⓿⓿❽

367 66 10
                                    

Los nervios le tenían alerta las 24 horas, incluso mientras dormía parecía no poder estar tranquilo. Cada ruido le despertaba y terminaba fijándose en todo a su alrededor con su respiración agitada.

¿Por qué todo había empezado a ir mal?

Wooseok estaba odiando cada momento en que el japonés se acercaba demasiado a él, no porque le incomodaba su cercanía, no, le daba terror ver como este solo se acercaba para intentar olfatearlo a cada rato.

Sabia que Yuto solo buscaba ese maldito y asqueroso aroma.

¿Por qué le gustaba? Era tan horrible, empalagoso, vomitivo... Toda la gente que había tenido la posibilidad de captar ese olor siempre dejaron ver lo asqueroso que era.

Pero el japonés parecía ciertamente obsesionado, había notado que buscaba en cada bailarina algún rastro del caramelo y vainilla que él había tenido impregnado en su cuerpo el día en que los demás miembros volvieron al departamento.

Había sido un despiste muy estúpido, uno que le taladraba la cabeza en cada segundo.
Y sabía que Yuto sospechaba muchísimo de él, sospechaba que esa bailarina no existía.

Pero él le daría las pruebas necesarias, por más que tuviera que hacer cosas que no quería.

________

Que Wooseok no acompañara al grupo a sus salidas de fin de semana era raro. El Maknae siempre era el primero en saltar feliz cuando había comida de por medio, pero bueno, supuestamente tenia otros planes y respetarían eso. 

Cuando la madrugada se hizo presente todos volvieron.
Y nuevamente Yuto se sintió en el paraíso.

No le importaba que el resto de los alfas u omegas hubieran puesto cara de desagrado, no, solo se apresuró a casi correr al cuarto que compartía con Wooseok y donde el aroma de hacia más fuerte.

Su sangre se congeló cuando abrió la puerta, todo el grupo llegó para ver el momento en que una chica se levantaba sorprendida del regazo del alto maknae de Pentagon.
La semi desnudez de ambos, sus labios brillosos e hinchados, los chupones en el cuello de Wooseok. Todo era tan obvio que era hasta difícil de creer.

La chica de cabellos rubios no dijo ni pío, solo agarró su blusa para colocarsela y así salir corriendo con gran vergüenza de ser descubierta.

Cuando la puerta del departamento hizo un fuerte ruido indicando que la chica se había ido, todos volvieron su vista a Wooseok. Quien sin pena alguna se levantó, acomodando su pantalón para abrochar este y tomar la camisa que estaba en el suelo.

— Wooseok. Creo debemos hablar. —Para gran sorpresa de todos, fue Jinho quien levantó su voz para hablar, mostrando algo de molestia en su tono.
— No iba a ir a un motel, hyung. Creí que iban a llegar más tarde, lo siento. Pero yo no me quejo cuando ustedes tienen sexo.

La contestación con tono aburrido del maknae hizo que Hui chasqueara su lengua en disgusto, más que nada por la mención de lo último.

— Nosotros no traemos a gente desconocida, Seok-ah. Y deberías fijarte en que tono nos hablas, todos somos mayores que tu.

Yuto podía captar la tensión en las palabras del líder, sabía que por más paciente que Hui era, su instinto de alfa le dictaba en dominar a cualquiera que le hiciera frente. Y Wooseok en ese momento el único que parecía buscar enfrentarse al compositor.

— No traen a gente desconocida, lo sé. Pero yo también me canso de escuchar como follas con Jinho o Kino. No eres quien para decirme con quién puedo o no tener sexo. No tengo porque obedecerle.

Quiebre.
Eso fue la gota que rebalso el vaso de tolerancia de Hui. Este no dudo en intentar arremeter contra el alto chico, quien por la sorpresa dio un paso en falso hacia atrás, terminando por tropezar y quedar con su trasero contra el suelo, mientras sus brazos cubrieron su cabeza como un intento de aligerar cualquier ataque que pudiera sufrir.

Pero fue Yuto quien evitó que el líder pudiera tocar un solo cabello del más joven.

El alfa japonés se puso frente al de mayor estatus, emitiendo un gruñido de advertencia que fue contestado con otro gruñido más fuerte.

El león de Hui no dudaba en intentar someter a la pantera de Yuto, ambos alfas con sus ojos destilando un sentimiento de desafío.

— Apártate, Yuto, no lo volveré a repetir.
— No te atrevas a tocarlo.

Ninguno de los dos parecía dar un paso hacia atrás, la atenta mirada de todos en ellos hasta que Shinwon se adelantó hacia donde estaban, una expresión de cansancio en su rostro pero aún mostrando una pequeña sonrisa.

— Creo que estamos todos con sueño, tensos, ¿Que tal si dejamos todo aquí y vamos a dormir? Mañana hablaremos mejor de todo lo que pasó ahora, ¿Si? Venga, chicos, no pongan cara de perro enojado, ese debería ser yo.

El alfa de lobo tibetano no pudo evitar bromear un poco, poniendo sus manos en los hombros de los dos otros alfas.

El gran carisma del tercer integrante de Pentagon siempre había logrado aligerar cualquier tipo de tensión, incluso parecía que su plan resultaba al notar como poco a poco, los hombros de Hui y Yuto se relajaban al mismo tiempo.

Pero antes de dar por terminado todo, fue Kino quien se adelantó rumbo a Wooseok, quien alzo su cabeza para observarle.

El sonido de un golpe se hizo presente, todos boquiabiertos al notar el rostro ahora a un lado del maknae y la mejilla de este que empezaba a adquirir un tono rojizo debido a la bofetada del bailarín.

— Te adoro, Wooseok, pero odio cuando te comportas como un mocoso malcriado. Ni Hongseok hyung, Changgu hyung o Yanan hyung se han comportado así siendo ellos betas al igual que tu, ¿Ahora se te dio por querer dartelas de rebelde? ¿Sabes lo que pasara si esa chica abre la boca y dice que estuvo contigo? No me importa si cortejas a esa omega, no me importa si te la follas, no me importa nada de eso, me importa que esa chica pueda enterrarnos a todos como grupo, solo porque tu estabas caliente. 

La hostilidad con la cual esas palabras salían dejaban la imposibilidad de que cualquiera pudiera decir algo, solo fueron retirándose uno a uno hasta que fue Yuto el único que quedo y quien se acerco a Wooseok para ayudarle a levantarle. 

— Wooseok, yo-

— Ahorrese sus palabras, hyung, solo quiero dormir. 

Fue allí que Yuto solo dejó que el chico más alto se recostara en su cama.

Yuto solo podía fingir que todo estaba bien, fingir que no veía como el cuerpo del menor temblaba un poco y fingir de que no escuchaba los ahogados sollozos que este daba contra la almohada.


❀ ℰ𝓃𝒹𝓊𝓁𝓏𝒶 𝓂𝒾 𝓋𝒾𝒹𝒶 ❀ ▻ PENTAGONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora