- - - - - - Capitulo 4: Un nuevo misterio - - - - - -

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Después de una noche de lluvia y viento, por fin salió el sol pese al clima del día anterior. El ambiente era fresco debido a las lluvias, tal vez más tarde llovería, se podía sentir en el aire fresco que corría, mientras tanto, solo podían disfrutar del sol mientras este duraba. Todo se encontraba en calma, como si nada hubiese pasado, la gente salía temprano de su casa para ponerse a trabajar.

Leo y su familia había despertado casi al mismo tiempo para reanudar sus labores de cada día, era un día domingo y abrirían tarde la panadería para disfrutar el desayuno en familia. Cuando todos se alistaron para bajar, recibieron una grata sorpresa. Un sabroso aroma de comida recién preparada inundaba el ambiente. Xóchitl, les había preparado el desayuno en forma de agradecimiento por dejarla quedarse, sin tardar todos se dispusieron a degustar la deliciosa comida de esa mañana.

- ¡Ay mija!, muchas gracias por el desayuno, de haber sido cualquier otro día de la semana nos hubiéramos levantado más temprano para ayudarte. - Comentó Doña Toñita mientras degustaba un chocolate caliente.

- No se apure, además todo lo agarre de su cocina, usted es la que me permite comer y dormir aquí y eso se lo agradezco de corazón. - Contestó la muchacha mientras se llevaba a la boca un rico pan untado de mermelada.

- ¡Ay muchacha!, si eres más buena que el pan, debiste ser monja en otra vida. - Dijo Dionisia entre risas, mientras le daba una palmada en la espalda a la muchacha, un tanto fuerte, ella tenía mucha fuerza, y a veces no la media.

- ¿Y ya me van a decir que pasó anoche?, después de pegar la cabeza en la almohada, ya no supe nada. - Dijo Nando.

- No me sorprende, todo el día sin hacer nada cansa, ¿verdad hermano? - Dijo Leo intentando contener la risa.

Este volteó a ver de mala gana a su hermano menor, de repente, una idea se le ocurrió en ese momento, dibujando una sonrisa maliciosa apareció en su cara.

- ¡AH!, pero si recuerdo algo, soñé que un burro frentón me jalaba las sabanas mientras rebuznaba, además, hermanito, entre sueños decías, "Ay mi Xóchitl, mi amor, mi flor, ven dame un beso"- Dijo en tono burlón mientras hacía sonidos de besos con la boca.

Leo se puso rojo de coraje, ambos muchachos comenzaron a discutir como niños, últimamente los pleitos entre ellos ya no eran tan frecuentes, cosa que agradecía su abuela, pero cuando discutían, terminaban con la cabeza golpeada con una cuchara gracias a Doña Toñita, con todo el dolor de su alma, Dionisia tenía que soportar como sus dos niños eran castigados por su abuela, a veces se sentía más como una tía cariñosa.

De repente, unos golpes en la puerta llamaron su atención, acompañados de los ladridos de cocol quien, como era su costumbre, temblaba de emoción al recibir visitas. Dionisia se aproximó a la puerta para atender a la visita, mientras tanto los demás aún terminaban su desayuno.

- ¡Doña Toñita, es para usted! - Exclamó Dionisia desde el marco del comedor. La mujer se levantó de la silla y se dirigió a la puerta acompañada de Dionisia, para atender a esa persona.

Una vez ya calmados, Xóchitl se sentó entre los muchachos para evitar peleas, y en caso de haberlas al menos detenerlos.

- ¿Entonces si me van a contar o no? - Preguntó Nando ya más calmado, Xóchitl con temor de que Leo iniciara otra pelea, le contestó al chico.

- Es que en la madrugada un vecino mío murió, su sobrina dijo que lo asesinaron y eso asustó a varios, además sonó la campana para anunciar misa de muerte y despertó a todos... Bueno, casi a todos. -

- Y yo ni enterado, ¡caray!, pues te digo, tengo el sueño pesado a veces, ¿por eso te viniste a quedar anoche, cuñadita? -.

- Pues sí, me dio cosa que de verdad a ese señor lo hubiesen matado, y yo ahí sola, pues... Me dio un poco de miedo. - Contestó la morena intentando cubrir a Leo, quien sabía perfectamente que ella se había quedado por petición suya.

..::_ La Leyenda del Charro Negro_ ::..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora