O1O | LIE FOR FAME III

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Sebastian Stan

Los leves tirones en mi cabello me indicaban el arduo trabajo que estaba realizando las profesionales

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Los leves tirones en mi cabello me indicaban el arduo trabajo que estaba realizando las profesionales.

Hoy era el día. Hoy seria aquella pequeña e íntima reunión donde Sebastián y yo nos uniremos como un feliz matrimonio, cosa que no éramos. De hecho todo lo contrario.

Mi familia y amigos estaban aquí al igual que los de él, sin ser concientes de que todo era una farsa. Scarlett me observaba desde la esquina de la habitación, esperando alguna reacción negativa de mi parte, esperando que mis deseos de huir se descontrolaran. Y aunque moría por irme y escapar, no lo haría.

Verme frente a el espejo, con aquel hermoso y costoso vestido blanco, con todas las glamurosas joyas que Sebastian me regaló. No es por ser egocéntrica, pero me veía bien, solo que no era feliz y eso era notable en mi semblante.

-te ves hermosa- caminó mi rubia amiga hacia mi. Se colocó detrás de mí y la observé en el reflejo del espejo -pero no te ves feliz- Scarlett lograba leer mis pensamientos con solo una mirada.

Suspiré, sabiendo que probablemente estaba apunto de cometer el error de mi vida. El matrimonio nunca había sido una meta en mi vida, la vida solitaria era cómoda ante mis ojos.

-sabes que sea lo que sea que decidas hacer, contarás con nuestro apoyo- agregó Lizzie, entrando a la habitación. No sabia lo que quería, pero sabía lo que no quería y precisamente Sebastian era aquello.

En algún punto de mi vida llegó a atraerme aquel divertido rumano, pero luego de días a su lado me di cuenta de que mi vida no iba a ser la vida que quería con él. Tal vez Sebastian era el hombre indicado para mi, pero no era el momento indicado para estar con él.

-no puedo hacer esto- dije cabizbaja. Mis amigas sonrieron levemente y asintieron, comprendiendo lo que pasaba por mi cabeza.

Salí de la casa, arrastrando mi vestido de novia por la tierra del suelo. Corrí como Alma del diablo, debía parar todo esto antes de que sea demasiado tarde. Tomé el primer taxi que encontré y le pedí que, con toda la velocidad posible, fuera a la iglesia.

Mi corazón bombeaba con fuerza y mi respiración era agitada. Las personas me miraban con confusión desde el otro lado de la ventana, sin lograr notar que se trataba de una reconocida actriz que estaba apunto de acabar con toda una mentira.

Una vez que el taxi me dejó frente al lugar, donde sabía estaba mi futuro marido, mis manos empezaron a sudar y mis piernas a temblar. Estaba hecha un desastre, mi vestido sucio en la cola, mi cabello hecho un desastre al igual que mi maquillaje que se había corrido por el sudor.

Di suaves toques a la puerta, esperando pacientemente. Cerré mis ojos con fuerza, pensando en la palabras que soltaría una vez tuviera al actor frente a mi.

-quien es?- se oyó que gritaban del interior. Reconocí la voz de Stan.

-soy yo, Sebastian- contesté, sin muchas ganas.

-ver a la novia antes de la boda es de mala suerte!- dijo, con diversión. Acaso toda esta situación no lo abrumaba?

-es enserio, Sebastian, debo hablarte de algo importante- el barullo dentro de la casa fue reemplazado por silencio. Pensé en la idea de irme sin dar explicaciones, pero esa idea fue descartada al ver al rumano salir con su traje a medio poner.

Me examinó de pies a cabeza, sin comprender el porqué de mis malas pintas. Por un momento quise reanudar todo, fingir estar enamorada del apuesto hombre frente a mi, hasta que pensé nuevamente lo que vendría si aceptaba.

-esta todo en orden?- preguntó, muy confundido.

-siendo sincera, no- contesté, apretando mis labios -no quiero hacer esto, Sebastian-

-que?- soltó, entre sorprendido y enojado -p-pero creí que querías hacer esto...-

-tambien creí querer hacerlo, okay? Pero al verme en este maldito vestido me di cuenta de que no es lo que quiero para mi- las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos.

-y no podías decidirte antes de organizar toda esta farsa?- me miraba frunciendo el ceño, era bastante obvio que estaba furioso.

-no noté la profundidad del asunto hasta hoy!- respondí -nos vamos a casar, Sebastian! Logras ver como se nos fue de las manos toda esta mentira?- el castaño negaba, apartando su mirada de mi. Colocó su mano en el barandal del porche, apaciguado su enojo.

Él no dijo nada.

-Sebastian, sé que posiblemente me odias pero porfavor piensa en lo que estamos haciendo- me coloqué a su lado, tomando su mano -nos merecemos algo mejor que una linda mentira. Nos merecemos a alguien que nos ame con cada latido, y que no quiera estar a nuestro lado solo por la fama-

-yo te amo, Madison- susurró. Tragué saliva -y nunca podría odiarte por querer ser feliz en otro lado- negó -desde el primer momento supe que esto estaba mal, pero era tan bello cuando no peleábamos y disfrutábamos juntos- sonrió melancólico.

-Sebastian...- me interrumpió.

-no, Madison. Tienes razón, esto está mal, y fue un error el haberme enamorado de ti, pero me lo hiciste tan difícil, nunca te tiraste a mis pies, siempre mantuviste tu fria actitud y creo que eso fue lo que me flecho- apretó su mandíbula, intentando no soltar las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos. Las mías ya estaban cayendo por mis mejillas -pero te dejo ser libre, porque mereces eso, Madison. Ambos lo merecemos-

Sollozando, lo atraje a mi en un último abrazo. Sus brazos se enroscaron en mi cintura y los míos en su cuello. Colocó su rostro en mi cuello, y sentí algunas gotas caer allí, haciéndome saber que el rumano estaba llorando.

Sintiendo una opresión en mi pecho, me alejé del castaño, retirando las lágrimas que caían de sus ojos con una suave caricia. Nos sonreímos con tristeza y comencé a caminar hacia la salida del gran terreno.

-tal vez eres el indicado Sebastian, pero no el momento indicado-

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Perdón por mi ausencia en estos días, prometo que intentaré actualizar lo antes posible y además ahora estoy de vacaciones así que se viene lo bueno.

Bye.

❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞  SEBASTIAN STANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora