Capitulo 44

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Marinette ignoró las palabras de Adrien, sus ojos color azules se movieron sobre los párrafos del artículo. Un incendio había sido la causa, dejando al menos tres muertos. Algunos cuerpos no fueron comprobados del todo, no se encontró una posible causa del fuego. El caso fue cerrado. Miró la fotografía en blanco y negro del lugar del hecho, habían muchos escombros, pequeñas llamas de fuegos se extendían sobre la madera.

-¿Extraño verdad?-Preguntó ella, en un susurro-Como todo puede estar en un segundo e irse al infierno al otro.

Adrien arrugó su nariz, descontento por la falta de atención que se le dieron a sus palabras. Marinette sonrió sin mostrar sus dientes, su dedo índice acarició la foto principal. Miró sobre su hombro directo hacia Adrien, cierta satisfacción de su rostro se había esfumado.

-¿No tienes ni la menor idea de con quien estás lidiando, verdad?-Él preguntó-Eres afortunada, pero al mismo tiempo estás condenada.

-Supongo que tú tampoco sabes con quién estás tratando-La voz de Marinette se había hecho más juguetona.

Adrien tuvo que mirar su rostro para saber que seguía hablando con la misma persona, pero allí estaba ella, con su rostro en forma de corazón y sus grandes ojos azules. Tenía algunos rasguños esparcidos por su rostro, pero seguía tan perfecta como siempre. Había algo que había cambiado en su persona pero él no podía determinar que era.

-Tienes razón, no sabemos, tampoco el iluso de mi hermano. No sabemos quien eres, ni de donde vienes, ni que paso con tu familia-Una sonrisa se asomó en los labios del rubio-¿Acaso los asesinaste? ¿O los tienes escondido en el ático?

Marinette elevó una de sus cejas, mirándolo como si a él le hubiera crecido otra cabeza.

-No tengo ático, tal vez los tenga en mi habitación-Ella parpadeó suavemente-Creo que tu hermano esta un poco más arriba de un simple llamado de atención como lo fue todo este plan para terminar en el armario viendo tu pequeño secreto.

-¿Y dónde está él en este momento? ¿Él te salvó de morir en ese sucio juego? Ni siquiera sabes donde está en este preciso momento-Se llevó la mano al pecho-Pero yo estoy aquí, Marinette, no importa lo mucho que odies eso. Estoy aquí, siempre lo voy a estar.

Él tenía un punto pero no cambiaba el hecho de que si hubiera hecho esa acción solo para refregarlo en su cara, realmente no la aceptaba como tal. NO la había salvado, solo trató de usarla.

-No necesito que nadie me salvé, mucho menos tú-Ella lo apuntó, con una mirada desafiante.-Si salvar una vida dependía a costa de otra, déjame avisarte algo Superman, no hiciste nada que pueda llevarte al cielo.

-Entonces, si la otra persona que estaba a punto de morir era un violador o un asesino y la otra seguías siendo tú-Él se acarició la mejilla, fingiendo pensar-¿Debería haberlos dejado morir a los dos? ¿Tu vida era más insignificante que la de él?

-Ninguna vida es más significante que otra, que la gente tenga el cerebro podrido para pensar que es así esa es otra historia-Negó-Además, te estás olvidando de algo. Era una mujer inocente, no un asesino o violador. Sigues sin ir al cielo, lo siento por ti.

-Créeme estaría bastante cómodo con ir al infierno-Dijo él, sonriente-Estoy bastante seguro de que parezco un ángel pero...

Marinette gimió, abriendo la puerta con frustración y murmurando para si misma.

-Eres tan cretino que no comprendo como puedes convivir contigo mismo.

Salió a pasos furiosos de la habitación, cerrando la puerta de un portazo, ella esperaba que él pusiera el pestillo así no veía su cara por él resto de la noche. Se fue con rapidez hacia su habitación, quería pasar el resto de la noche en la cama pero su cuerpo sentía ansias por una ducha caliente, prendió la ducha y esperó a que se llene la bañera para despojarse de su ropa. Toco su cabello y arrepintió en el momento de hacerlo, habían pequeñas costras de tierra que no sabía de donde provenían pero probablemente iban a ser difíciles hacer que se vayan.

Cuando se sumergió por completo en el agua, soltó un pequeño suspiro de relajación. Cada músculo de su cuerpo se relajó por completo. Se preguntó donde estaba Emilie, afuera seguía lloviendo y podía deducir que probablemente la feria no pudo seguir gracias al clima. Entonces ¿En dónde estaba ella?

Secó su mano con una toalla y estiró su brazo para agarrar su teléfono, buscó el número de Felix en su agenda. Apretó en la llamada, no hubo respuesta en el primer tono, ni el segundo, ni en el tercero. Frunciendo el ceño, colgó. Tal vez él estaba durmiendo o estaba ocupado. Tiró el teléfono al suelo, cerrando sus ojos. Probablemente él le devuelva la llamada luego.

Trató de no pensar en nada, en darle un descanso a su cabeza de lo que sucedió en las últimas horas. El silencio del baño conforme a los minutos pasaban comenzaban a sofocarla, no podía estar así.

Se enderezó y miró su reflejo en los azulejos, tenía algunas pequeñas heridas sobre su pómulo y su cabeza seguía doliendo un poco. Parpadeó un poco y fue cuando su reflejo cambió, gotas de sangre caían desde su coronilla por los lados de su rostro y cruzando su nariz.

Sin dejar de mirar, se llevó la mano a su cara lentamente, lo único que habían eras las diminutas gotas del agua. Miró hacia el techo, su respiración comenzaba a agitarse y cerró los ojos, necesitaba tranquilidad.

Pero fue interrumpida, su teléfono comenzó a sonar con un tema de Britney Spears, gimiendo un poco, estiró un poco su cuerpo y se extrañó al ver un número desconocido llamando.

Un mal presentimiento recorrió su cuerpo, pero de todas formas llevó el teléfono a su oído.

Había una respiración, pesada y pausada. Marinette tragó saliva, sus pelos se pusieron de punta.

-¿Hola?

Hubo una gran pausa, quería cortar y tirar el teléfono en alguna parte de la habitación pero algo la detenía, era como si estuviese pegada a él.

-Hola, Marinette.

저주받은 쌍둥이  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora