil para llevarle a los demás. - ¿Qué fue todo lo que vimos?

El chico suspiró pesadamente y se sentó en una de las sillas. Sauter y Stella lo imitaron intentado no llenarse del polvo que había en toda la mesa

- Le ruego por favor, príncipe que no me hable a su padre de mi. - Sauter asintió y el joven bajó la mirada.- ¿Lo jura?

- Tienes mi palabra. - Aseguró Sauter extendiendo su mano. El joven se asustó ante la idea de apretar su mano pero finalmente la tomó sintiendo los dedos fuertes del príncipe alrededor de la suya. - ¿Qué está sucediendo?

El chico permaneció en silencio por unos segundos intentando buscar las palabras adecuadas.

- Los dragones han estado viniendo desde hace mucho tiempo y se reúnen con el rey a espaldas de todo el consejo. - Comenzó el chico ansioso. - Después de cada reunión cae enfermo durante dos días con fiebre de dragón, pero no es por exposición al fuego es algo mucho más fuerte, si no porque está dentro de él. Lo he visto tomar ese cristal brillante que le dan, supongo que es eso. - Sauter recordó la imágen de su padre bebiendo a quel líquido como si fuera un niño pequeño. - Algunas veces entra a la sala con niños o jóvenes... Pero cuando sale lo hace solo. No hay rastro de otra persona.

The TownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora