- - - - - - Capitulo 29: El laberinto de piedra . - - - - - -

526 29 121
                                    


-Eso.... Dolió. - La adolorida voz de Leo rompió con la extraña calma que se había formado, no había un solo sonido, salvo el rechinar de la madera del barco, como pudo se levantó y sobó un poco uno de sus brazos, había caido de lado y se sorprendía de como no se había roto el brazo. Se quitó de la camiseta, hojas secas que se habían quedado pegadas en su ropa, eso le dejaría marca, una vez se levantó y aún dolido, intentó disipar la nube de polvo aún presente frente a su rostro con una leve tos.

Xochitl por su parte se reincorporó lentamente sacudiendo el polvo de su ropa y acomodando el listón de su cabello, el cual, con el impacto, había bajado a la altura de sus ojos.

-¡¡Leo!!, ¿'tas bien?, ¿no te rompiste un hueso? -Preguntó en voz preocupada la joven morena quien corrió a ver a Leo al notar que el chico no acababa de quitarse las ramas de encima.

Leo no pudo evitar sonreír al ver la preocupada expresión de su rostro, ver que de nuevo le sonreía lo aliviaba, sumando el hecho de la elocuente frase que había usado, ¿cómo olvidar aquella noche?, la noche en la que su vida entera cambió.

-Creo que no, solo rompí ramas. - En un movimiento rápido él tomó su mano y la hizo dar una vuelta, tal como si estuviesen bailando salsa, la inspeccionó rápidamente con la mirada, haciendo volar su vestido. - ¿Tu estas bien?-.

-Un poquito magullada, pero si, ¿cómo están ustedes chicos? -

-Azonzada por el golpe, pero bien. - Respondió Valentina sobando un golpe en su nuca, nada grave, pero por un momento se sintió en medio de un tornado. - ¿Y tu?, ¿gato? -.

-Creo, ... que caí sobre mis llaves...- La voz adolorida del músico resonó un par de metros atrás de ellos, captando rápidamente la atención de su novia quien corrió a socorrerlo.

- ¡Auch! Eso, ... Te va a dejar marca. - Se burló Leo imaginando el dolor por el que pasaba el pobre muchacho.

-Ya no, ... podré tener hijos...-. La entrecortada voz del pelinegro terminó por guiar a los chicos a la parte trasera del barco, donde el pobre chico estaba tirado de espaldas sobre la cubierta.

Valentina se acercó a él y acarició un poco su cabello para intentar aliviar su dolor, luego lo revisó con la mirada, y al ver que no parecía tener más que rasguños le sonrió.

-No digas burradas, que yo quiero 2.- Esta le tendió la mano al pelinegro para ayudarlo a levantarse.

Aún adolorido, este tomó la mano de la chica y se levantó.

- ¿Y qué?, yo quiero 20 y no te digo nada. - Se burló el chico, alborotando el ya esponjado cabello de la chica.

-Luego hablan de eso. - Los interrumpió Leo prestando atención al entorno, especialmente a el cielo que rugía con fuerza y era repetidamente iluminado por un cegador rayo. -Esto no pinta nada bien-.

- Viene mucha lluvia, ... -Respondió Santiago alzando la vista, recibiendo las primeras gotas que agua que comenzaron a empapar su rostro

- Hay que movernos, lo último que quiero es pescar un catarro-.

-El globo se atoró y la flama se apagó... ¿Qué hacemos? -. Los interrumpió Xochitl.

El globo estaba atorado entre las ramas secas de los arboles y las plantas espinosas del piso.

- No se preocupen por eso, ahora de quien nos tenemos que cuidar es del Charro-. Pidió Leo mientras miraba con detenimiento al globo, había salido de peores.

- Estará furioso, ... - Agregó Santiago, mirando al horizonte, descubriendo las gotas de lluvia en forma de tormenta que se dirigían hasta ellos.

..::_ La Leyenda del Charro Negro_ ::..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora