Capítulo 09

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No podía dejar de mirarse al espejo.

La camisa sí había sido grande, pero no tanto. Apenas alcanzaba a cubrir la mitad de sus muslos. Se veía jodidamente sexy. Sólo había tenido que doblar las mangas para poder limpiar y cocinar.

Sacudió la cabeza, divertido.

Ahora no era el esposo. Ahora era el chico bonito de la noche anterior.

De pronto, se le ocurrió la idea de tomarse una foto para enseñársela luego a su amigo, y así lo hizo.

Aunque... podría sacar fotos mejores, ¿no?

El espejo de Kun era tan grande. Llegaba del piso al techo y medía al menos unos dos metros de ancho.

Se dijo a sí mismo que, si algún día comenzaba a intercambiar mensajes calientes con alguien, esas fotos iban a servir de maravilla, así que, sin meditarlo un segundo más, comenzó a sacarse fotos posando tan sensual como podía.

Orgulloso de su resultado, soltó una risita y volvió a abotonarse correctamente antes de salir a su habitación y recoger los cestos de ropa que llevaría a la lavandería.

Luego de poner la primera carga, se puso a hacer todo lo demás.

Limpió el poco desorden de la casa, acomodó algunos estantes en la cocina, escribió una pequeña lista de lo que faltaba y luego buscó una receta de algún platillo típico alemán para cocinárselo a YangYang.

Mientras cocinaba, escuchó a la ama de llaves comenzar a parlotear a prisa.

Frunció el ceño. Los murmullos se acercaban cada vez la cocina hasta que ya los tenía enfrente.

– Señor Kim, ya le dije que el señor Qian no regresará hasta tarde – dijo la mujer a un hombre alto que la ignoraba olímpicamente.

Un segundo. Él lo conocía.

– ¿Doyoung? –

El otro lo miró boquiabierto.

– Entonces era cierto – murmuró.

– Señor Lee – habló de nuevo la ama de llaves – ¿lo conoce? –

– Sí – asintió – puede dejarnos. Muchas gracias –

Sin verse del todo convencida, la mujer asintió y caminó fuera hacia algún otro lugar.

Los otros dos se quedaron en un silencio incómodo.

Sí conocía a Doyoung. Había sido el novio de Kun por años, pero apenas y lo veía unas cinco veces al año. Ellos pocas veces llevaban a sus parejas cuando se reunían, así que sus amigos tampoco conocieron muy bien a Bambam.

– Yo... – carraspeó – ¿cómo estás? –

– No muy bien – admitió – mi ex novio está saliendo con alguien –

Ten frunció el ceño. ¿Kun estaba saliendo con alguien? Apenas iba a preguntar cuando el otro habló de nuevo.

– ¿Esa es su camisa? –

Ah, mierda. Había olvidado que la traía.

– Sí, pero sólo me la puse un rato en lo que termino de lavar mi ropa –

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