- - - - - - Capitulo 3: Una noche de lluvia - - - - - -

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La mañana siguiente estuvo llena de movimiento, la familia San Juan ya se encontraba más que activa en la panadería, Nana Dionisia se encargaba de preparar la masa junto con doña toñita, Nando le daba la forma al pan y Leo por su parte los metía y los sacaba del horno. En la hacienda, todos se arreglaban con entusiasmo para la reunión de esa tarde, habían pasado la mañana arreglando los pendientes del lugar, tales como comprar y guardar los alimentos para la semana, ventilar las habitaciones, cortar la hierba para que los niños pudieran jugar en el patio y desempolvar ese librero en la habitación de Santiago.

El muchacho lucia su mejor camisa, había pueso un singular esmero en peinarse ben ese día, mientras que por otra parte, los niños estaban más preocupados por el pan y los dulces que por verse bien, así que solo se pusieron lo primero que vieron, el padre portaba siempre su misma ropa y eso a nadie le molestaba, mientras por su parte Valentina lucía una falda roja, que Santiago le había regalado hace un tiempo. Así corriendo de un lado para otro, la mañana se les fue volando y comenzó la tarde con un poco de agua.

La tarde era lluviosa, las nubes grises reinaban el cielo, la gente apuraba el paso para no mojarse, el viento soplaba con fuerza mientras los animales buscaban refugio abajo de los árboles o entre los arbustos, aún así esto no cambió los planes de los chicos, los cuales llegaron a tiempo a la panadería, justo a la hora acordada, eran acompañados por el padre, las 3 monjas que venían con los pequeñines, quienes impacientes entraron a la panadería, unos se sentaron en el comedor, otro par se tiraba harina a la cara, mientras que Juanita y Rosita hacían sonar los sartenes imitando lo que actualmente sería una batería.

- ¡Ya estense quietos diablillos! - Gritó una de las monjas mientras tomaba a los niños que jugaban con la harina.

- ¡Rosita! ¡Deja de sonar esos satenes! - Reclamó otra de las monjas mientras le quitaba tal objeto a las pequeñas.

El ruido era estrepitoso, por más intentos que hacían por contener a los niños, terminaban por hacer más ruido, para cuando Valentina y Santiago entraron a la habitación, encontraron todo un desorden.

- A ver chamacos, ¡Estense quietos! - Dijo el músico, casi en un grito, mientras entraba a la panadería y como por arte de la magia, los niños dejaron de hacer ruido y se sentaron junto a los demás.

- ¿Eres brujo o qué? - Pregunto Leo mientras entraba con una canasta llena de pan, sin duda le había sorprendido el ver lo que el joven acababa de hacer con los niños, se escuchaban solo pequeños murmullos y de vez en cuando risitas.

- Déjame ayudarte. - Dijo Valentina mientras se acercaba a Leo y le ayudaba con la cesta -Y eso que no has visto como hace que todos hagan sus deberes con un solo grito. - Comento la minera.

- Mano, tienes que enseñarme el truco. – Le dijo el castaño.

- La verdad, no tengo idea de cómo lo hago. Creo que es solo el cariño que me tienen. - Respondió este a la vez que tomaba una de las piezas de pan de la canasta para llevársela a la boca, tras dar el mordisco, exclamo – Oye, esto está delicioso. -.

-Hace magia con los niños, será buen papá- Le sonrió la minera y luego volvió a dirigir su atención, al cobrizo.- Cambiando el tema, ¿Qué pasó con Xóchitl?, ¿No va a venir? - Preguntó la minera mientras le entregaba a cada pequeño su pieza de pan.

-Ya no debe tardar. - Contestó Leo mientras le dedicaba una sonrisa a la novia de su amigo.

Mientras los chicos hablaban, doña toñita, acompañada de Nando y Dionisia, comenzaron a servir café y chocolate a los niños, las monjas se levantaron de sus asientos y ayudaron a servir la comida a los niños, estos ansiosos se aproximaron a tomar asiento en la mesa, el padre chuy miraba con alegría como las caras de los niños se iluminaban de felicidad con cosas tan pequeñas, no todos los niños de la Nueva España podían comer bien, lo que era más, algunos ni siquiera podían hacerlo en varios días, pensar en eso era realmente triste, esa era una de la razones por la cual se volvió padre, la voz de doña toñita lo hizo salir de sus pensamientos.

..::_ La Leyenda del Charro Negro_ ::..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora