Para Kun, toda la situación en general era francamente hilarante.
Primero, cuando llegaron, Lucas se presentó a Ten con todo el respeto que existía. Él de verdad pensaba que estaba conociendo al esposo de su jefe.
Incluso se había ofrecido a ayudarle a preparar la cena, pero ahí estaba la otra situación divertida.
Ten ya tenía toda la ayuda que necesitaba.
¿Por qué? Simple. Ya le estaban ayudando los amigos de YangYang.
Desde la primera vez que lo habían visto, los dos menores habían quedado totalmente maravillados con el tailandés, al grado de que ahora iban de visita solamente para verlo hacer lo que fuera.
Así que, ahí estaban los tres. YangYang estaba refunfuñando por el aburrimiento desde la isla de la cocina, mientras sus amigos hacían todo lo que Ten les pedía que hicieran con tal de ganarse una palmadita en la espalda por parte de su crush.
Y por último, había llegado Sicheng.
Ni con su actitud de mierda había logrado que alguien tan dulce como Lucas lo dejara en paz. Ten había tenido que reprenderlo por ser un idiota, así que ya se estaba portando más o menos bien, pero no lo suficiente.
Por su parte, Kun tuvo la necesidad de un momento a solas, por lo que tomó una cerveza y salió a la terraza para ver los últimos rayos del sol desaparecer.
Luego de un rato, escuchó la puerta corrediza abrirse y cerrarse detrás de él.
– Con que aquí está mi esposo – bromeó Ten, acercándose para abrazarlo por la espalda.
El chino rió y se giró para encarar al tailandés.
– ¿Sabes? Si alguien nos viera tan cercanos, seguro que sí piensan que estamos casados –
– Ya vivo contigo y no trabajo, ¿qué más pueden pensar? –
– No mucho – se encogió de hombros – ahora, ¿qué es lo que viniste a decirme? –
El tailandés se separó lentamente.
– ¿Por qué crees que vine a decirte algo? Tal vez sólo quiero pasar tiempo contigo –
– No habrías esperado a que estuviéramos a solas – golpeó la punta de su nariz con un dedo – ¿qué hiciste? –
El menor rodó los ojos.
– Bien, te lo diré, pero no puedes enojarte conmigo por que nada fue mi culpa – advirtió.
– Ya me estoy sintiendo inseguro – sonrió de lado – ¿que pasó? –
– Ok – suspiró – ¿recuerdas el día que te envié las fotos? –
"Cómo olvidarlo"
En lugar de responder, recargó los codos en el barandal de madera detrás de él y se limitó a asentir.
Ten suspiró de nuevo, sin embargo, la razón de su necesidad de aire era diferente esta vez.
Últimamente, como que le estaba gustando demasiado el Kun que llegaba de trabajar, dejaba su chaqueta y corbata por ahí, doblaba las mangas de su camisa hasta los codos y la desabotonaba de arriba. Algo en el alivio de sus ojos cuando por fin regresaba del trabajo lo hacía ver sexy, y él no parecía si quiera consciente de eso. Encima, verlo ahí, tan relajado y sosteniendo una cerveza como si no tuviera otra preocupación que escuchar a Ten... se sentía cálido y bien.
– Bueno – carraspeó, volviendo en sí – ese día lavé mi ropa más clara hasta el último para lavar tu camisa y devolverla –
– ¿La encogiste o algo? –
– Claro que no – resopló – te lo habría dicho y ya. Pero esto... no sé como decirte por que no tengo idea de si vas a enojarte conmigo –
– Tennie – llamó el mayor, poniendo una mano en el hombro del contrario – puedes decirme lo que sea –
– Ok – asintió – ese día, Doyoung apareció de la nada y tal vez discutí con él –
El otro dejó caer el brazo y lo miró extrañado.
– La señora Xi no me dijo nada –
– Yo le pedí que no lo hiciera – negó cabizbajo – es que como que no quería que te enteraras que discutimos y que lo traté mal –
– ¿Por qué? – frunció el ceño – ¿te hizo algo? –
– No – se apresuró a negar – sólo me llamó "la cosa de anoche" – hizo un puchero.
El otro abrió la boca.
– ¿La cosa de anoche? –
– Es que yo aún traía tu camisa – se encogió de hombros – supongo que eso lo molestó lo suficiente –
– ¿Y le explicaste que no somos nada? –
– No – murmuró – le dije que era tu hot boyfriend –
Primero, el chino no dijo nada.
Ten no pudo evitar sentirse nervioso por eso.
Luego, contrario a la respuesta esperada, comenzó a reír, haciendo al otro levantar la mirada.
– Bueno – negó divertido – supongo que ahora tiene sentido lo que me preguntaste por teléfono después –
– Exacto – sonrió también – ¿no estás enojado? –
– ¿Por qué lo estaría? Doyoung ya no es mi novio, Tennie – se enderezó – además suena a que se lo buscó –
– Claro que lo hizo – asintió mientras tomaba la mano con la que el otro sostenía la botella y la levantaba – oh, estaba por pedirte un trago –
– Me la terminé hace rato. Lo siento –
– Está bien – aseguró – tomaré una del congelador –
El chino, con cierto cinismo en sus ojos, atrajo al más bajo de la cintura.
– ¿No prefieres un beso? Por que puedo besarte – bromeó.
Más o menos.
Ten se veía muy lindo. Aunque, si le preguntaban, llevaba semanas viéndose así.
– ¿Tuyo? – rió – no creo que vaya a satisfacer a mis labios –
– ¿Quieres apostar? – preguntó acercándose peligrosamente.
El tailandés entornó los ojos. Distraídamente, comenzó a acariciar los brazos de Kun y... wow. Estaba en forma.
Bueno, tal vez si se acercaba un poquito, el chino retrocedería.
Excepto que no lo hizo.
A medida de que Ten se acercaba, Kun se dispuso a permanecer inmóvil.
Faltaba algún milímetro cuando alguien abrió la puerta corrediza de la terraza, haciéndolos separarse de golpe.
– Estoy hartándome de esto – gruñó Sicheng, uniéndose a sus amigos – digo, es lindo y todo eso, pero vamos, tiene como veintitantos años y no tiene dinero. Eso no es un buen partido –
Los otros dos, por su bien, fingieron demencia.
– ¿Te refieres a Lucas? – preguntó el tailandés.
– Sí – espetó – no sé que hacer para deshacerme de él –
– Podrías dejar de ser un idiota y hacerle caso de una vez –
– ¿Verdad? – concordó Kun – es lo que le he estado diciendo –
El menor entrecerró los ojos.
– Claro que vas a ponerte de su lado – bufó – ustedes ya parecen tan casados que dan miedo –
La pareja (que no era pareja) en cuestión intercambiaron miradas cómplices.
Aún así, sabían que ninguno iba a hablar de lo que había estado a punto de pasar en un futuro próximo.
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Stand by me
Fiksi PenggemarTen era un tipo optimista la mayor parte del tiempo. Siempre pensaba que todo pasaba por algo. Ahora, que su novio lo había dejado, lo despidieron de su trabajo y no tenía donde vivir, no estaba tan seguro. Lo bueno era que tenía a sus amigos, Sic...