Christopher Vélez, cree que lo tiene todo, es rico, guapo, y está felizmente casado.
Pero alguien llegará... Alguien que cambiará el orden de su vida, que lo hará darse cuenta de que es lo que realmente desea...
⚠️Historia adaptada, aunque a partir...
Salimos de la compañía, caminamos hacia los autos, cada uno sube al suyo y conduce por su lado. Joel se adelantó dejándome atrás, por lo que sólo lo fui siguiendo. Llegamos al bar más famoso de Nueva York, "London pub", entramos y ya ahí nos encontramos a los demás.
—¿Que pedirás? —me pregunto Erick.
—No lo sé, algo que no esté fuerte, a Sunshine no...
—A Sunshine no le gusta que tome — esta vez fue Richard, en una intento fallido por imitar mi voz.
—Oh vamos una copa no hace daño.
—Bien, pero solo una —dije serio.
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Habían pasado como 3 horas, todos estábamos algo mareados, yo estaba en un intento por controlarme, solo llevaba dos copas de whisky, pero había sido suficiente para marearme. Mire mi reloj, eran las diez apenas. Tenía que irme, no podía esperar para tener algo de acción.
—Chicos me tengo que ir —me levanto de mi asiento.
—¿Que? ¿Escuche bien? ¡Esto apenas comienza! Luego iremos por unas chicas, ya sabes —dijo guiñando el ojo.
—No, estoy casado, recuerdalo o mejor dicho recuerdenlo.
—Pero todos aquí sabemos que ustedes nunca hacen nada divertido.
—Pero hoy lo hará —reafirmo muy seguro.
—No lo creo, nunca lo hace ¿Por qué hoy si?
—Porque las mujeres también necesitan algo de sexo —dije obvio.
—Sabes... Todos pensamos lo mismo acerca de tu matrimonio, te casate muy joven, y no te culparemos si la llegas a engañar.
—¿A donde quieres llegar con esto Richard? Yo la amo.
—Como digas Christopher, pero no te juzgaremos si llegas a serle Infiel, sería normal.
Me terminé de levantar, salí de allí enojado, ellos lo dicen porque aún no han encontrado el amor, piensan que todo es sexo, pero no.
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Llegué a casa, subí las escaleras, y entre a la habitación, Sunshine estaba acostada en la cama viendo televisión.
—Buenas noches amor —suelto en tono sensual.
—Hola amor —dijo en un tono normal sin dejar de ver la televisión.
—¿Cómo te fue con tus amigas?
Me quite mi ropa quedando solo en bóxer y así, me acosté a su lado.
—Muy bien, el desayuno estaba rico — me da la ignorada del siglo.
Aprovechando eso, coloque mi mano en su pierna acariciandola.
—¿Y que compraste con el dinero que te sobró? —se inmuta mirándome a los ojos.
Subí un poco más mi mano, llegando hasta su intimidad y comencé a acariciarla.
—Ehh... Compre... Compre ropa —dijo en un tono nervioso, mientras se comenzaba a sonrojar.
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