..::_ La Leyenda del Charro Negro_ ::..

- - - - - - Capitulo 26: Arrepentimiento - - - - - -

El tiempo corrió con lentitud, cada minuto que pasaban ahí amarrados era un martirio para los chicos. No sabia que les haría el charro, ... Bueno, si sabían que les haria, pero no como lo haría, aunque conociendo ese lado sádico del charro, tenían por seguro algo, dolería, y mucho.

Fuera como fuera, la situación no mejoraba, parecían ir de mal en peor. Lo que sorprendía más de todo esto, era que los chicos estuvieran tan callados, de santiago era comprensible, estaba herido y fatigado por el veneno del charro, valentina intentaba callar para que ese hombre, no le hiciera más daño al muchacho.

Pero leo, ... Leo estaba completamente inmóvil, y no solo por estar atado a una columna como sus dos amigos, estaba quieto, completamente quieto, apenas se podía distinguir su respiración. No sabían si todo esto era por miedo, enojo o simple prudencia.

Cuando por fin se sintieron un poco más seguros, claro, sin contar a los sirvientes que cada 4 minutos entraban y salían de la sala para vigilarlos.

- Gato, ... - Susurro valentina al musico. – ¿Te sientes mejor?, ... ¿Te duele?, ... -

- Mucho mejor, ... sentia como si una mula me hubiese pateado la cabeza, ... - Comento el muchacho en voz baja, sacudiendo un poco su cabeza.

- Gracias dios, ... y, ... ¿Traes tu morral? – Susurro una vez más la minera.

- Si, si lo tengo, ... - Dijo con tono orgulloso santiago, al notar que aun tenia su moral con el, quizás el charro los había subestimado. Mal por el. – Tenemos que salir de aquí, y rápido, ... –

- Trata de empujar tu morral hacia aca', quiza pueda sacar algo útil. – Valentina hizo un esfuerzo para tratar de moverse un poco y meter su mano en el moral, pero era difícil, podía sentir como la rasposa cuerda lastimaba su muñeca.

- ¡YA DEJEN DE INTENTARLO!, ... - Grito leo, a los chicos, quienes voltearon a ver a su amigo. - ¿No lo ven?, ... Se acabo, ... -

Ambos guardaron silencio, incrédulos al escuchar sus palabras. Parecía que Leo se habia derrumbado. Valentina y santiago intercambiaron miradas confusas, al darse cuenta que su amigo, el líder, el héroe, se había dado por vencido.

Sus palabras fueron acalladas un momento, era un silencio incomodo y a la vez triste, no sabia ni que decir, o hacer para que su amigo volviera en si, simplemente, no sabían como actuar, o que quizás las palabras ya no servirían en ese punto. Lo que el charro le había dicho a leo había sido horrible, con saña y maldad, todo para romper su espíritu y dejarlo sumido en una tristeza que no se podían ni imaginar. Todos tenían miedo, pero no podían quedarse con los brazos cruzados.

- Primero lo primero, ... Hay que deshacerse de ellos, ...- Susurro santiago rompiendo el silencio. Su voz era baja, pero muy clara como para que sus dos compañeros los escucharan.

El castaño se acomodo, aun atado a la columna, y les dio la espalda a sus dos amigos.

- ¿Alguna idea para eso? - Susurro valentina, no sabían si aquellas criaturas los podrían escuchar, pero no quería arriesgarse.

- Solo una, ... ¿Puedes alcanzar mi bolsillo trasero?, Tengo agua bendita en una ánfora pequeña. – Santiago se movio ligeramente a un lado para que la muchacha buscara en su bolsillo cosa difícil, ya que estaban muy bien atados, esta simple acción le dejaba los brazos rojos al hacer fuerza.

- Solo no te muevas que no quiero tocar otra cosa, ... - Algo sonrojada, la minera trato de sacar el agua bendita de donde el chico indicaba.

- ¿Te apenas ahora?, dormida no me dejas de abrazar, ¿sabias?, ... Hasta me besas, ... ¿Que tanto sueñas tu? – Confeso un tanto apenado santiago.