Pellizcar/Arañar.

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Unos días atrás.
En aquella visita a los padres de Miguel Ángel.

—¡Hola! —Fue un saludo con exclamos de jubilo. Aquella palabras provenir de los labios de sus padres lo hicieron sentir a salvo, podía quedarse en casa con ellos a dormir para evitar soportar algún otro chantaje de Donnie.

Mikey sostenía entre sus manos un tupper con tapa.

Leonardo se cuestiono a si mismo mentalmente que habría dentro de aquel tupper. Aunque sabría que probablemente serían unos deliciosos brownies de esos a los que Rafael tanto lo enloquecian.

Mikey y Leo sabían perfectamente que para conquistar a un hombre primero habría que conquistar su estómago. Si hacías brownies u otros postres que fueran más ricos que los culos, ellos caerían ante tus pies. Los brownies eran la tercera cosa que más enloquecian a Rafael. Pero no Brownies que provenieran de manos de «cualquieras», sino de su dulce y cariñoso hijo. Rafael admiraba la dulzura de su hijo, siempre dulce y cariñoso con las demás personas, siempre buscaba la manera de ayudarlas.

Leo con los brazos cruzados no se iba a quedar así todo el día, con la mirada clavada de reojo hacia Donnie, finalmente rompió aquel extraño silencio que iba a crecer entre ellos:

—Bueno, ¿Y por qué no pasan? Sean bienvenidos a su casa. —Leo finalmente les dirigió una sonrisa y les hizo un espacio para que estos pudiesen pasar.

En la mesa, mientras Leonardo hundía la punta de su cigarro, una punta de partículas grises que al impactarse lentamente con el cenicero se volvió completamente polvo, le daba la vuelta hasta que finalmente la punta hecha polvo desapareció y Leo dejó caer el cigarrillo sobre aquel cenicero que esté se había ganado junto a su novio en un juego de esos de la feria. Eso había sido ya hace dos años. En el año 2015.

Mikey examinaba por tercera vez su plato que traía puré de patatas y chuletas cocidas de cerdo cuando oyó aquella frase que su padre el de azul siempre solía decir a la hora de comer. Comer para vivir, pero no vivir para comer, esa frase había sido parte de los recuerdos que Mikey llevaba consigo siempre.

Rafael, quien portaba unos pantalones blancos de vestir y una camisa negra, extendió su brazo con el control remoto del televisor de la cocina y oprimió el botón ON.
Mikey había ignorado por completo aquellas voces que hablaban para prestar atención a la noticia que estaban transmitiendo.

«Y en otras noticias, un adulto de cuarenta años de edad fue hallado abusando sexualmente de un adolescente de diezcisiete años de edad—Cuando el mundo por fin había guardado el suficiente silencio para escuchar aquello, todos se quedaron atónitos, pero solo en sus mentes, mientras que Leo se llevó una mano a la boca en seña de sorpresa— este corresponde al nombre de Javier Gómez Pérez, de origen latino —Cuando Mikey examino la fotografía del señor que aparecía en la pantalla, no pudo creerlo, se traba de aquel tipo en la gasolinera que había intentado abusar de él. Rápidamente una expresion de alegría combinada con miedo se adueñó del rostro del menor, sus piernas temblaban y daban la impresión de que en cualquier momento podría colapsar.»

Rafael extendió su corpulento brazo de nuevo para apagar el televisor.

—Bueno, no hay nada bueno en la tele. —Dijo Rafael en un tono que parecia de susurro.

Y en ese momento Donnie se acercó con la espalda encorvada hacia Mikey, este apenas susurró:

—¿Que haces? Si no te sientas ahora mismo me obligaras a hacerte algo mucho peor. —Era un tono amenazante, después Mikey sintió un pellizcon cuando giro se encontró a Donnie pellizcando su brazo de manera que le pareció agresiva.

Sin más, se sentó esperando a que aquel pellizcon se detuviera.

Mientras que Leo observo con el ceño fruncido el acto que Donnie acababa de realizar.

Violentometro [ ✓ ] [ ROTTMNT ] (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora