- - - - - - Capitulo 11: ¿Dejar puebla?- - - - - -

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Los hechos de la noche anterior habían sido más que catastróficos para los chicos, a pesar de que Santiago ya estaba mucho mejor no quitaba el hecho de que los constantes ardores en su hombro fueran insoportables, Valentina no había dormido nada por cuidarlo a él y de los niños, eso sin contar que se había pasado la noche entera cerrando ventanas y tapando pequeños orificios en las paredes, tal trabajo se hacia a notar en sus heridas manos. Leo había sido atormentado de nueva cuenta por la misma pesadilla de unos días atrás y eso lo ponía paranoico, no era una buena señal y Xóchitl, dormía en ratos solo para despertar al poco tiempo ante una terrible pesadilla, aunque parte de ella sabía que aunque abriera los ojos, la pesadilla seguía ahí y vendría a reclamarla en una semana. No podían seguir así, una vida peligraba y ahora jugaban contra tiempo.

- ¡Leo Leo! ¡groa groa! ¡Leo Leo! - A la mañana siguiente Gaznate revoloteaba sobre el rostro de Leo repitiendo su nombre una y otra vez, era como una especie de despertador - ¡Leo groa! -.

Este no tuvo más opción que despertar ante los constantes gritos del animal, quien se detuvo al ver que el castaño se había levantado. Leo se talló los ojos con los puños solo para buscar a su novia con la mirada.

Ella ya no estaba, cosa que no lo sorprendió ella siempre tan madrugadora, entonces escuchó un ruido en la cocina y fue a comprobar lo que ya sabía.

- ¿Pos' a que hora te levantas mujer? - Preguntó al ver que su novia ya estaba terminando el desayuno. - ¿No dormiste nada o que? -.

-Buenos días, bien gracias ¿Y tú? - Saludó la pelinegra con una sonrisa a modo de burla. - Yo me levanto temprano, aunque no lo quiera, se me quedo de costumbre de cuando trabajaba con los Villavicencio. -.

-Trabajas demasiado. - Opinó Leo para luego acercarse a ella y tomar un cucharón -Andale te ayudo para acabar más pronto. -.

- Adale pues, oye le dirás a tu familia lo de... el Charro ¿verdad? -Preguntó -Tu abuela sigue dormida y Dionicia aún no llega y ¿qué hay de los demás?, ¿vamos por ellos? -

Leo lo pensó un momento, no sabia si su abuela la daria el permiso para ir a otra "mision".

- Al primer rayo de luz de sol vamos por ellos y si se los diré. -.

- ¡Lo que tu digas capitán! - Xóchitl puso su palma en su frente, imitando un saludo, gesto que Leo respondió con una sonrisa y ambos se dedicaron al desayuno.

El día pasó más que rápido, era bueno tener la ayuda de Xóchitl en la panaderia. Para cuando se dieron cuenta la noche ya habia caido y con ello el primer día, la morena parecia estar perdida en sus pensamientos y Leo sabia el por que, así que ahora quedaban 6 días en los que se decidiria el futuro no solo de ella, si no de los otros 3 chicos, para calmarla un poco le lanzó un poco de harina a la cara, ella se quedó plasmada un momento mientras la acción de Leo se repetia en su mente, no pudo evitar reir y al igual que él, tomó un poco de harina y se la lanzó. Pasaron un rato jugando así. Hasta que Leo la abrazó para inmovilizarla. Ambos se quedaron riendo un momento.

- ¿Qué voy a hacer contigo loquillo? - Xóchitl entre risitas le acarició el cabello, entonces Leo notó que su muñeca estaba vendada, la tomó cuidando no lastimarla.

- ¿Qué te pasó? -.

- Es que... - Ella pensó su respuesta un momento y suspiró. - No, no importa. -.

- Xóchitl...- Dijo Leo con el rostro serio.

- Vas a obligarme a decírtelo, ¿verdad? - Preguntó ella al notar el rostro serio del chico

-Si. – Sonrió.

-La noche del trato... esa noche... - Ella suspiró y habló. - Él me beso... -.

..::_ La Leyenda del Charro Negro_ ::..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora