Capitulo 55

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El sillón hizo un extraño ruido a medida que el cuerpo de Alaric se giraba sobre su propio eje, al ver a su hijo sus labios se alzaron formando una sonrisa torcida.

-Hola hijo.

Adrien puso sus manos detrás de su espalda, mirando con atención a su padre. Eran indudablemente parecidos, para no decir idénticos. Solo que el hombre mayor parecía ser el futuro, mientras Adrien parecía ser el pasado.

La mediana edad era evidente en Alaric, tenía leves arrugas en la comisura de sus ojos. Su pelo que alguna vez fue de un rubio brillante, ahora opaco y descolorido, a Adrien le recordaba al heno.

Los años en prisión le habían jugado en contra a Alaric, aunque seguía teniendo un peso normal. El hombre había perdido parte de la figura que tuvo de joven.

-¿Qué te trae a mi humilde y agradable morada?

Adrien juntó sus cejas, mirando a su alrededor brevemente una vez más para fijarse si de alguna forma toda la casa se habría convertido en alguna especie de suite.

-Supongo que dices agradable para no decir asqueroso, inmundo y poco higiénico-Dijo Adrien-Agradable no sería la palabra que yo usaría.

Alaric alzó un dedo en dirección a Adrien, con una mirada severa.

-La higiene lo es todo, hijo. Siempre implementala cuando mates a alguien-Alaric tosió, llevándose las manos a la garganta-Los rastros deben borrarse.

Adrien vio un poco de sangre en el pañuelo que su padre usó para limpiarse la comisura de sus labios.

-Entonces supongo que es culpa de la suciedad el hecho de que hayas estado en prisión-El rubio miró brevemente a través de la pequeña ventana-Mantendré eso en mente.

Alaric se recostó sobre el sillón nuevamente, cerrando sus ojos.

-Fui a prisión porque quise estar allí, niño. No subestimes mi inteligencia, naciste de mí.

Adrien se negó a moverse de su lugar, pero la ira comenzó a correr a través de sus venas cuando sintió la poca falta de atención que se le otorgó por parte de su padre.

-No me importa por qué fuiste a prisión, demonios, ni siquiera me hubiese importado si morías allí-Escupió Adrien-Gracias a mí estás aquí, así que no vine a hacerte una visita de doctor. Solo quiero saber, cuando tuviste tus años de cacería...

-Los mejores años de mi vida-Corrigió Alaric, levantando un dedo. Logrando así, irritar a mi hijo-Continua, estoy teniendo bastante diversión aquí.

-No me interesa-Volvió a recalcar Adrien, con sequedad-Supongo que en algún momento habrás tenido esa sensación de hay algo dentro de ti que no es...

-¿Dentro de mí?-Preguntó con diversión Alaric-Sangre, viceras...

-¡DÉJAME HABLAR!

La risa de Alaric se detuvo cuando algo rozó su mejilla con tanta rapidez que no pudo ver que era, hasta que vio la navaja incrustada en la pared de madera. Se inclinó con el ceño fruncido, agarrando la navaja y tirándola al suelo.

Se puso de pie con lentitud y luego caminó hacia su hijo. Su mejilla tenía un corte horizontal, una pequeña cortina de sangre emanaba de la fina herida.

Se paró en frente de Adrien, mirándolo a los ojos y luego sonrió.

-Sé a que te refieres, hijo-Murmuró, llevando la mano hacia su propio corte y luego mirando la sangre en sus dedos-Sientes algo dentro de ti, que es más difícil de explicar y aún más difícil de explicar. Me tomó un tiempo saber que era hasta que pude descubrirlo.

저주받은 쌍둥이  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora