Celar

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Mikey despertó. Odiaba dormir en el sofá. Era una de las cosas que más odiaba de tener una relación con Donnie. A veces este lo mandaba a dormir en el sofá cuando Donnie de la nada se le ocurría.

Hacia mucho calor, sintió algo de temor cuando echo un vistazo hacia la ventana a lado del televisor. Estaba abierta, se le había olvidado haber cerrado las cortinas, cualquier pervertido, de esos que dormian sobre pedazos de cartones viejos, a lado de las latas de basura, lo hubiera estado observando mientras dormía. No solo era eso, sino que alguien había apagado el aire acondicionado de la sala. Tal vez con el objetivo de molestarlo. Era ridículo, ¿No?

Se levantó, el costado izquierdo le dolía un poco, pues después del Gameplay se puso a hacer ejercicio durante una hora, su cuerpo no estaba completamente acostumbrado.

Cuando alzó la vista en dirección a la cocina, noto una silueta con bandana púrpura, estaba en bóxers y sostenía un sartén sobre la llama de la estufa. La llama estaba baja. El olor olía muy bien. Olía a pizza. Una de las cosas que Mikey amaba.

Cuando se acercó dando zancadas a pesar del dolor en su costado. Al llegar hasta la figura de su novio el bóxers se atrevió a abrazarlo por detrás. El mayor dejo de respirar por unos segundos.

—Hola mi amor. Buenos días. —Susurro Mikey pegando su mejilla izquierda en su caparazón.

—¿Cómo amaneciste bebé? —Saludo el macho (xD).

La pizza olía bien. Por lo visto, Donnie sabía la receta perfecta para calentar una pizza.

Nada más había que ponerla en un sartén, después solo se le añadía a un lado (de la rebanada de pizza) un poco de agua y después se le ponía una tapa encima. Esperabas por un periodo muy corto de tiempo y entonces listo.

Mikey estaba en la mesa a lado del mayor, ambos desayunando. Mikey le ensartó otro mordisco a su rebanada de pizza mientras recordaban viejos momentos.

Mikey recordaba como su padre, Rafael se dedicaba a jugar con el béisbol en el patio de la casa, no solo eso, sino también a las atrapadas, las escondidas y muchos otros. El tiempo límite de la hora de jugar era cuando Papá segundo, Nombre: Leonardo, llamaba a ambos a comer.

En la cena, siempre había pizza. Y no solo de tiendas de comida rapida, sino casi de todos los tipos.

Mientras que Donnie, tuvo que recordar un pasado casi difícil de olvidar, cuando el solo tenía cinco años, sus padres habían muerto. Causa: un accidente automovilístico.

Tuvo que ir a un orfanato. Dónde cuatro años después, de haber sido maltratado por los niños que lo llamaban «Percebe feo», al fin había tenido libertad. Lejos de esos pequeños hijos de perra que juro que algún día se iba a vengar. Pero como bien lo enseñan muchas personas, la venganza es destructiva.

Los padre adoptivos no fueron ni tan cariñosos ni tan abusadores, todos los sábados eran de pizza. Su padre había sido genial. Siempre lo llevaba a visitar el sótano, un lugar oscuro y «Genial» según el. Cuando hacia algo mal, ese era el sitio que siempre lo llevaba su padre. Antes de entrar, jamás olvidaba el cinturón, la herramienta esencial para «las lecciones para los niños que hacen mal las cosas».

Siempre le quedaban algunas marcas que hasta llegaban a sangrar. Pero sabía que lo hacía porque lo quería. A pesar de la enorme cantidad de alcohol que se forzaba a tomar para «olvidar todos los problemas».

Donnie inhaló un triste aire.

—¿Que pasa bebé? —Mikey puso una mano en su brazo acariciándolo.

—Nada. —Dijo Donnie con la voz un poco ronca. Exhaló y miro hacia abajo.

—Dime bebé, ¿Que tienes? —Pregunto el menor de nuevo.

Violentometro [ ✓ ] [ ROTTMNT ] (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora