Capitulo 52

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En el estacionamiento de la secundaria, Felix subió la música metálica de su estéreo. El dolor se extendía desde la parte superior de su cabeza hasta su frente. Estaba consciente de su estado deplorable, pero no sé sentía con el ánimo de cambiarlo.

Había tomado gran parte de su voluntad, salir de la burbuja de su cuarto para enfrentar al mundo.

Si bien no sé sentía con el ánimo de afrontar al exterior, era como un desafío para si mismo hacerlo. Miró de soslayo la puerta abierta en par en par de la secundaria y los adolescentes entrando.

Una manta de cabello azabache se llevaba como siempre, el mayo protagonismo entre todos. Felix dejó descansando su brazo afuera de la ventana mientras miraba a Marinette.

En vez de detenerse a pensar en las sensaciones o sentimientos que podía sentir en ese momento por ella, alzó un gran muro y trató de borrar de su cabeza a la chica de cabello azul.

Él no había mentido, pero tampoco recordaba exactamente que había pasado la noche que lo encontraron. Ni cómo llegó ahí, solamente como se sentía.

Y sentía ira, decepción y traición. Cada vez que miraba a Marinette, todos esos sentimientos que tuvo esa noche, volvían. Pero no sabía el por qué.

Era como si hubiese tenido una pesadilla, pero al despertar no recordaba lo que había soñado, si no como se sintió en ese momento.

Decidido a encender el motor y perderse entre los bosques antes de entrar a clases, un golpe en su ventana lo hizo detener sus movimientos.

La señora Bustier, profesora de matemáticas estaba para de brazos cruzados. Felix bajó la ventana, forzó una sonrisa y por último apagó el estéreo.

-Las clases comenzaron hace quince minutos, supongo que no habrá podido escuchar el timbre por la música-La señora Bustier se inclinó, mirándolo con los ojos entrecerrados-¿Planeaba entrar a clases, verdad?

(...) (...) (...)

Marinette estaba a tan solo metros de entrar a su segunda clase, cuando su teléfono sonó alertando de un número desconocido. Frunciendo el ceño, se metió en el baño de chicas y atendió.

-¿Hola?-Saludó, con desconfianza.

Hubo un segundo, luego una voz familiar.

-¡Marinette! ¿Eres tú? ¡Oh, dios mío! No creí que iba a ser tu número, por suerte lo he recordado-Era Lechiem Kim, sonaba agitado y desesperado-¡Necesito hablar contigo, Marinette!

Marinette tardó un poco en reaccionar.

-¿Kim? ¿Estás bien?-Fue lo único que pudo preguntar.

No había oído de él en meses, todas sus llamadas o mensajes habían sido enviados pero nunca respondidos. No venía a clases, y tampoco estaba en su casa.

Kim había expresado muchas veces lo mucho que quería irse de ese pueblo, Marinette asumió que lo había logrado.

-No, no estoy bien-Él respondió con voz temblorosa-Escúchame, no tengo mucho tiempo hasta que registren la llamada. Por favor, ven tan rápido como puedas a la biblioteca del pueblo. Esta sobre la avenida Summer.

-Pero, estoy en clas...

-Por favor, Marinette. Sabes que no te lo pediría si no fuese importante-Kim suplicó-Nos vemos aquí.

La llamada se cortó. Marinette mirando el teléfono, indecisa sobre sus acciones. Confiaba en Kim, en el poco tiempo que lo conoció. Sabía que era honesto, si él pedía algo, era porque realmente lo necesitaba.

저주받은 쌍둥이  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora