Eustass Kid se despertó al sentir los rayos de sol en su cara. Se frotó los ojos, y recordó la mala noche que había pasado. Pero parecía que su cuerpo no lo había pasado tan mal como su cabeza, pues su amigo de abajo se había despertado más que contento. Suspiró. ¿Cómo podía pensar en eso después de la noche que había tenido? Alzó las sábanas y vio que su miembro estaba completamente erecto.
Se levantó de la cama en dirección a la bañera de mármol, para llenarla. Se fijó en el estante que había al lado del lavabo. Sales de baño, jabones, cremas... Y un bote le llamó la atención. El pequeño frasco de cristal contenía un líquido trasparente. En la etiqueta, Kid pudo leer: "Lubricante". Dudó durante unos segundos, pero se decidió a probarlo. Para todo hay una primera vez, ¿no?
El pelirrojo se introdujo en la bañera, que se había llenado hasta arriba con agua fresca. No sabía qué hora era, pero ya hacía calor. Con sumo cuidado, Kid esparció un poco del espeso líquido por su mano, y agarró su miembro. Jadeó al notar el frío contacto del lubricante, pero enseguida se acostumbró. De hecho, le gustaba bastante. Comenzó a mover su mano, arriba y abajo, con movimientos lentos, apretando con fuerza su enorme erección. El capitán sonrió, tenía una polla considerable.
El pelirrojo aumentó la velocidad mientras movía sus caderas dando estocadas al agua en un acto reflejo. Tenía la boca cerrada, evitando que de su garganta saliese algún gemido. Pero le costaba mantenerse callado. Su cabeza le recordaba una y otra vez la voz que había estado escuchando esa noche. Esa jodida y sensual voz que no dejaba de pronunciar su nombre.
"Eustass-ya... Eustass-ya... Eustass-ya...".
Su mente se repetía en un bucle sonoro que lo arrastraba, llenándole de calor gracias a un imaginario contacto, unas manos finas y suaves que se apoderaban de su espalda y la acariciaban, mientras una leve brisa soplaba en su oído y lo llamaba. Kid no pudo evitar gemir sonoramente cuando llegó al clímax. El semen salió con fuerza de su miembro, como si hubiese estado retenido toda la noche y por fin fuese liberado. Aún embriagado por esa sensación, Kid se recostó en la bañera para calmar su respiración. Se remojó la cara, sus mejillas estaban acaloradas.
Aseado y vestido, Kid advirtió una bandeja con comida en la mesita de té. Se acercó y vio que era su desayuno. Había de todo: café, zumo, un tazón de cereales, bollos, una pieza de fruta y varias tostadas con mantequilla y mermelada. Se sentó a comer sin pensarlo, todo tenía una pinta deliciosa. Ese cocinero era jodidamente bueno en su trabajo.
Cuando se estaba llevando la cuarta tostada a la boca, Killer apareció tras la cortina de su puerta. Se sentó en el sofá, enfrente de su capitán, y se estiró cuan largo era.
–¡He dormido de puta madre! –dijo el rubio contento, pero Kid no dijo nada. Su noche distaba mucho de haber sido buena–. Debería llevarme la cama al barco –y se rió–. ¿Qué planes hay para hoy, capitán?
–Tenemos que encontrar a un crío. Cuanto antes lo hagamos, mejor. No me gustan los críos, y seguro que se pone a llorar cuando nos lo llevemos, así que se lo entregaremos a ese jodido sacerdote y que él se encargue de cuidarlo... –hizo una pausa tensa–. Hasta el sacrificio.
Se produjo un silencio incómodo. Ambos eran piratas, y ambos habían atacado y matado a población civil, pero ese asunto les inquietaba más de lo normal. Cuando Kid terminó de desayunar, salieron de la habitación para cumplir su misión. Atravesaron el pasillo, y llegaron a las escaleras, donde el capitán se quedó estático.
Ante sus ambarinos ojos apareció el sacerdote, que subía con una cajita de madera entre sus manos. Vestía una toga dorada semitransparente que, a pesar de ser muy ancha, no dejaba nada a la imaginación. La toga estaba atada con una lazada hecha sin ganas a la altura del pecho, y a cada paso que el moreno daba, ésta parecía desabrocharse un poquito.
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El sacerdote de Ishtar
FanfictionHistoria creada en 2016. Babilonia era una extraña isla que pocos piratas conocían. Eustass Kid era uno de ellos. #2 KidLaw 6/9/20