Capítulo 04

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Ten observaba en silencio todo a su alrededor. Ocasionalmente articulaba exclamaciones, pero fue cuidadoso de que Kun no lo viera cuando lo hacía.

Todo se veía lujoso al grado de que le daba miedo tocar, excepto por una parte: la cocina.

Amaba cocinar. Podía imaginarse lo que haría con una cocina de este tamaño.

Kun estaba preparando la sopa mientras él esperaba sentado en la isla. Si era honesto, no esperaba que el otro lo fuera a llevar a su casa, pero tampoco le molestaba. Sólo le parecía extraño.

Eran amigos desde hacía unos años y nunca los invitaba ahí. Es más, siempre tenía prisa por irse temprano. Se preguntaba por qué.

La respuesta llegó a él cuando un joven chico de algunos 18 años llegó dando saltitos para abrazar a Kun por la espalda.

– Ge, ¿cocinas para mi? – canturreó tan pronto llegó.

– ¿Tienes hambre? – preguntó mientras cerraba la cacerola.

– Sí – lo abrazó más fuerte – ¿dónde estabas? –

El mayor, finalmente, se giró para encarar al niño, lo abrazó por la cintura y dio un beso en su mejilla.

– Ocupado – murmuró contra su piel.

– ¿Con quién? ¿Tuviste una cita? – sonrió – ¿era sexy? ¿Tenía hermanos? –

El otro rodó los ojos.

– Fui a beber con Sicheng y de paso a saludar a otro amigo – golpeó su cabeza – ahora, no seas grosero. Preséntate y saluda – dijo antes de darle la espalda para comenzar a sacar utensilios.

El menor frunció el ceño y se giró. Apenas en ese momento notó al rubio de cabello largo sentado en su cocina.

– ¿Quién eres tú? –

Ten abrió y cerró la boca.

– Yang – reprendió Kun sin voltear a mirarlo.

– Me llaman Ten – se limitó a responder – puedes llamarme Ten –

El menor se cruzó se brazos.

– Ten – repitió seco, examinándolo.

El tailandés, antes de que el niño llegara, se sentía simplemente ajeno al lugar. Ahora estaba incómodo.

– ¿Eso es lo menos grosero que puedes ser? – preguntó Kun, mirándolo con expresión cansada.

– Ni siquiera estoy siendo grosero – manoteó – no me gustan los extraños – murmuró tímido, casi fundiéndose contra el cuerpo de Kun.

"Oh"

– No me digas tu nombre si no quieres – habló el tailandés, atrayendo la atención de los otros dos – yo me llamo Chittaphon Leechayapornkul, pero nadie puede decirlo, así que me llaman Ten –

YangYang frunció el ceño otra vez.

– Chittaphon – murmuró para sí mismo.

– Exactamente – sonrió – tienes un lindo acento, ¿no eres chino? –

El otro negó.

– Soy alemán –

– Oh, eso es genial – comentó – yo soy tailandés –

El menor entrecerró los ojos.

Luego de un momento en que parecía debatirse consigo mismo, estiró la mano hacia él.

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