En números rojos y al borde de la quiebra, Seungkwan ya no tiene esperanzas de sacar su estudio fotográfico adelante, por lo que decide ahogar sus frustraciones en el alcohol. Durante una esporádica visita a un club nocturno cualquiera, termina por...
Cuando Seungkwan pensaba en Carat's Runway, automáticamente asociaba la agencia a la ostentosidad, decoración innecesaria y excesivamente llamativa, sin embargo, cuando entró al edificio de la compañía aquella mañana, le sorprendió encontrar un estilo mucho más elegante y minimalista, donde el blanco y el rojo eran los colores predominantes. La combinación cromática era sencilla, pero sumamente atractiva, las paredes mostraban una suave tonalidad grisácea que se extendía hasta la mitad de su amplitud, donde podían apreciarse decoraciones talladas en yeso. Columnas de mármol aleatoriamente situadas por toda la estancia dejaban entrever la recepción y la sala de espera, la tapicería rojiza del mobiliario contrastaba con el suelo, de un color blanco no muy intenso. Podían apreciarse a su vez ventanales próximos a lo que parecía ser un pequeño salón, que funcionaba como puente entre el edificio principal de la compañía y los anexos a la misma, donde normalmente se impartían las clases de modelaje o se realizaban reportajes fotográficos. Seungkwan contempló maravillado cada mínimo detalle de la estancia, y pensar que eso tan solo era la primera planta... Una vez despertó de su ensoñación, Jisoo, el asistente personal del CEO Yoon, les recibió en la entrada tanto a él como a Jihoon y les dirigió hacia su despacho, donde, finalmente, harían oficial el contrato.
Ya habían pasado dos semanas desde que Jisoo se presentó en el estudio para ofrecerles la propuesta de trabajo en representación de la compañía, y Seungkwan y Jihoon la aceptaron sin apenas pensárselo dos veces el día que el asistente volvió al "2flash" para escuchar su respuesta. Era por eso mismo que habían sido citados aquella mañana por el Presidente Yoon, para concretar los términos del contrato, y, aunque ambos estaban al borde de un ataque de nervios, sabían que debían mantener la compostura. No podían perder esta oportunidad.
Finalmente, llegaron a la oficina del CEO, Seungkwan paseó la vista alrededor de la sala con suma discreción, le sorprendió comprobar su amplitud, tratándose de un despacho esperaba encontrar un habitáculo algo más estrecho y rústico, pero por el contrario, le recibieron una gran colección de estanterías, todas ellas repletas de títulos y demás certificaciones que conducían directamente a un enorme escritorio de madera, donde montañas de papeles perfectamente apilados apenas dejaban entrever el rostro del joven presidente tras ellos.
—CEO Yoon, le presento a los señores Lee y Boo, propietarios del estudio fotográfico "2flash" Estoy seguro de que lo recuerda, pero han venido para discutir los términos de su nuevo contrato.–intervino el Asistente Hong. El nombrado despegó la vista del papeleo en su escritorio y sonrió ampliamente al verles frente a él. Seungkwan se dio cuenta de lo verdaderamente equivocado que estaba respecto a la imagen de la compañía una vez el presidente se incorporó para recibirles, esperaba encontrar una persona completamente distinta a aquel joven rubio que tan cálida expresión les mostraba. Sus delicados rasgos, la extensión de su cabello–levemente rizado–que caía sobre ambos extremos de su rostro, el esmoquin negro que vestía, haciendo resaltar su esbelta figura...parecía un ángel, aunque, ¿qué menos se podía esperar del CEO de la agencia de modelaje más prestigiosa del país?
—Señor Boo, Señor Lee, es un placer poder conocerles finalmente, llevo mucho tiempo esperando trabajar con ustedes, por favor tomen asiento.–ambos aceptaron de buena gana la invitación del joven presidente y se situaron frente a él, ocupando los sillones tapizados junto su escritorio–Asistente Hong, puede retirarse, gracias.
—Entendido–fueron las últimas palabras del de rasgos occidentales antes de cerrar la puerta del despacho tras el, dándoles algo de privacidad. Acto seguido, Jeonghan extrajo el contrato original de uno de los cajones en su escritorio y lo extendió frente a ellos antes de intervenir nuevamente.
—Para empezar me gustaría darles las gracias por aceptar nuestra propuesta, estoy seguro de que harán un gran trabajo. Siendo sincero llevaba esperando ansioso la oportunidad de tenerles en nuestra compañía y veo que, en su caso, este también podría ser un gran paso para realzar su estudio.–recalcó audazmente el joven CEO
—Así es–admitió Jihoon–Somos nosotros quiénes debemos estar agradecidos, y al igual que usted, aspirábamos a ser contratados por su agencia como meta principal, aunque, no esperábamos recibir su propuesta teniendo en cuenta la situación actual en la que nos encontramos.–confesó honestamente. Jeonghan sonrió.
—Digamos que era una estrategia para asegurarme de que aceptarían la oferta. Hace medio año me hubiera sido imposible contar con una respuesta afirmativa por su parte.–admitió. Ambos jóvenes rieron con timidez, halagados por la gran consideración que les tenía el presidente.–Bien, si así lo desean, procederé a explicarles las condiciones y requisitos del trabajo más detalladamente antes de firmar el contrato–sugirió tras una breve pausa. Tanto Jihoon como Seungkwan asistieron, animándole a continuar. Jeonghan tomó la palabra nuevamente.–Quiero que trabajen como fotógrafos personales para dos de mis modelos durante todo un año, ambos son algo peculiares, pero confío, teniendo en cuenta su profesionalidad, que no les supondrá ningún problema tratar con ellos. Sus nombres son Chwe Hansol y Choi Seungcheol, hasta hace poco vivían en el extranjero durante sus actividades de modelaje y son bastante populares a nivel internacional. Hansol es mestizo, pero Seungcheol es enteramente coreano, en estos momentos se dirigen hacia aquí para conocerles. Los dos han mostrado especial interés por uno de vosotros en particular, por lo que atendiendo sus peticiones, usted–señaló dirigiéndose a Jihoon–trabajará con Choi Seungcheol y usted con Chwe Hansol–aclaró fijando la vista en Seungkwan.–Este contrato es temporal, pero en base a su trabajo podría considerar formular uno permanente. El salario estaba estipulado en la copia del contrato que recibieron de la mano de mi asistente y asumo que están de acuerdo con la cantidad. ¿Tienen alguna duda?–inquirió amablemente.
—Creo que todo nos ha quedado bastante claro–concretó el mayor de los fotógrafos. El joven rubio sonrió.
—Perfecto entonces, si no quieren comentar nada más, tan solo necesito sus firmas y el contrato será oficial.–Jeonghan les indicó el lugar donde debían firmar y tras hacerlo, ambos sonrieron. Aquel trabajo era la oportunidad de sus vidas.–A partir de hoy trabajan para Carat's Runway, confío en que superaran todas mis expectativas de ahora en adelante. Podrán empezar a trabajar mañana mismo, tendrán una reunión con los modelos y el staff a su cargo para familiarizarse con sus horarios y actividades programadas, la hora les será confirmada a lo largo de la tarde. Me gustaría que trasladaran sus materiales de trabajo a las instalaciones de la compañía que les serán asignadas para los reportajes y demás cuando antes, si necesitaran algo más, se les facilitará de inmediato. Eso es todo. Asistente Hong–llamó alzando la voz repentinamente. Seungkwan y Jihoon se miraron entre ellos algo desconcertados. Poco después la puerta del despacho se abrió, dando paso a dos jóvenes indudablemente atractivos acompañados por el agente del presidente, Jisoo. Seungkwan no pudo evitar fijar la vista en uno de ellos en especial, no podía creerlo. Cuando pensó que por fin las cosas le saldrían bien, la vida vino a demostrarle nuevamente lo equivocado que estaba. Aquel joven que ahora le sonreía tan despreocupadamente, era sin duda el mismo con el que se había acostado un par de semanas atrás. Tenía que ser una broma... Era matemáticamente imposible que justo Chwe Hansol, el modelo con el que tendría que trabajar durante todo un año, de entre todas las personas del mundo, fuera el mismo occidental que le acompañó a su apartamento aquella noche. Maldita casualidad y maldita mala suerte. Estaba claro que la vida nunca le había sonreído, sufrió bullying de pequeño, fue un antisocial la mayor parte de su vida teniendo a Jihoon como su único amigo, y cuando por fin consiguió hacer realidad su sueño después de fundar su propio estudio, cayó en banca rota. Pero algo como esto ya era demasiado, no solo era un golpe, era una patada de lleno y con carrerilla en toda la entrepierna. Suspiró. ¿Cuanto más tendría que aguantar?
—Será un placer trabajar con usted, Boo Seungkwan.
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