Llegué a las dos de la tarde a la casa, explicando a mi madre el motivo por el cual no había regresado anoche, le dije que bebí de más, se preocupó, pero era mejor que contarle que una loca casi me envenena con una droga que acaba de salir al mercado de los psicópatas, y que me encerró en un cuarto para hacer parecer que tuvimos relaciones.
Sacudo mi cabello, gotitas de agua cayendo sobre el piso.
Me di una buena ducha y me tomé otro analgésico, lo único que quiero es dormir, pero muchas cosas pasan por mi mente, actualmente son las siete de la noche.
Tengo muchas ganas de ir a la casa de Ariadna, tengo la necesidad de explicarle el por qué no asistí a clases hoy, pedirle disculpas por dejarla plantada en la cafería...
—¡La cafetería! —exclamo con mi ceño hundido viendo la pared de mi cuarto, muy preocupado por todo lo que se me venía.
—¿Dijiste cafetería?—el abuelo aparece con una taza humeante por la puerta. Le sonrío con tristeza, me extiende la taza y la tomo, siento el humo acariciar mi rostro.
—¿Qué es? —el abuelo se sienta a la par mía, da palmaditas a mi pierna y sale un quejido de alivio.
—Es un té especial, tómalo, te ayudara a esa resaca —dice viéndome —Hablé con Marina, y por si te preocupa el que hayas fallado a tu trabajo, no lo hagas más, sabes muy bien que Guillermo es un ser muy compresible y te quiere tanto como yo, sin mencionar a Marina —dice abriendo sus ojos y levantando su dedo índice —Así que tu falta está justificada.
Tengo mis ojos a punto de soltar una lágrima.
¿Qué haría sin el abuelo?
Creo que sería un triste vagabundo resentido con Dios, él ha sido el principal soporte para seguir adelante, me ha demostrado que no importa lo que pase, el amor de Dios siempre me perseguirá, aun si estoy en la peor tormenta de mi vida.
—Gracias abuelo —dejo caer mi cabeza como un niño sobre su pecho —Te amo con todo mi corazón —él me envuelve en sus brazos y besa mi cabeza.
—Yo también te amo hijo, y me alegra que a pesar de todo lo que has sufrido, nunca has dejado de ser tan expresivo con tus sentimientos —me despego de su pecho y él me suelta de su abrazo.
Tomo un sorbo del té y sonrío.
—No podría, tú me enseñaste muy bien —digo tomando otro sorbo —Esta muy rico —subo la taza y él me da una media sonrisa.
—Te dejaré que descanses, yo también haré lo mismo—dice levantándose y quejándose un poco.
—¿Tan temprano? —pregunto. Él devuelve su mirada y asiente arrugando su rostro.
—Los viejos ya no damos para más, solo queremos dormir —dice despegando su mirada y llegando a la puerta —Así que disfruta tu juventud, que la vejez llegará como una avalancha —le muestro mis dientes y él se retira.
Coloco la taza en una mesa y reviso mi celular, lo había puesto a cargar y ya está la pila llena.
Lo primero que veo es un mensaje de Michell.
Bro, ¿pudiste mentir, o te ayudo yo?
Busco el teclado y le mando un mensaje.
Te voy a partir la cara por asustar al abuelo.
Medito en el mensaje que le envíe y sonrío. No puedo creer que haya sido tan honesto con Michell, y es que siento que él también lo fue. No me había sentido tan cómodo en años con un tipo, considero a Hugo como un amigo, pero muchas veces pienso que para conversar de temas importantes, no ha sido el indicado, siempre desvía las conversaciones y se trata solo de él, no importa lo que pueda sentir o estar sufriendo, y ahora me doy cuenta, en realidad Hugo no ha sido mi amigo, ha sido mi compañero de tragos, de chicas, de fiestas, de carreras clandestinas, de todo lo malo, pero nunca ha estado apoyándome en mis peores momentos, nunca ha tratado de comprenderme.
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Querida Idónea. (Borrador)
EspiritualAndrés, aparentemente lo tenía todo en la vida, hasta que un día se dió cuenta que nada de lo que tenía, lo llenaba. Su busqueda y relación con Dios le enseñaran que si bien es cierto, los caminos del señor no son fáciles, traen recompensas eternas...