⓿❶❸

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Uno, dos, tres cuatro.

Cinco, seis, siete.

Repetir.

Una y otra vez Wooseok fue repitiendo los pasos de la coreografía, su figura siendo reflejada en el espejo, mostrando como su gran cuerpo se movía con fluidez de a momentos pero con algo de rigidez cuando debía hacer algún paso que no tenía bien pulido.

Crear coreografías desde cero no era algo que usualmente hacía, prefería encerrarse y crear ritmos que pudiera brindar al grupo o ponerse a escribir letras que serían rechazadas por el CEO.

Sus pasos fueron volviéndose más rápidos, bruscos, erráticos y agresivos, la música quedando en un segundo plano al tener en su cabeza el descargar sus emociones al bailar. Pero el uso constante y abrupto de su cuerpo termino con una falla; al dar un ligero giro, su tobillo se torció, provocando que el alto chico cayera al suelo soltando una exclamación de dolor. Las lagrimas corrieron por sus mejillas, sus manos encargándose de presionar su tobillo, a veces quedándose sin aire cuando sus dedos presionaban más la zona que poco a poco adquiría una tonalidad oscura. 

— ¡Rayos! Escuche algo caer pero no creí que eras tu, ¿Estas bien, Wooseokkie?

La preocupada voz de una mujer retumbo por las paredes y, frente al mencionado, la figura de Jeon Soyeon se hizo presente. 

La alfa de aroma a menta no dudo en intentar socorrer al chico, poniéndose en cuclillas para examinar el contorno de su tobillo, evitando presionar o siquiera tocar mucho este. El muchacho se relajó un poco, Soyeon era de las personas con las cuales podía relajarse un poco, sus colaboraciones y vivencias juntos le demostraron que era alguien en quien podía confiar.

— Solo... Me distraje y me caí, no es nada, de verdad.

— Oppa... Estas llorando. —Soyeon intento que su voz saliera con suavidad, sonriendo una vez llevo su mano a la mejilla húmeda del mayor, limpiando con su pulgar las gotas que había allí—. Siento que no estas llorando porque te duele el tobillo... —La nula respuesta a sus palabras hizo que la chica de cabello carre frunciera sus labios, los cuales a fin de cuentas volvieron a extenderse en una pequeña sonrisa—. ¿Te digo algo? Hoy lloré mucho, le dije a Sojin que me gustaba pero me rechazó. 

— ¡¿Eh?! ¿Sojin?! —La mencion de otra de las alfas del grupo (G)I-Dle hizo que Wooseok abriera sus ojos con sorpresa, olvidándose del dolor punzante de su tobillo—. Pero... Ella y tu son...

— ¿Alfas? Si, ¿Y qué importa? Ella me gusta y se que yo le gusto a ella pero... Supongo que tiene miedo... Siempre he odiado los putos estereotipos.

Estereotipos.

La percepción que la gente tenía de los demás dependiendo de una imagen.

Wooseok pensaba mucho en eso, en como la sociedad dictaba esos estereotipos tan banales, donde los alfas tenían que ser altos, musculosos, con aromas fuertes para demostrar su dominio, agresivos, fuertes, sin sentimientos, trabajadores. Mientras que los omegas debían ser lo contrario, la sociedad esperaba que los omegas fueran pequeños, delicados, débiles, elegantes, dulces y que se encarguen de la crianza de los hijos.

Una sociedad donde lo usual era que los alfas estuvieran con omegas o betas femeninos, donde los omegas debían estar con su alfa o con un beta masculino... Y si no era así, la sociedad les condenaba. Pobres de las parejas conformadas por dos alfas, dos omegas, un alfa con un beta macho, dos betas machos, dos betas hembras, una beta hembra con un omega... ¿Por qué si o si deberían seguir esa heteronorma? 

Todo era impuesto por sus rangos, la sociedad imponía que si eras alfa podías alcanzar el éxito, pero si eras omega, tendrías muchas trabas en lo laboral, económico o incluso en la belleza. Wooseok detestaba ver cada publicidad donde incentivaban a que omegas se sometieran a modificaciones para entrar en el molde de ''belleza''. Claro, si alguien quería hacerlo, que lo hiciera, era libre de ello, pero era molesto que lo hicieran con el fin de buscar encajar.

La atención del alto chico volvió hasta su acompañante, quien había tomado su mano, entrelazando sus dedos en un gesto protector.

— Wooseok, espero sepas que... Esta bien salir del estereotipo. Que nunca debes bajar tu cabeza, al demonio lo que diga la sociedad, lo que diga el CEO o lo que diga cualquiera. Tu eres Jung Wooseok, ¡El bebé gigante más increíble del universo! Y quien diga lo contrario, pues que se vaya por la puerta o le patearemos el trasero. 

Más y más palabras de animo salieron de los labios de la chica, provocando que el más alto riera, a veces respondiendo u otras veces quejándose por la vergüenza que pasaba.

Ambos se quedaron allí, sentados en el suelo, distrayéndose entre si de los problemas de ambos, solo disfrutando de estar siendo reconfortados de una forma tan agradable como lo era el charlar y bromear.

Eso hasta que Adachi Yuto ingreso a la sala, una expresión de curiosidad en su cara mientras veía a Wooseok y Soyeon reír; a su lado, Seo Sojin estaba con su cabeza algo baja, mostrando algo de vergüenza, pero abriendo su boca para poder hablar.

— Soyeonnie, debemos hablar. 

— ¿Oh? ¡Claro, unnie! Ya voy, lo siento. —Sin pena alguna, la rapera se puso de pie, sacudiendo su ropa y despidiendose con un beso en la frente del maknae de Pentagon, pasando a un lado de Yuto y palmeando la espalda de este—. Debes ayudar a Wooseok oppa, se lastimó el tobillo, ¿Les llamo un taxi?

— O-Oh no, yo... Yo puedo encargarme de él. —La usual profunda voz de Adachi titubeo un poco, casi embobado por la sonrisa que el alto chico en el suelo le dedicaba—. Si...Yo puedo encargarme de él.

— ¡Bueno, te lo encargo!

Soyeon soltó otra pequeña risa antes de tomar la mano de la otra alfa de su grupo, arrastrando a esta fuera de la sala sin darle tiempo siquiera a protestar.

Wooseok sabía que en el fondo, Soyeon buscaba darle espacio con el alfa de pantera. Pero eso no le molestaba, porque no sentía nada de miedo de eso.

— Yuto... Vayamos a casa.

En el momento en que Yuto pasó su brazo por la baja espalda del menor y dejo a este cerca suyo, en el momento donde el brazo de Wooseok fue tras su cuello, en el momento donde le vio sonriendo hacía él... Fue en ese momento donde Adachi Yuto se sintió en casa.

Si... Vayamos a casa. 

❀ ℰ𝓃𝒹𝓊𝓁𝓏𝒶 𝓂𝒾 𝓋𝒾𝒹𝒶 ❀ ▻ PENTAGONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora