Capítulo 03

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Como se sentía mal por su pobre amigo, Kun lo invitó a un bar después del trabajo.

Invitaron también a Ten.

Al principio se veía normal hasta que, ya con unas copas encima, comenzó a lamentarse.

– ¿Por qué me dejó? – murmuró – estábamos bien –

Los otros dos miraron en otra dirección, lo que no pasó desapercibido para el tailandés.

– Ah, mierda – se quejó – escúpanlo –

Sicheng intercambió una mirada con Kun.

– Eso te toca a ti – dijo al mayor – yo sólo voy a hacerlo sentir una mierda –

Éste suspiró y se terminó su vaso de whiskey de un trago.

– Bueno – carraspeó.

Mierda. No sabía como abordar el tema.

– Sólo dilo, ¿quieres? – hipó – nada de lo que digas va a hacerme sentir peor –

De eso no estaba tan seguro.

– Bien – suspiró – Ten... ¿de verdad estaban bien? –

El tailandés abrió la boca.

– Sí – insistió.

– Ten... –

– Bien – negó – tal vez no. Últimamente... – se le quebró la voz – Dios, debí verlo venir –

– Shhh, no vayas a llorar, por favor – pidió Sicheng – no me gusta que llores. Luego quiero llorar también. Pero creo que es una reacción de mis ojos. A veces, cuando los ojos de otras personas brillan, automáticamente yo... –

– Sicheng – lo interrumpió Kun.

– Sí, perdón – abrazó a su amigo – no vayas a llorar –

– Pensé que si fingía que nada estaba pasando, entonces no lo estaba. Incluso hubo un momento en que las cosas volvieron a la normalidad. Simplemente no sé que pasó –

Sicheng, que parecía no saber que decir, se acabó su cuarto vaso de whiskey y pidió otro más.

– Sé que parece imposible – habló Kun – pero vas a estar bien. Tal vez no ahora, pero confío en que lo estarás –

– ¿Cómo voy a hacerlo? –

– No lo sé – admitió – tal vez deberías iniciar una actividad nueva. O regresar a hacer lo que hacías antes de conocerlo –

– No hacía nada – sorbió su nariz – él me presentó a toda la gente que podría haberme dado trabajo ahora –

– Sabes que puedes vivir conmigo – sonrió Sicheng – es más, te propongo algo – se sentó derecho – si a los cuarenta no consigues nada aún y yo sigo soltero, lo que es muy probable, deberíamos casarnos –

El tailandés lo miró enternecido mientras Kun frunció el ceño.

– Ok – se levantó el mayor – creo que es hora de ir a casa –

– ¿Por qué? – preguntó el peli rosa, haciendo un puchero.

– Por que – lo ayudó a levantarse – estás ebrio y tienes mucho sueño – lo tomó del brazo para comenzar a caminar – vamos. Ten conducirá tu auto y yo iré detrás de ustedes para asegurarme que lleguen bien –

– Estamos bien – rodó los ojos – yo puedo conducir –

– Sicheng, deja que te llevemos – pidió el tailandés – no tengo inconvenientes con eso –

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