- - - - - - Capitulo 21: Las cartas. - - - -

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"12 de Julio de 1763.

Mamá, papá.

No saben cuanto los extraño, cuanto añoro tenerlos aquí conmigo, cuanto deseo beber una vez más uno de esos ricos tés que mamá hacía para mi cuando me sentía mal, o las tardes de trabajo junto a papá. Los echo tanto de menos. Esos recuerdos no solo los llevo en la memoria, si no también, en el corazón.

Esta es la primera carta que escribo y a pesar de que sé que jamás las podrán leer, espero quizá, con esperanza una respuesta. Aún así no puedo quejarme, y apuesto que ustedes tampoco. Una de las chicas que hace la limpieza me dijo que ahora ustedes viven mucho mejor que antes, papá ya esta mejor, me dijo que casi se ha curado totalmente y tu mamá, ya no tienes que lavar ajeno para sacar algo extra para poder cenar.

No se vayan a ofender, ustedes saben que los adoro, pero algo que extraño casi tanto como a ustedes... es vivir en el campo, libre, no me importaba que no tuviéramos dinero, que yo estuviera descalza, no me importaba ni siquiera irme sin cenar a la cama... Era feliz... Tan feliz... Extraño tanto eso, el aire en mi rostro, el pasto entre mis dedos, el dulce aroma de las flores, de la tierra después de la lluvia, los hermosos colores que teñían el cielo por las tardes... Lo que más extraño, es mi libertad... ser libre.".

Xochitl paró la lectura, esa última palabra hizo eco en su mente, seguida de una ola de recuerdos que la inundo. Aquellos horribles días de infancia, las noches en la casona de los Villavicencio, todo ese tiempo lo único que había anhelado era que se le devolviera lo que le fue arrebatado cuando era apenas una niñita, su libertad.

Leo la miró un segundo, sabia bien que pensamientos pasaban por su mente.

- ¿Estas bien? - Preguntó tomando su mano entre las suyas, buscando darle algo de conforte.

- Sí... sí... estoy bien, descuida.- Ella le sonrió cálidamente, no quería preocuparlo aún más, luego volvió a poner su atención en la carta y siguió leyendo. - A ver, ¿en qué me quedé? -.

"Los días se han vuelto una repetición constante de sentimientos e ideas negativas. Inclusive las clases que tomo a petición de mi suegro parecen repetir siempre las mismas palabras: "Ahora eres una dama, compórtate como tal". Hay veces en las que me hacen sentir vergüenza de ser yo, hablan de mi pueblo como si fuéramos portadores de alguna enfermedad rara, contagiosa y mortal. Como si ser indígena, ser pobre, ser humilde, fuera pecado mortal.

En cambió... él no... él está muy orgulloso de mi, me lo dice todas las noches antes de irme a dormir y me lo recuerda todas las mañanas en el desayuno. Voy a aceptarlo, él es muy atento, me da lindos detalles, me escucha y me quiere mucho, pero aún con todo, no he podido llegar a amarlo, él dice que con el tiempo aprenderé a quererlo, pero simplemente no puedes obligarte a querer a alguien, no mandas a tu corazón, y yo no puedo mentirme a mi misma, no me gusta tener que romperle el corazón, pero debo ser honesta... yo no lo amo... simplemente no puedo...

En verdad lo intento, lo anhelo con el alma, pero por más que me imploro a mi misma el amarlo, no puedo crear en mi otro sentimiento que no sea melancolía.".

- Así termina la primera carta.- Concluyó Xochitl doblando aquel papel.

- Creo que ya se por donde va la cosa...- Opinó Leo, imaginando un posible final.

- Es tan cruel. - Susurró Santiago, sin levantar la mirada- Me parte el alma... había escuchado de matrimonios asi, pero... -.

-Aquí está la segunda- Xochitl tomó otra carta de la caja y la desdobló.

..::_ La Leyenda del Charro Negro_ ::..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora