Panqueques

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Joaquín POV

Era viernes por la mañana, estaba sentado frente a un vaso de jugo de naranja como todos los días, realmente no tenía ganas de tomarlo, Andrés estaba terminando de arreglarse y su mamá me insistía en desayunar algo.

―No tengo mucha hambre. ―murmuré avergonzado, lo cierto era que quería irme lo antes posible a la escuela.

―Puedes tomar tu pastilla con el jugo. ―mordí mi labio inferior y la observe mientras dejaba tiras de tocino en el plato de su esposo y de Andrés.

―Es día de panqueques. ―musité cuando me miro de nuevo al notar que no tocaba el jugo. Mis mejillas se sonrojaron al ver la sorpresa en su rostro.

―Oh, bueno si quieres puedo prepararte un panqueque, creo que tengo mezcla en la alacena. ―negué rápidamente y sonreí apenado, no quería hacerla sentir que debía prepararme algo diferente.

―No, mi... ―iba a llamarlo mi alfa de nuevo, sacudí la cabeza. ―No tiene que prepararme un panqueque, solo estaba pensando en voz alta, de verdad no tengo hambre. ―recompuse mirando la barra frente a mí.

―Tienes que comer, mañana tienes cita con el doctor y si sigues así te darán supresores más fuertes. ―un escalofrío me recorrió la espalda, ya no quería tomar supresores, odiaba sentir a mi omega adormilado, era como si una parte de mi estuviera apagada todo el tiempo.

―He comido en la escuela toda la semana. ―respondí como defensa, ella me miró curiosa y sirvió el huevo recién hecho en los platos de todos.

― ¿Qué has comido? ―exclamó con una bonita sonrisa, todos los días me levantaba antes que el resto y terminaba viéndola hacer de desayunar, me hacía sentir en casa.

―Uvas, fresas, plátano, té de canela, peras con miel, gajos de naranja y ayer me comí la mitad de un cuernito. ―conté casi emocionado al ver su rostro iluminarse, era como contarle a mi mamá que me había portado bien toda la semana. ― ¿Cuándo podré dejar de ir al doctor?

―Cuando te sientas bien.

―Los supresores me dan mucho sueño. ―confesé, había notado que el sueño solo desaparecía cuando el efecto terminaba. Ella me miró con el ceño ligeramente fruncido. ―Ya no quiero tomarlos.

―Quizás necesitas unos diferentes, los supresores pueden tener efectos secundarios si no son los adecuados para ti. ―explicó con ese tono profesional que le salía cuando hablaba de cosas de medicina.

―Leí en internet que podían provocar infertilidad ¿es cierto? ―me daban miedo, no podía evitar leer páginas y páginas de información que nunca sabía si era verdadera o falsa.

―Eso solo ha ocurrido en casos aislados, no debes preocuparte. Ahora lo importante es que mejores y los supresores sirven para eso. ―asentí inseguro, con su respuesta solo sentía que estaba entre la espada y la pared, me ayudarían a mejorar, pero había una pequeña posibilidad de que fuera infértil más adelante. Siempre había deseado tener cachorros, no quería perder eso también, pero tenía incluso más miedo de dejar de tomarlos y enfermar hasta el punto de no poder salir de casa.

Llegamos a la escuela más temprano que de costumbre y para mi mala suerte, Emilio todavía no estaba en su lugar, había apresurado a Andrés para salir de la casa con la excusa de tener un examen, porque no me atrevía a decirle que mi omega estaba ansioso de ver a Emilio, mucho menos que era por unos simples panqueques, así que ahora cuando me llevaba de la mano por el estacionamiento para entrar, no podía decirle que quería esperar un poquito más en el auto.

―Dijiste que querías estudiar antes de clases. ―murmuró con una mirada confundida sobre mí, mordí mi labio inferior y miré el lugar vacío de Emilio distraídamente. ― ¿Querías llegar temprano por él? ―musitó sorprendido, me sonroje al verme descubierto y me sentí pequeñito al percibir el cambio en su aroma.

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