O32 | THE TEACHER STAN II

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Sebastian Stan

Después de ese día las cosas no podían estar más incómodas

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Después de ese día las cosas no podían estar más incómodas. El profesor Stan había quedado en silencio, meditando mis palabras, antes de decirme que me retirara con toda la cordialidad del mundo, como si yo no me hubiese confesado ante él. Aquello me dolió, además de que me produjo un horrible sentimiento en el pecho, una combinación de vergüenza y rechazo.

Había tenido un par de sus clases luego pero él parecía evitar el contacto visual, ignoraba mi presencia y apenas se fijaba en mi. Me había agotado de intentar llamar su atención, es por eso que el dia de hoy, luego de su clase, lo enfrentaría de una vez.

Lo observaba impaciente mientras explicaba con toda la calma del mundo. El dia de hoy él había optado por usar una camisa Blanca que se adhería a los músculos de sus brazos y tenia los primeros botones abiertos, mostrando parte de su pecho. Sebastian como profesor era lo más sensual y prohibido existente.

Me mordí el labio inferior mientras cruzaba los brazos, haciendo que mi busto fuera más notable a través del escote. Justo en ese momento, los celestes orbes del profesor Stan se desviaron mi dirección y quise reír cuando noté cómo se revolvió incómodo en su asiento.

Fue entonces cuando dió la hora de finalización de la clase y agradecí mentalmente el que fuera la última clase del día para poder tener una larga charla con el profesor. Todos abandonaron rápidamente el salón, ansiosos por llegar a su hogar luego de una larga jornada en la universidad, y eso me dejó la vía libre hacia el hombre que se había quedado sentado en su escritorio, rellenando un par de papeles.

Verlo así tan sereno me produjo una inexplicable sensación de cariño que fue delatada por mi mirada enternecida. Él sintió la presencia de alguien frente a su escritorio y levantó la mirada encontrándose con, posiblemente, la estudiante que menos deseos tenía de ver, con la vista plantada en él.

Hizo un intento de sonrisa en mi dirección mientras comenzaba a guardar los papeles. Por qué se comportaba tan tímido y reservado si él mismo me había besado días atrás.

-Fernanda, ¿necesitas algo?- preguntó, levantándose de su asiento y colocando las manos en su cintura mientras me observaba. Aunque lo intentaba no se lo veía igual que siempre, tan alegre y natural, desde aquel día se la pasaba la clase entera con una postura tensa, sonriendo a medias y apenas concentrado. Si, soy muy observadora.

-Si, de hecho necesito hablar contigo- respondí con confianza, sorprendiéndolo. Y es que después de casi una semana en silencio respecto a ese día no era de esperarse que me animara a acerarme -y no quiero hablar con el profesor Stan, quiero hablar con Sebastian-

Mi arrebato nos fundió en un silencio algo incómodo mientras él guardaba el resto de sus cosas en el maletín. Luego se colocó frente a mi con la ceja arqueada, logrando que mis nervios se disparasen. 

-de qué quieres hablar?- preguntó nuevamente, cruzándose de brazos. 

-nunca tuve una respuesta acerca de lo que te dije el otro día- dije, imitando su pose y cruzando los brazos sobre mi pecho. 

-una respuesta sobre qué, Fernanda?- creí que jugaba conmigo, es decir, quién se olvida de unas palabras tan fuertes? solo alguien que es realmente olvidadizo o alguien a quien no le importa en lo absoluto. O quizá solo estaba jugando.

-tal vez acerca de que te dije que te amaba y tú solo me pediste que me fuera?- ya me había agotado de la timidez que me llenaba cada que lo veía, había dejado la vergüenza en el momento que sentí sus labios sobre los míos. 

Meditó mis palabras por unos segundos mientras mordisqueaba su labio con nerviosismo, clara señal de que quería escapar de la situación- Sólo necesitaba una respuesta de su parte para saber si debía olvidarlo como pueda y seguir, o, quedarme y sobrellevar lo que sea que pase entre nosotros. El beso había creado tantas dudas que no podía irme sin sin insistir por respuestas.

-qué querías que te dijera, Fernanda? que te amo también? Pues si, lo hago, pero eso no facilita las cosas- mi corazón paró al oír aquello, acaso él había confesado que me amaba? -eres mi alumna y yo tu jodido profesor, ¡no podemos estar juntos!- exclamó frustrado -y si te besé ese día fue solo porque sabía que luego ya no podría hacerlo-

Ahora la callada era yo. Sus palabras eran como un mimo al alma, él me quería, pero también dolían al sentir su rechazo a ellas, como si no quisiera sentir lo que sentía por mi.

-Sebastian, ¡esto es la universidad no la secundaria!-

-las reglas prevalecen, está estrictamente prohibido las relaciones entre alumnos y profesores- sus ojos por primera vez no mostraban ese brillo tan característico, ahora estaban vacíos. El tema le afectaba tanto como a mi.

-que hay de cuando me gradúe? entonces si podremos estar juntos...- él asintió con una mueca triste a mis palabras, sabiendo que faltaba bastante tiempo para eso, aún más con la carrera tan difícil que había escogido. Asentí junto a él bajando la cabeza y solté una gran bocanada de aire antes de aproximarme a su rostro y besarlo como nunca antes lo había hecho antes.

Tardó un poco en responderme, pero cuando lo hizo no evitó colocar sus grandes manos sosteniendo mi rostro cerca del suyo. Su lengua acarició mi labio inferior antes de obligarme a abrir la boca para darle total acceso, volviendo el baso mucho más caluriento y apasionado de lo que pretendía. Aún así no me negué y eso pareció darle cierta afirmación para tomarme de los muslos y sentarme sobre el escritorio, colocándose sobre mis piernas.

Solté un diminuto chillido al sentir unas de sus manos escabullirse por debajo de mi blusa, rozando mi tibia piel con sus fríos dedos, y ante eso el se separó del beso, formando una pequeña sonrisa en sus labios.

-podemos hacer esto una vez antes de esperar hasta que te gradúes, verdad?- preguntó, sus labios rozando los míos. Asentí frenéticamente, aceptando al instante y obteniendo una gran sonrisa de dientes blancos antes de que su boca presionara contra la mía.

Aquella tarde había sido la más mágica y única. A pesar de que el lugar no era el más apropiado él se encargó de hacerlo especial, con su toque suave y sus besos dulces. Disfruté cada momento, sabiendo que no sería la última vez que aquello pasaría y feliz de notar que, a pesar del tiempo y las contradicciones, yo lograría tener mi final feliz...a su lado.

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No les pasa que...✨están super celosas porque ahora Sebastian está de moda y todas lo reclaman?✨ porque a mi si y ciertamente estoy odiando esta sensación. Por qué tenía que nacer tan tóxica!!!!!! Perdón tenía que descargarme con alguien, lamento que sean ustedes 😭🤚

También quería disculparme por la demora, tenía muchos pedidos en mis demás libros y también tenía que estudiar muchísimo para la escuela por lo que mi cabeza por poco y explota. Anyways estoy de vuelta y voy a intentar subir todos los pedidos pendientes lo antes posible.

Besitos y cuídense bellas

❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞  SEBASTIAN STANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora