Capitulo 35

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Sabía que probablemente se iba a arrepentir de eso para toda su vida, él odiaba todo lo relacionado con ser cariñoso. No porque tuviera algún complejo de sentirse débil respecto a decir cosas consideradas tiernas o demostrativas. Si no que no era lo suyo. Consideraba si es que alguna vez demostraba algo que lo haría de forma distintas a ese tipo de palabras.

Felix puso los ojos en blanco cuando Marinette ladeó su cabeza con una sonrisa.

-¿Qué?

Él sabía muy bien que ella había escuchado exactamente lo que dijo.

-Yo-El rubio vaciló, luego le dio una mirada de cansancio-No me hagas repetirlo porque no lo haré.

Marinette no podía borrar la sonrisa de su rostro al ver un índice de timidez en Felix. Con toda su apariencia de rudeza y odio hacia el mundo era increíble presenciar probablemente la única prueba que parecía una persona inocente.

-Eres dulce.

-No lo soy-Negó Felix-No estoy buscando serlo, no quiero.

Marinette apoyó su mentón sobre la palma. Ella comprendía la poca necesidad de Felix sobre sentirse tierno, pero ella no veía el punto. No era algo que una persona pudiera decidir tener o no. Eran palabras, acciones que te salían de esa forma. En su opinión, ser tierno estaba tan malditamente sobrevalorado por los idiotas que creen que te hace débil. Demostrar. Por eso las personas pierden a otras personas.

Felix suspiró, cerrando sus ojos.

¿Desde cuando limpiar un sucio y viejo ático se convirtió en una especie de confesionario?

Comenzaba a pensar que todo esto fue una maldita mala idea, pero se sentía bien.

-Aun lo haces.

Ahí iba de nuevo, la segunda cosa por la que Felix se arrepentiría. Se imaginó como probablemente se quedaría esa noche con los brazos cruzados mirando el techo y repitiéndose a sí mismo que era un imbécil.

No había vuelta atrás, las palabras que probablemente hace algunos meses no tendrían significado para él ahora se escapaban de sus labios como si fuesen una especie de pacto invisible. Era como si una especie de carga sobre sus hombros se hubiese aliviado, se sentía extrañamente bien para Felix.

Marinette sonrió, con tanta amplitud como sus mejillas se lo permitieron. Su mirada azulada había adquirido un brillo de simpatía.

-También me gustas, pero parecemos una película de Disney, tratemos de que esto no sea tan cursi-Marinette se puso de pie, sacudiendo su falda negra a cuadros-Solo para dejar en claro, me gustas como persona. No en el sentido de que me quiero casar contigo o estoy loca por ti. Solo me gustas.

Felix soltó una risa, negando lentamente.

-Totalmente-Afirmó, acepto la mano que Marinette tendió en su dirección para pararse-Teniendo en cuenta de que pasaremos un buen rato aquí, deberíamos hacer lo que Emilie pidió antes de que pueda enloquecer cuando entre.

Marinette recogió su cabello en un moño y apartó los mechones de cabello que cayeron contra su rostro.

-Encontraremos viejas fotos vergonzosas-Ella hincó su dedo índice en su pecho con diversión-Tal vez encontremos un bebé Felix desnudo en alguna bañera o corriendo por el jardín.

-Ja, ja. Eso no pasará-Negó, poniendo las manos sobre su cadera-Puedes empezar con las cajas del fondo, le daré un vistazo a los viejos muebles.

Marinette asintió, se puso de puntas de pie y depositó un pequeño beso sobre la mejilla de Felix.

저주받은 쌍둥이  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora