Humillar en público (Primera parte)

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Antes de comenzar este capítulo, quería comentarles que voy a corregir la portada, porque como ya vieron, me cambie el apellido y puede que muchos piensen que está historia pertenezca a otra persona (tal vez un perfil que no exista), así que corregi la portada. Sin más, comencemos...
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El directo mencionaba «07.00 pm», los suscriptores intentaban mostrar todo sus entusiasmo con comentarios que incluían desde emojis hasta palabrotas.

Mikey mostraba una mirada de nostalgia al ver cómo había obtenido todo lo que quería después de lagrimas, las lágrimas que aquellas personas que decían ser sus «amigos» lo hicieran sufrir bastante.

Aquella escuela en la que había sufrido bastante, era difícil para el olvidarlo pero a pesar de sus intentos por olvidar un pasado horrible...

¡TocToc!

La pequeña sabandija de púrpura tocó la puerta. Con una mirada casi inexpresiva en su rostro.

—Oye, ¿Estás bien? —Pregunto aquella sabandija observando la postura encorvada de su novio ante el ordenador.

Mikey se giro, puso las manos en su regazo.

—Si bebé, estoy bien. —Donnie se agachó dejando su cabeza a la altura de la zona de su entrepierna. Mikey sintió como la temperatura subía en su cuerpo obligandose a si mismo a excitarse.

Sintió algo de escalofríos recorrer por su cuerpo. Aquel acontecimiento del otro dia le habia lastimado justamente en el kokoro.

Donnie, con ojos que expresaban deseo y lujuria, puso su cabeza en el plastrón del menor, este solo pudo dejar escapar un gemido inadvertido que provocó que Donnie se sintiera que Mikey era suyo, solo suyo, de su pertenencia y de nadie más.

Mikey se sentía como una mujer mayor calmando a su hijo un enfermo mental. O más bien cómo un doctor calmando a un paciente de un hospital mental. Donnie cerró sus ojos esperando que alguna palabra saliera de los labios de su menor. Sus brazos corpulentos rodeaban su cadera dejando sin escapatoria a su novio.

Por un momento, Mikey se sentía atrapado, incapaz de respirar en esa atmósfera asfixiante que vivía día a día con aquel demonio que decía ser «su novio». Queria escapar y por primera vez en su vida, esa pudo parecer una idea que jamás emplearía a menos que fuera necesario. Esperaría.

Se encontraban viendo una película en el televisor de la sala, era una de las buenas, se titulaba Psicosis.
Donnie se encontraba rodeándolo con el brazo. Todo iba a ir bien hasta que el celular de Mikey comenzó a sonar. Aquel teléfono de funda anaranjada fue tomado por aquella tortuga de bandana anaranjada y cuando leyó de quién se trataba se quedó atónito, pero solo en su interior, no quería expresarlo físicamente ya que sabría que Donnie siempre se encontraba mirando. «Papá Rojo ♥️», ¿Lo estaría llamando por lo que había notado la última vez que habia ido con su novio a la casa? ¿O solo «para ver cómo estaba»?

Sin más, Mikey presiono el botón de CONTESTAR y rápidamente se puso el teléfono cerca del oído.

—¿Bueno? —Pregunto el menor a través de la línea. Escuchando la respiración de su padre.

Donnie mostró interés en aquella situación y sigilosamente se giro en el sofá, mirando a su novio de espaldas hablando con alguien que no hablaba. Con una mirada de seriedad, siguio mirando a su novio, noto como este asintió ligeramente mientras su mano sostenía el codo del brazo en el que se encontraba la mano que sostenía el celular.

—Hola bebé, solo quería decirte qué... —Dijo aquella tortuga de aspecto fornido que tenía una respiración entrecortada en ese momento— ¿Está el ahí? —Refiriendose a su novio en un susurro inaudible para el de morado quien de repente frunció el cejo al no haber podido oír lo que había mencionado el tipo a través del teléfono. Por un momento decidio forzar el oído pero eso no funcionó al ver cómo Mikey de repente camino hasta la puerta del baño, al abrir la puerta, Donnie noto una expresión nerviosa en el rostro del menor, al cerrar la puerta pudo oír como este le echaba pestillo a la puerta desde adentro.

—Listo papá, ya me encerré en un lugar en el que el no me podría oír, hablaré lo más bajo que pueda para que el no pueda escuchar desde el otro lado. —Susurro en un tono casi inaudible hacia su padre el quien le había pedido que se pusiera en un lugar donde nadie pudiera escuchar. Rápidamente se le ocurrió una idea, abrió el grifo de la regadera en la bañera. Pues Mikey siempre la dejaba abierta a la hora de ducharse.

Abrió el gabinete debajo del lavabo, lo examinó; completamente vacío, muy grande para el, podría esconderse ahí.

Metió sus piernas una por una dentro del compartimento e incorporo su cuerpo dentro del gabinete y cerró la puertecilla.

—Estoy en un gabinete escondido, creo que  no me oira así. —Susurro en aquel tono apenas audible para el padre y así hablaría durante toda la conversación con su padre.

—Bien —La tortuga de máscara roja aún con respiración entrecortada, parecía algo agotada, su tono sonaba serio. —Queria hablarte sobre tu novio, Donnatello, no me gustó aquello que hizo en la visita que tuviste.

—¿A qué te refieres? —Mikey se mostró algo fastidiado en su tono de voz, por lo que hizo todo lo posible para ocultarlo de inmediato.

—Mikey... El te obligó a usar unas prendas que solo el te forzaria a usar, está claro que algo mal está sucediendo entre ustedes dos. —Mikey recordó aquellas prendas de color púrpura que Donnie le había obligado a usar, Rafael se había mostrado algo incómodo, (o más bien molesto) ante aquellas prendas durante la visita, eso lo dijo la mirada que le lanzaba a la ropa de Mikey.

—E-e-eso no es cierto papi. —Tartamudeo un poco entre susurros en un tono que daba a entender su nerviosismo ante aquella situación. Algo le estaba ocultando a su papá.

—Admitelo hijo mío, es cierto que simplemente el tiene algo en contra de ti.
—No es cierto papá.
—...
—Te lo juro, ¡En serio!
—No alces la voz el podria escucharte. —Rafael tenía una mirada de preocupación al otro lado de la línea que hizo que Leo, quien se encontraba a lado de el también se sintiera algo angustiado. —¿Por qué no mejor nos vemos en un lugar al que el no pueda ir?
—¿A dónde? ¿Es un lugar sin gente o público?
—Público. Te veo en el café a lado del cine en el centro a las cuatro. Ve tu solo, esto es importante. —Y sin más la tortuga de rojo colgó.

Mikey bajo el teléfono y salió del gabinete con cautela de no hacer mucho ruido. Pero antes de asomar la cabeza, el sonido del agua en la regadera se había detenido, algo que alertó todos los sentidos del menor.

—Mikey, ¿Estás ahí? —Pregunto Donnie tocando la puerta con algo de desesperación que trato de ocultar, algo que se le hizo muy complicado. Mikey salió de aquel gabinete, entre una regadera encendida, una ventana a lado de la tina y un novio llamándolo, a Mikey se le ocurrió una idea.

Al salir del baño, Mikey sonrio al ver a su novio enfrente de el, su novio con esa expresión que siempre estaba acompañada de brazos cruzados, —esa expresión que decía «Y bien, ¿Vas a explicarme o que?»—, Mikey se abalanzó sobre Donnie antes de que esté soltara una palabra, dejando perplejo al otro.

Mikey lanzo una sonrisa malvada hacia la nada mientras una mano revisaba en una de los bolsillos traseros del pantalón púrpura de licra de Donnie.
¡Bingo!, Aulló en su mente mientras sacaba sigilosamente las llaves del auto.

Al despegarse de aquel sofocante abrazo, Mikey rápidamente puso las manos detrás de él sin que la sabandija se diese cuenta. Rápidamente dijo:

—Mi amor, ¿Por qué no vamos a comer? Esta vez yo prepararé la comida.

Donnie no sabía que caería directo a la trampa de Mikey.

Violentometro [ ✓ ] [ ROTTMNT ] (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora