Alfa

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Joaquín POV

Después de mi fugaz encuentro con Emilio en el pasillo, no pude dejar de sentirme extrañamente agitado, mi omega ronroneaba envuelto en el aroma de mi alfa y mis pensamientos iban de un lado a otro rápidamente, su intensa mirada, sus marcadas facciones, sus labios, la forma de su cuerpo, fantaseaba con estar entre sus brazos mientras la clase seguía su curso, hasta que Azul me golpeo el brazo.

―Termino la clase. ―exclamó mirándome curiosa, fruncí el ceño y me di cuenta que éramos lo únicos que seguían ahí. ―Tienes que ir con el equipo ahora ¿recuerdas? ―asentí sintiendo mis mejillas sonrojadas, guarde mis cosas en mi mochila, agradeciendo en silencio que mi aroma fuera apenas notorio, sino me habría delatado frente a todo el grupo.

Salí del salón junto a Azul, decidí dejar mis cosas en el casillero antes de salir al patio, tenía una hora libre entre clases y se suponía que Blue iría a la cafetería con Diego, pero seguía nerviosa por mi participación en el equipo y decidió acompañarme, Andrés nos recibió frente a la entrada a la cancha con una sonrisa extraña al notar que no estaba solo.

―Joaquín, ¿Azul? ―exclamó con el ceño ligeramente fruncido, sonreí a medias sintiendo su aroma llenar mis sentidos, Azul sonrió con sinceridad y pude ver en sus ojos que también sentía ese maldito chocolate.

―Vino a acompañarme, le asusta que esté con tantos alfas. ―respondí tomando del brazo a Blue con la esperanza de que su presencia controlara las feromonas de Andrés, pero él apenas la miró.

―Está bien, puedes esperar en las gradas, mientras llevo a Joaquín con el equipo. ―mi rubia amiga sonrió encantada dejándome con el aroma de Andrés invadiendo mi espacio de nuevo, estábamos en un lugar abierto, no entendía cómo era capaz de seguir apestando de esa manera.

Su mano busco la mía y esa sensación que llevaba creciendo en mi vientre desde la mañana lo alejo rápidamente, no quería su aroma, ni su toque, estaba disfrutando mi día con la sensación de tener el aroma de mi alfa en mí y él iba a arruinarlo si seguía haciendo eso.

― ¿Puedes dejar de hacer eso? ―murmuré tratando de no sonar tan molesto como estaba, pero mi omega estaba a punto de regresarse por donde había venido.

― ¿De qué hablas? ―exclamó curioso con una sonrisa confusa, suspiré pesadamente y trague en seco mientras mi omega fruncía el ceño, tal parecía que había despertado con intención de hacerse notar, el aroma de Emilio lo ponía en un humor bastante particular.

―Tu aroma, me marea. ―respondí arrugando la nariz y alejándome un poco, la brisa me trajo un aroma a canela que le gusto a mi omega, debía seguir pegado a mi ropa desde esa mañana, Andrés frunció el ceño y trato de acercarse de nuevo, pero no estaba de humor para aguantar oler a él de nuevo, menos si con eso iba a quitarme el aroma de mi alfa. ―No quiero oler a ti. ―sentencie, recordando lo que Azul me había dicho de marcarme con su aroma.

―No puedo evitarlo, cuando estás cerca mi alfa pierde la razón. ―exclamó sonriendo de nuevo, fruncí el ceño molesto, de verdad...

El viento volvió a golpearme de frente y el aroma a canela se volvió más intenso, mi omega agito la cola inquieto y necesitado, un extraño calor empezó a recorrer mi cuerpo, mis rodillas flaquearon un segundo y toda mi piel se erizo.

Mi alfa. El suave susurró en mi cabeza me saco un jadeo placentero, él estaba aquí, en alguna parte. Estaba por ir en su búsqueda cuando el aroma de Andrés volvió a sentirse a mi alrededor.

― ¿Qué está...? ―un ardor recorrió todo mi cuerpo, no quería a Andrés, quería a mi alfa, quería a Emilio. Y si él seguía tratando de marcarme, mi alfa no iba a querer tocarme.

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