Capítulo 08

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Era lunes en la mañana.

Después de un fin de semana terapéutico con Kun y Ten, YangYang se sentía sanado.

O eso pensaba hasta que llegó a la escuela.

Supuso que todos se burlarían de él, así que comenzó a sentirse nervioso en el momento en el que bajó del auto de Kun, a quien no le había contado nada todavía.

Suspiró. Tendría que afrontarlo tarde o temprano.

Pero, contrario a lo que esperaba, nadie parecía prestarle atención. Al contrario, las pocas personas que reconoció de su clase de química ni lo miraron.

Extrañado, caminaba hacia el laboratorio de física cuando alguien lo detuvo.

*"Scheisse"

¿Por qué lo había detenido?

¿Por qué se había teñido el cabello color lila?

¿Y por qué tenía que lucir tan perfecto?

– Hey – sonrió a medias.

YangYang tragó duro.

– Hola – saludó.

El otro rascó su nuca, incómodo.

– Oye, uhm... sé que no nos conocemos mucho y apenas comenzamos a hablar hace poco, pero – chasqueó la lengua – no regresaste y quería saber si estabas bien –

El castaño suspiró.

– Lo estoy – asintió – lamento haberte avergonzado así –

– ¿Tú? – frunció el ceño – no me avergoncé de ti –

– Miraste hacia otro lado – se encogió de hombros.

La realidad era que estaba sudando frío, pero Ten le dijo que sería mucho más cool si permanecía chill.

– Por que los idiotas de mis amigos se estaban burlando de ti – negó decepcionado – odio cuando hacen eso. Lo siento –

De la nada, la sensación fría en el cuerpo de YangYang se convirtió en un calor creciente que emanaba de su pecho.

– Oh – sonrió – bueno, no te preocupes por eso. De todos modos nadie parece recordarlo –

– Genial – dio un pequeño saltito – y... ¿a dónde vas ahora? –

El castaño frunció el ceño.

– A clase de física – respondió señalando la puerta detrás de él.

– Oh... –

Mierda, se veía tan bonito. Con su chaqueta y jeans negros y con su playera blanca que hacía su piel resaltar.

– Bueno – siguió como si nada – si alguno de estos días tienes un rato libre, ¿por qué no vienes a mi mesa? Así los estúpidos de mis amigos se disculpan por ser unos cretinos y nosotros podemos conversar un rato – sonrió radiante – sólo nos vemos como tres veces a la semana. Me gustaría verte más –

El alemán casi se desmaya.

¿Acaso lo decía en serio? ¿Quería que pasaran tiempo juntos?

– Claro – se apresuró a responder – sólo tengo que pensar en que decirle a mis amigos para que no crean que los abandoné y... –

– Puedes traerlos si quieres – interrumpió – no importa. Sólo ven –

– O-ok – tartamudeó.

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