- - - - - - Capitulo 27: Escapando del infierno. - - - - - -

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El lugar donde xochitl se encontraba, fue invadido poco a poco por un silencio profundo y denso, quizá el único sonido existente eran los lamentos lejanos de las pobres almas que se paseaban vacías por la hacienda de aquel imponente hombre.

Tomó uno de sus cubiertos y cuidadosamente, paseó la comida por todo el plato, no estaba bien desperdiciar la comida, y su intención no era esa, pero simplemente no tenía apetito. Poco a poco comenzó a perderse en sus recuerdos, en lo que pasaría con ella esa noche, ... En lo que pasaría con Leo.

Pasó así un par de segundos hasta que el sutil rechinido de la puerta la hizo volver en sí, fijando su atención en la puerta principal.

- Eso estuvo cerca. - Dijo Leo saliendo de su escondite, seguido por los otros 2 chicos. -Un poquito más y ese loco nos agarra-.

Xóchitl no respondió, no comentó nada, solo volvió a fijar sus ojos en el plato de comida.

- Vale, ... No quiero molestarte ni sonar grosero, pero... ¿Te puedes quitar?, ...- El músico se mantenía a medio respirar, accidentalmente la chica estaba encajando su codo en la costilla del chico y por ende el pobre apenas podía respirar - Me estas aplastando, ... -.

- ¡Ay! ¡Perdóname gato! - Se disculpó la chica alejándose de él, dando un par de pasos ante su queja, para dejarlo respirar.

- Gra-Gracias, No, ... no inventen... ¡Ya bájenle al pan y dulce, canijos! -Dijo el chico, intentando recuperar el aliento.

- ¿Yo gorda? Tu más bien estas todo tilico. - Se defendió la chica

- ¿Yo?... ¿Tilico?, ¿no viste como hice batallar a esas cosas? – Exclamo santiago.

- ¿De qué hablas? - Preguntó ella arqueando la ceja.

Santiago, había olvidado ese pequeño detalle, para cuando el chico llego preso justo a sus dos amigos, la minera, no estaba ahí. Repentinamente ambos chicos guardaron silencio mirándose curiosos el uno al otro, al ver a la pareja contraria.

Leo se mantenía atento a Xóchitl, en su mirada se reflejaba confusión y tristeza. Luego de un incomodo silenció Leo se acercó hasta ella y tocó su hombro, buscando llamar su atención.

-Xóchitl, ... Deja de actuar como si no existiéramos por favor-. Dijo leo.

-Ya vete, ... - Una voz fría e inexpresiva salió de los labios de xóchitl, dejando a Leo, en cierta forma pasmado. -Por favor, no me hagas llamarlo a, ... El-.

Obviamente sería incapaz de cometer tal atrocidad, solo deseaba que se fueran y la dejaran atrás. Que se alejaran, solo quería mantenerlos a salvo.

-Sé que serías incapaz, ... Por favor, ...- Insistió Leo.

Bruscamente Xochitl se levantó de la mesa rumbo a la puerta, con el paso firme y la mirada baja. Solo quería salir de ahí lo más rápido posible, no quería verlos ni oírlos, por que sabía bien que terminarían por convencerla de huir y eso significaría ponerlos en riesgo a todos.

- Un trato es un trato, señorita, ... -

La voz insensata del hombre resonó en su mente, pero aún con eso, lo que más resonó fue el lado tan oscuro que Leo sacó a relucir, esa maldad, ese coraje, ... ese odio. Ya no estaba segura de querer ir con él.

-Vivir con el, no es tan malo...-Terminó por decir. - Es muy atento. Aquí Seré feliz, ...-.

Los chicos la miraron con asombro, y con cierto temor, parecían haberle robado la memoria. Hasta que la voz de Leo terminó por romper ese ambiente.

..::_ La Leyenda del Charro Negro_ ::..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora