Miedo

5.5K 493 555
                                    

Emilio POV

La semana había sido demasiado larga, me sentía exhausto sin razón y esa cosa en mi cabeza parecía una bestia enjaulada, cada noche que pase lejos de casa esa cosa fue incapaz de dormir, no había fantasías o sueños que involucraran a Joaquín, sino más bien gruñidos y desesperación que crecían con cada minuto que pasábamos lejos.

Tenía que esforzarme cada día más para mantenerlo bajo control, los supresores no estaban surtiendo el efecto necesario, me costaba poner atención en clases, el aroma a cereza se estaba volviendo insoportable y la necesidad por verlo de nuevo lo estaba volviendo loco.

Incluso había llegado a ir en mitad de la noche hasta mi casa para tratar de impregnarme con su aroma, en medio de la oscuridad de su habitación fui capaz de verlo, llevaba una camisa blanca que me pareció familiar, la cosa sonrió satisfecha al sentir mi aroma en él. Tuve que irme para no saltar a su habitación.

Había logrado no encontrarme con él ni una sola vez en toda la semana, su aroma no había estado ni cerca de mí, pero esa cosa seguía clamando que tenía que ir con él, se había pasado día tras día rogando por verlo, ni siquiera eran deseos extraños, solo quería verlo, no podía soportar esa sensación por más tiempo, así que había hecho una cita para ver al médico y cambiar mis supresores, claramente no estaban funcionando.

El viernes por la mañana, Seidy me pidió que la esperara para ir a nuestra siguiente clase juntos, habíamos estado juntos cada día desde la feria, lo cierto era que la sensación de que esto pudiera durar se estaba desvaneciendo, confiaba en que solo era culpa de esa cosa y que en cuanto cambiara mis medicamentos, volvería a sentirme bien, sería capaz de estar frente a él sin sufrir un ataque de ansiedad y sería capaz de regresar a casa sin miedo a terminar marcándolo mientras dormía.

Revise la hora en mi teléfono cansado, llegaríamos tarde a clases si no aparecía pronto, comencé a guardar mis cosas distraídamente, hasta que un aroma bastante familiar me envolvió y sus pequeños brazos se afianzaron a mi cuerpo.

Mi Omega.

―Joaquín ¿qué estás haciendo? ―musité forzándome a no dejar que esa cosa tomara el control, mis manos tomaron las suyas tratando de alejarlo, pero él sollozo aferrándose con más fuerzas a mí.

Me necesita, está triste y asustado.

―Por favor, solo un segundo. ―su frente comenzó a moverse sobre mi espalda, no tarde en comprender lo que quería hacer y esa cosa comenzó a soltar feromonas que solo quedaban en un vago intento por los supresores. Entonces el aroma de Joaquín comenzó a envolverme y esa cosa gimió desesperada.

Su aroma no es dulce, algo malo le está pasando. Maldita sea. Me necesita.

―Ya hablamos de esto, no me gusta que trates de pegarme tu aroma. ―reprendí frustrado, mientras él estuviera aquí esa cosa no volvería a su sitió nunca, rompí su agarré girándome para poder mirarlo, pero sus ojos llorosos me tomaron por sorpresa, no era su celo, había pasado muy poco tiempo, pero esas lágrimas me recordaron su desesperación semanas atrás. Volvió a buscar mis brazos y me quede estático, tenía que terminar con esto.

―Lo necesito. ―sollozó, algo en mi pecho se agito y por un segundo mis manos quisieron tomarlo hasta calmar su llanto.

―Lo siento, se me hizo tarde y... ―su voz me trajo a la realidad antes de que cometiera una estupidez y su aroma me saco de la neblina que provocaba el aroma de Joaquín cuando estaba triste. ― ¿Qué estás haciendo? ―lo separé de mi cuerpo y mi alfa soltó un jadeo desesperado.

¿No puedes ver que me necesita?

Algo malo le está pasando, necesito ir con él.

InstintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora