Indefenso

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*Les recomiendo escuchar Defenceless de Louis Tomilson*

"Desearía no necesitar tanto de ti"

"Sigues construyendo tus defensas, pero yo nunca he estado tan indefenso."

Joaquín POV

El sábado lo pase enteramente con mi mamá en el hospital, le realizaban chequeos continuos y llevaban un detallado esquema de los mínimos cambios durante el día, para cuando terminó el horario de visitas las enfermeras me informaron que no podía pasar aquí la noche, así que me despedí de ella prometiéndole regresar temprano por la mañana.

Para mi sorpresa cuando salí del hospital, Andrés ya estaba esperando por mí en el estacionamiento, se había cambiado y tenía mejor aspecto que esa mañana.

― ¿Cómo sigue tu mamá? ―murmuró tomando mi mano dulcemente, mi omega tenía una lucha entre alejarse o aceptar su toque, miré nuestro agarre pensativo, no se sentía mal, pero tampoco se sentía bien. Me dio un leve apretón llamando mi atención y lo miré sonrojado.

―Está mejor, gracias. ―susurré tímidamente.

―Debo confesarte algo. ―murmuró de pronto inseguro, fruncí ligeramente el ceño y él comenzó a caminar sin soltar mi mano. ―Mi papá le dijo a mi mamá que pase la noche en el hospital contigo y tuve que contarle sobre tu mamá. ―explicó con la mirada yendo del piso a mí. Solté su mano instintivamente y fruncí el ceño, no conocía a la mamá de Andrés, no sabía a quién podía contarle lo que sabía, mi nerviosismo empezó a crecer y el enojo contra él aun más. ―Tranquilo, prometió no contarle a nadie. ―susurró con una voz dulce que atrapo el interés de mi Omega, el único alfa que me había hablado así antes era mi papá.

Era un tono bajito y ligero que servía para relajarnos, papá lo usaba cuando tenía pesadillas o me lastimaba jugando, mi Omega ronroneo como si le hicieran una caricia y me pregunte como sería si Emilio me hablara de esa manera.

―En realidad, se preocupo mucho de que estuvieras solo en casa así que preparo un montón de comida para que tengas algo toda la semana. ―añadió en el mismo tono, mi omega gimoteo deseando que no dejara de hacerlo.

―Puedes decirle que se lo agradezco. ―susurré sintiendo como mi cuerpo se estremecía.

Cuando llegamos a mi casa mi mirada fue instintivamente a la casa de Emilio su camioneta no estaba y no podía sentir su aroma cerca, mi Omega no pudo evitar el dolorcito en mi pecho, esperaba que él hubiera sentido algo, aunque fuera una sensación pequeñita de lo mucho que lo necesitaba, pero él ni siquiera estaba ahí

Andrés se quedó conmigo unas cuantas horas, me explicó que debía hacer con cada platillo que su mamá me había enviado y calentó la pasta que prometió haber hecho él mismo, tome una ducha rápida mientras él terminaba de servir la cena y nos sentamos en la sala donde mi pingüino seguía sobre el sofá, se ofreció a llevarme al hospital por la mañana, pero le aseguré que prefería ir caminando, aun cuando apreciaba su compañía, necesitaba despejar mi mente y poner un poco de distancia entre nosotros.

Una vez se despidió me quede en una casa vacía que me erizo la piel, apague las luces del primer piso y subí a mi habitación, me metí hasta el fondo de mi armario buscando la única cosa que tenía de mi Alfa, hasta que di con la camisa, su aroma no era tan fuerte ahora, pero en ese pequeño espacio se sentía como si lo tuviera a mi lado.

Cerré los ojos pegándola a mi pecho, imaginándolo conmigo en el hospital, tomando mi mano como cuando éramos niños y cuidándome de la misma manera en que Andrés lo hacía, mi Omega suspiró anhelante, me quite el resto de mi ropa y me puse la camisa de nuevo, no era lo más cómodo para dormir, pero estar solo me ponía nervioso y su aroma me ayudaba a sentirme protegido.

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